Independencia por que transcurre en un período convulso
en Catalunya previo a un referéndum local que defina el grado de tendencia
nacionalista del país y de intereses porqué son varios los que se entremezclan
y confluyen en un asesinato que aún deja más abierto el argumento.
Un contrato manuscrito del siglo XI puede alterar el
orden social en la comarca del Vallès Occidental. Lástima que Nostradamus no
entrara en profecías localistas ya que de poder preverlo, los protagonistas de
esta novela no verían expuestas sus miserias.
Un argumento que teje historias de personas públicas con
sus vidas personales y públicas y las de la función social o partido al que
representan, y esconde un socarrón sentido del humor al entretejerlas.
Mismo humor, ahora más irónico y rozando el sarcasmo con
el que trata las heterogéneas reuniones que celebran representantes del
Ejército, de los Mossos d’Esquadra, de la Guardia Civil y del Centro Nacional
de Inteligencia en sus sesiones de trabajo de investigación de los distintos
sucesos que van confeccionando el mosaico.
Situaciones, todas, en general, que permiten esa segunda
interpretación más irónica sobre la poca talla profesional y humana que tienen
quienes más deberían tenerla: los representantes de las variantes de poder, ya
sea político, prensa, eclesiástico o militar, a los que presenta con menos
cerebro que un mosquito y más miopes que Rompetechos.
En Independència d'interessos los estamentos están representados como en aquellas épocas
lejanas en que las calles estaban pintadas de gris y los programas de
televisión en blanco y negro.
Todo un análisis sociopolítico de la condición humana. De
la irresponsabilidad y de la incapacidad de trabajar en equipo. Todo un
reconocimiento al existencialismo de Sartre en cuanto que cada individuo
resuelve sus problemas vitales enfrentándose a ellos según sus propias
limitaciones y convicciones.
El autor Marc Moreno ofrece una variante en la estructura
habitual del thriller al dotarlo de humor sano y estructura folletinesca y
hechuras de vodevil.
Para nota, faltaría que su escritura profundizara más en
los personajes, las descripciones resultan demasiado sucintas, y en los diálogos,
tanto en conversación como en interrogatorio, a los que un poco más de
contundencia no vendría mal.
Sin duda hay que seguir a este autor.