Se ha dicho y repetido: los padres no deberías jamás
sobrevivir a los hijos. Y Paul y Carol son unos padres que se encuentran en la terrible disyuntiva
que supone empezar a asumir que su hijo quizás haya muerto. Aceptarlo supone
dar un portazo a la esperanza, algo en lo que no están dispuestos a ceder.
Ciudad del Sol es una magnífica novela negra que se
inicia con la desaparición la mañana de un 24 de octubre de un niño de poco más
de doce años mientras realiza su recorrido matutino en bicicleta repartiendo
periódicos en un barrio de clase media alta de la habitualmente soleada
Indianápolis.
El tiempo transcurre sin noticias, las investigaciones no
avanzan, la desesperación de los padres va en aumento, su vida de pareja se deteriora, sus idelaes como personas se deshilachan, todo empieza a carecer de razón de ser y solo hay un motivo para seguir viviendo: saber de su hijo.
La novela recupera la figura tradicional, y se agradece, del
detective integro de novela negra clásica que exorciza sus propios demonios
dando caza a los de los demás y para el que no existe otra ética que la que
contrae con su cliente, por encima de sus propios deseos o necesidades; por lo
que no hay límites en los medios a emplear. Ni legales ni morales.
Es una novela magnífica en su planteamiento clásico de
investigación retrospectiva: lo sucedido se investiga desde años después del
suceso; cuando, según dicen los que entienden, las pistas ya están frías.
Hereda también del clasicismo la figura y maneras del
detective Frank Behr que actúa con pasional entrega lírica; y también un
meticuloso tempo de avance en el desarrollo de la trama en el que cada nueva
pista genera esperanza y a la vez un terrible y escalofriante presentimiento.
Pasadas las tres cuartas partes, la novela cambia su
ritmo pausado y analítico para pasar a visceral y con ello consigue mayor
velocidad para convertirse en trepidante y adictiva hasta su final.
David Levien ha escrito una novela minuciosa en las
interiorzaciones de los actos de los distintos protagonistas, y en sus pensamientos,
para ofrecer al lector la posibilidad de experimentar las emociones de tan
amarga situación; y lo consigue, consigue que sintamos la misma impotencia y la
misma rabia y que lo pasemos igual de mal.
David Levien retoma la esencia de la novela negra y la
actualiza sin traicionar sus intenciones primeras en las que la denuncia de lo
podrido y de la ineficiencia de los valores fácticos y la libertad de tomarse
la justicia por la propia mano no son sino el llevar a la práctica pensamientos
que muchos inhiben pero que no por eso dejan de tener.
Este revival no tiene nada de nostalgico y si mucho de
integridad. Un retorno a los valores que encumbraron el género.
En la novela hay música para acompañar unas jóvenes en un
escenario de barra vertical de striptease:
Cherry
Pie,
para captar la atención.
Mr.
Brownstone, para seducir.
Don`t
close your eyes, para calentar.
Home
sweet home o Don't know what
you got, para el mutis.