Jennifer Jen Dawson,
la protagonista principal de esta serie, es escritora de novelas de misterio,
que actualmente atraviesa un bloqueo creativo que retrasa la entrega pactada
con la editorial.
Mientras, regenta una
librería heredada en Riddleton, el pueblo protagonista, que cuenta con dos
empleados que esperan que las ventas remonten para disponer de un sueldo
estable.
Pero la vida sigue según
su ritmo rural y sus actos sociales agrupan a la mayoría del censo, y
desafortunadamente para víctima y afortunadamente para los lectores, en uno de
estos, celebrado en el restaurante de Tony para recaudar fondos para la
biblioteca, muere el comisario Vick, jefe de policía local, supuestamente víctima
de un envenenamiento.
Jen, la escritora protagonista,
esta vez acompañada de Savannah, una joven y sobrestimulada perrita que está
revolucionando su día adía, no puede evadirse del caso y menos cuando su amigo
Eric, agente de policía local, figura como sospechoso, y, como no, se involucra
en la investigación.
Un Cozy Crime, esencialmente
Chic-lit, que se mantiene fiel a la línea mostrada en su primera publicación, Asesinato en la librería, y con la que su autora Sue Minix se siente lo
suficientemente cómoda como para ir generando nuevas entregas de esta serie que
ejemplariza lo que viene a ser la evolución comercial del género policiaco con
un regreso a sus orígenes.
En La librera detective
nos encontramos con una trama amable y personajes a juego, buena vecindad y
paseos de ambiente rural que conforman una trama plana a la que se accede
mediante una lectura sin exigencias, ideal para quien lea durante un viaje o a
sorbitos diarios.
La cubierta muy conseguida, y más acertada que la de la entrega anterior, es un estimulante pinchazo a la curiosidad que incita a una lectura junto a un fuego, acompañada de una taza de chocolate caliente y algún producto dulzón de pastelería a juego con el argumento.