Anna (la actriz Kristen Bell) es una mujer joven a la que
un escalofriante suceso le arrebató la vida de su hija, rompió su matrimonio e
hizo añicos su vida que intenta recomponer pegando los trocitos que va recuperando.
Tiene por compañía vino a copas, una detrás de otra, y
ansiolíticos y antidepresivos. Aún suele cocinar su famoso gratinado de pollo
aunque ya no tenga quien lo deguste y alabe; y ha abandonado en el desván sus
útiles de pintora truncando así lo que prometía ser un brillante futuro artístico. Sus aptitudes culinarias y artísticas relegadas a simples manualidades de escuela.
Pero he ahí que nuevos vecinos en la casa de enfrente vienen a alterar su rutina y a despertar motivaciones dormidas para seguir teniendo ilusiones.
Ilusiones para reactivar pulsión de vida, ya que tan pronto
siente un impulso sexual irresistible como uno maternal inenarrable. Y ver un
asesinato desde la ventana del salón, remedo con gaseosa de La Ventana
Indiscreta, y contarlo a todo el mundo sin que nadie te crea, no solo no ayuda
a la estabilidad psíquica y emocional, sino que o te hunde en tu depresión o te
levanta el ánimo.
La serie, sembrada de cadáveres, tiene una vis cómica de
claro humor negro que no solo se manifiesta constantemente en pequeños detalles
sino en el tono general y especialmente en los dos finales: el que cierra el
arco argumental y el que da pie a un continuará.
El almacenamiento de corchos, la forma de llenar la copa, las cazuelas y su trágico fin, la ombrofobia o fobia a la lluvia, el surrealista final de su hija, el arreglo de su buzón, los ruidos en el desván, las alucinaciones… mil y un aspectos que buscan la complicidad en el humor e insieren la semilla del terror esperando que dé sus frutos, aunque no sea para aterrorizar sino para sorprender y a continuación provocar hilaridad.
Una sola temporada, de momento; un total de 8 episodios de
unos 25 minutos cada uno, lo que da para verla toda entera de una sentada y quedarse con ganas de más.
Sus creadores y el amplio equipo guionista ha trabajado duro para distanciarse lo suficiente del original y mejorar lo que en él se quedó a medio camino. Su título evoca inequívocamente al best seller La mujer en la ventana que también fue llevado al cine con el mismo título. Un producto de consumo rápido, rechazado por crítica y público, que ahora se ve revitalizado en esta serie con un reenfoque satírico, gore y noir.
Ideal para llenar una tarde de estas fiestas si no son
amantes de procesiones y su economía no está para viajes. Van a divertirse a
costa de las excentricidades y desbarajustes de un guion que, a pesar de lo que
pueda parecer, es inteligente y capaz de armar una interesante y seria
trama de misterio que mejora en mucho otros productos de similar factura con
los que podría llegar a confundirse.
No se la pierdan.
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