Hoy hace un frío de pares de guantes y gorro por lo que paso de quedarme fuera y me siento en la mesa que ocupara la familia captora de la última entrega. Abro la novela que estoy leyendo actualmente y un bloc de notas y un bolígrafo y adopto un aire de concentración que ningún trabajador del local se prestará a discutir aunque en la mesa no haya ni comida ni bebida alguna.
Han puesto también un banco corrido donde estuviera la mesa donde se quedó “Muerte entre poetas” (pueden leer sobre esta novela aqui) con mesitas individuales y paralela a la pared de los servicios y de una entrada que indica “Privado” hay una barra de bar con taburetes de media altura.
Me fijo en el último de los taburetes en el ángulo interior de dos paredes como lugar adecuado para liberar “Señuelo”, nombre apropiado donde los haya para lo que vaya a suceder, y allí se queda mostrando despreocupadamente su cubierta posterior.
Una chica con gorra de lana de color morado, bufanda a juego y amplio abrigo de color gris pasea un cochecito con bulto inquieto y de vez en cuando se sienta en la esquina de un banco mientras le murmura sonrisas. Espera a alguien.
Sale del servicio una joven parecida pero mayor y más alta y más delgada ¿la madre de la criatura?, y toma el relevo de ¿su hermana? que al dirigirse hacia la puerta mira de reojo el libro que contrasta rectangular y oscuro sobre el cojín redondeado y claro pero no detiene su avance.
Hay que entender que las necesidades fisiológicas puedan llegar a ser más apremiantes que las culturales.
Cuando regresa parece haber olvidado el asunto y marchan fuera.
Llegan dos chicos jóvenes, veintipocos, frikis, con un iPod de nueva generación en la mano se sientan uno al lado del otro en las mesitas individuales. Patatas con ketchup y Coca-colas gigantes y retazos de conversación alrededor de aspectos tecnológicos punteros de difícil asimilación para no iniciados.
Cuando uno se levanta para vaciar las bandejas en el contenedor mira automaticamente a su alrededor y ve el libro; hace gesto de acercarse pero la urgencia de su acompañante, a medio camino ya de la salida, le hace volver sobre sus pasos y ambos se van apresuradamente. Tal vez se les está escapando el tren.
Una pareja se sienta en la mesa al lado de la cristalera exterior, paralela a la fila de taburetes y mientras comen se miran y sus manos se encuentran yendo a buscar patatas y sus dedos se entrecruzan y sonríen. No descubrirían el libro ni que lo tuvieran al lado.
Una eficiente encargada que lleva rato arriba y abajo recogiendo mesas y limpiando se acerca a la barra y mientras pasa el paño ve el libro. Sigue frotando y mira alrededor, cuando sus ojos me enfocan agacho la cabeza y me pongo a escribir como atacado por un momento de inspiración. Pasado el peligro soy yo el que la mira y veo como coge el libro y le da la vuelta y lee como de pasada el título y descubre la invitación bookcrossing, aunque quizás no sepa que es ya que lo vuelve a dejar en su sitio.
Pasa a otra zona y continua limpiando hasta llegar a la pared del fondo y cuando regresa al punto cero coge el libro como al descuido y abre la puerta de “Privado” y entra, en un mundo vedado para el resto de los mortales, con su botín.
Pasa un buen rato y no sale. Me la imagino sentada leyendo.
Todavía no ha escrito nada en el diario. Si lo hace, lo publicaré.
Anuncio de próxima liberación
el lunes 28 de febrero liberaré "Shibumi" ( ¿de que va?) de Trevanian, a la misma hora y en el mismo lugar de siempre.
"Nicholai Hel es el hombre más buscado del mundo ya que con el devenir de los suceso se ha convertido en un artista del asesinato a sueldo...ahora debe enfrentarse a su enemigo más siniestro: una red de espionaje conocida como Compañía madre."