Un gato bobtail, nuevo miembro del universo Kinsey Millhome |
El Alfabeto del Crimen de Sue Grafton sigue completándose y acercándose a su final con esta nueva entrega y mantiene
la cohesión geográfica y ambiental, década de 1980, que conecta toda la serie y
sigue la evolución personal de los protagonistas como si fuera ayer la última
vez que coincidimos.
En W de Whisky nos
encontramos de entrada con dos cadáveres y un intervalo de varias semanas entre
uno y otro y nada que haga sospechar la más mínima relación. Uno corresponde al
de un detective privado y el otro al de un indigente no identificado.
Ambos cadáveres tienen un
punto en común: Kinsey Millhome, nuestra querida detective y protagonista de
toda la serie. El nombre de Kinsey aparece en un pedazo de papel en el bolsillo
del cadáver del sin techo. Kinsey no lo conoce y no sabe si la buscaba para
contratar sus servicios. Si conoce al detective privado, la otra víctima, con
quien había coincidido tiempo atrás y mejor no haberlo hecho.
El misterio está servido
y sitúa a Kinsey en el epicentro de un caso que destapará un poco más de su
desconocido pasado y con el que tendrá que lidiar y lo hará como siempre mientras
soluciona sus quehaceres cotidianos profesionales y personales y mientras
mantiene sus relaciones con su casero y amigo Henry y William el hermano de
éste, un gato como nuevo vecino y con el sobresalto hormonal que supone el
regreso de un querido antiguo novio.
Esta novela es
especialmente humana por el trato que dispensa a las víctimas de la marginación
social, los homeless, por lo general
rechazadas por propios y ajenos y por las muestras de generosidad que aún y así
florecen entre ellos y en algunos miembros solidarios de la propia comunidad.
Las premisas empleadas
por Sue Grafton para empezar sus novelas suelen ser situaciones prosaicas
relacionadas con las obligaciones profesionales de Kinsey que hábilmente
combinadas con el quehacer doméstico diario de los habituales protagonistas
acaban desarrollando una trama mezcla de costumbrismo y policial, sencilla y
desenfadada pero completa e interesante.
Y todo contado en ese
estilo Sue Grafton que nos es tan conocido y por ello querido. Ese estilo que hace
que todo vaya encajando y que avance lenta pero imparablemente hacia su
objetivo, ese estilo sinuoso pero decidido como el avance de una serpiente.
Impagable resulta la
subtrama lineal que desde el principio está presente y que hace referencia al
coche de Kinsey.
El alfabeto del Crimen,
decíamos al principio, está llegando a su fin, esta novela es la número 23 de
la serie y tal vez su mayor logro sea el de mantenerse constante y fiel a su
primera entrega, si bien es cierto que acusa dificultad para ser sorprendente y
original.
Sue Graton en Negra y Criminal durante su estancia en BCNegra |
Que duda cabe que
incremento del número de páginas (terrible imposición que azota a la novela
negra en los últimos años) tiende a ralentizar el ritmo narrativo pero la
autora lo aprovecha inteligentemente para ir insertando reflexiones de la
protagonista no exentas de su peculiar sentido del humor.
Esperando la entrega con
la letra X, de xilófono? de xilografía? xenofobia? xenofilia? xerofagia?...
Lean aquí la reseña dedicada a su novela anterior
titulada V de venganza y a la
valoración del conjunto de su obra.