Cada cual en su casa y la maldad en la que pueda entrar. |
La maldad que se ve es la que se manifiesta si ejerce dolor
físico, pero también existe la maldad invisible y es la que supone agredir y
dominar psicologicamente a alguien. Cuando eso sucede la persona sometida
reduce su vida a la de un simple títere. Sigue con vida, sigue consciente, pero
pierde la capacidad de decidir y sufre. Sufre lo indecible.
En la sociedad digital actual hace mucho tiempo que las relaciones con el vecindario
se reducen a un ligero contacto visual y a unas frases hechas. Normas de
cortesía forzadas que si se pudieran evitar se evitarían. La gente tiende a
aislarse y no desea que nada ni nadie interfiera en su mundo.
Las relaciones humanas, en la época en que es más fácil
establecerlas, se están perdiendo. Incluso con los amigos y los familiares.
Poco contacto físico y contacto telefónico substituidos por whatsapps y otros
mensajes de texto.
No es de extrañar pues que pueda desaparecer una familia
sin casi levantar sospecha; que pueda alguien suplantar una personalidad
distinta; que pueda alguien extorsionar alguien más débil.
Cada cual en su casa y la maldad en la que pueda entrar.
Takakura vive con su mujer en un barrio residencial de
Tokio. Es psicólogo criminalista que trabaja de profesor en una universidad y
que tiene alguna fantasía con una alumna de la que es tutor en su trabajo; un
día Nogami contacta con él, un antiguo compañero de colegio y hoy inspector de
policía, para que le ayude a entender un caso pendiente de resolver acaecido
hace años.
Un matrimonio y su hijo desaparecieron sin dejar rastro y
ahora su hija, que e libró del suceso por estar aquel día ausente, aporta nueva
información. Nogami pide a Takamura que le ayude a estructurar los nuevos datos
y poder perfilar la naturaleza criminal de quien fuera que hiciera lo que hizo.
Los años transcurridos desde aquel caso pasan como un
suspiro cuando de nuevo se suceden asesinatos y tenebrosos misterios.
Sin sospecharlo, Takamura y su mujer van a participar de
una investigación que va a alterar sus vidas y va a inquietar sus corazones.
Una investigación que va más allá de localizar a un culpable y detenerlo.
Yutaka Maekawa |
Yutaka
Maekawa compone un thriller propiamente japonés. Donde ser educado
y respetuoso marca la diferencia entre comunicar unas sospechas o no hacerlo; donde
tomar unas decisiones tiende a provocar desastres y donde la reflexión puede
explicar hechos aparentemente imposibles.
Creepy es novela negra japonesa, ya saben: de evolución lenta pero sin marcha atrás. Como una mecha prendida.
De lectura pausada, a veces irritante, a ojos occidentales, por la poca
capacidad de reacción que muestra el protagonista, anodino y de monótonas
rutinas, a veces confusa por giros que poco parecen aportar y ralentizan, aún
más, el ritmo. Aunque todo tiene su razón y su motivo y es al final, cuando las
piezas encajan, cuando todo tiene su explicación.
Hay más reseñas de novela negra japonesa en este blog. Pinchen
aquí para ver la lista. Y si
aún no la han probado ¿a qué esperan?
Ostras, el interior no sé como será, pero la portada se la podían haber currado un poquillo, ¿no?
ResponderEliminarUn placer leerte como siempre, Jordi.
Creo que, en general, respetan bastante las ediciones originales.
EliminarSaludos!