lunes, 11 de octubre de 2010

Gimlet

Los estertores de muerte del dictador Franco dieron paso a las contracciones del nacimiento de la libertad, bien tan preciado por aquel entonces y hoy tan poco valorado, y las ciudadanas y ciudadanos de este país se abrieron a todo lo que les venía; abrieron sus mentes, abrieron sus brazos y se abrieron de piernas.

La década de los ’80 se vivió a borbotones y llenó a la gente de cultura de la que tan bajo mínimos estaba. Y surgieron publicaciones, revistas, agrupaciones, ateneos, fanzines, cómics, emisoras de radio, asociaciones de vecinos y cine underground amén de otras manifestaciones más psicodélicas. Y también nació Gimlet.

Gimlet, no solo es el nombre del cóctel que toma Philip Marlowe, y el de una coctelería de Barcelona donde además lo sirven, sino también el de una publicación mensual que en marzo de 1981 reclamaba su espacio en los kioscos de la época para deleite de los seguidores del género policiaco y de misterio y que también era un cóctel ya que mezclaba sabiamente relatos cortos con noticias con ensayos con artículos con cómics con críticas literarias, cinematográficas y teatrales e incluso con un osado intento de diccionario criminal todo bajo firmas de lujo que entonces, hoy y mañana requerirían que nos quitásemos el sombrero caso de que lo lleváramos: Manuel Vazquez Montalbán, Javier Coma, Jaume Perich, Salvador Vázquez de Parga, Eduardo Méndoza, Andreu Martín, Maruja Torres, Xavier Domingo, Miguel Vidal Santos, Cristina Fernández Cubas, Juan Madrid, y mil disculpas a los no citados.

Y nunca discriminó por ser de este o del otro lado del Canal o del Atlántico, por ser serie enigma o serie negra. Ridiculizó a los viscerales que denostaban por ser de uno u otro bando. Como decía el recién fallecido Raimon Paniker, podemos discriminar pero nunca juzgar, por eso extraña que aún hoy resuenen, incomprensiblemente, tímidos tambores de guerra que incitan a la excomunión de los impuros, anteponiendo como única verdad la serie negra.

Convendría recordar que las luchas fraticidas debilitan la especie y amenazan irremediablemente su futuro y en este sentido se debería agradecer el esfuerzo que gente como los que se irán añadiendo en la sección de Confidentes en este blog, vienen realizando con notable dificultad pero con la entereza y profesionalidad con la que Harry Morgan dirigía su embarcación entre los Cayos y sudaba ante las ironías de Marie la flaca.

Gimlet fue para el género interrobang como los fuegos artificiales para las verbenas y así había de ser puesto que fue concebido en afables y caóticas reuniones llenas de ilusión etílica y bautizado en el añorado restaurante barcelonés de La Odisea, que su dueño y chef Antonio Ferrer abandonaría años después para reinventarse en l’Empordà; la publicación recorrió poco más de un año de nuestra vida y falleció en extrañas circunstancias víctima tal vez de su propia osadía y vanidad, aunque preferimos engañarnos y creer que la mató un desconocido al que hay que darle caza. Hay crímenes que nunca deberían prescribir.

Búsquenla en las hemerotecas y recuerden su reclamo en los kioskos: Si no la encuentras, silba.

2 comentarios:

  1. FELICITATS PEL TEU BLOG!!!!. T' ANIRÉ SEGUINT...i vigilant,je,je,je

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  2. Enhorabuena por la iniciativa!! Seguiré cauteloso tu huella ..

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