Elenka es una escort de lujo, rusa y subyugada
por un poder tan ominoso como poderoso del que solo pensar en librarse ya
provoca dolor, aunque sea su solo objetivo, y que está alojada en el hotel donde
trabaja Mercè.
Issa es una ex de un cuerpo militarizado cubano
de elite a quien los suyos no perdonan que les haya abandonado y por eso lleva tiempo
huyendo de todo y de todos sin dejar de mirar atrás.
Tres mujeres, sin nada que les una, van a ver sus
destinos confluir de repente y van a depender unas de otras si quieren
sobrevivir.
A los thrillers hay que pedirles, pero no
exigirles, credibilidad argumental, y sobre todo que haya buenos y malos claramente
diferenciados. Buenos tan buenos como para identificarse con su lado vulnerable
y desearles una victoria que de por si se antoja imposible, como en este caso
donde tres mujeres van a enfrentarse a una rama de la mafia rusa tan poderosa
como el ejército de un pequeño país. Y malos tan malos y desagradables como
para desearles la muerte no sin antes una buena dosis de sufrimiento que es
solo una ínfima parte del que han prodigado generosamente.
Y Vladimir Hernández sabe como dibujar personajes carismáticos.
Deudas de sangre es un thriller que demuestra haber hecho los deberes para obtener tal calificación. Personajes carismáticos, violencia, cadáveres, persecuciones y giros de guion, todo servido a ritmo de vuelta rápida de fórmula 1.
También es otro thriller más con todos los
ingredientes que hoy el mercado demanda: protagonistas todas femeninas, guapas,
sexis y empoderadas. Más listas, atrevidas y resolutivas que los protagonistas
masculinos, todos secundarios, previsibles y testosteronicos. Lesbianismo light
y tour nomenclátor por calles y carreteras y topónimos que dan verosimilitud a
los recorridos pero que no aportan idiosincrasia argumental más allá de movimiento.
Deudas de sangre es de
lectura fácil que les va a entretener, incluso emocionar sin exigirles nada a
cambio.
Del mismo autor también reseñadas en este blog y con más enjundia, y por ello más recomendables si cabe, están Indómito y Habana réquiem