Cada vez hay más gente que escribe, fíjense que digo gente,
aunque podría decir personas, pero algo se me resiste a llamarlas escritoras o
escritores; escribe, bien aprovechando un rebufo de su ya manifiesta popularidad o lo hace pretendiéndola.
Se escribe de forma totalmente resultadista porque es lo
que demandan las editoriales: cuenta de resultados.
Gente, o personas como prefieran, pero no escritoras o
escritores, debo insistir en ello, conocida principalement de la televisión o de las redes
sociales, más que de otros medios de comunicación, se lanza por
ambición o por encargo a escribir novela negra, policiaca, detectivesca…como si
no hubiera un mañana.
Y si no saben escribir siempre habrá alguien que, de
tapadillo, salve los muebles, alguien que escriba en B. Lo de no saber escribir no es un tema ortográfico
o gramatical sino literario, ya me entienden.
El fin es conseguir el pelotazo. Sacar un libro en fechas
señaladas de venta asegurada, vender tanto como se pueda y más, y tomar el
dinero y correr hasta la próxima cita populista.
Los libros así escritos ya están pensados para ser
fácilmente guionizados y convertidos en serie televisiva. Y también para ser
carne de cañón en redes sociales. Ya no
son obras literarias son un bussines case.
Y tanto da el genero elegido, mientras venda. Que ahora
toca fantasía pues a soñar con unicornios; que romántica, pues a verter
lagrimas frente puestas de sol; que histórica, pues a sacar los trapos sucios
de alguna reina o rey aún no investigado; que novela negra pues a matar a
alguien y elegir cliché que lleve la investigación, total ¿no son todas las
novelas negras iguales?
El exceso de producción lleva a esto. Y como que vivir de
la literatura no solo es difícil, sino que a menudo es imposible, muchas de las
escritoras y escritores precisan de empleo fijo o pluri para cuadrar las
cuentas, que también comen y la luz se puede apagar pero no siempre pagar.
No tienen el rebufo de los medios para liderar ventas.
Escriben mejor pero poco importa si la mayoría de quien compra por Sant Jordi,
en las distintas Ferias del Libro, por vacaciones y para regalar por Navidad
solo busca el best-seller recomendado o la cara conocida en la contracubierta.
En este país muchas firmas están sobrevaloradas por prensa,
blogs, podcasts y editoriales que encumbran a la primera de cambio. Por el
interés te quiero Andrés.
La novela negra hace tiempo que murió de éxito cuando
conocidas voces de la radio, rostros famosos de telediarios, polémicas e
histriónicas figuras de tertulias, influencer de redes y guionistas de series televisivas
se pasaron al noir.
Esta burbuja tiene que explotar y después de un reset,
empezar de nuevo por el bien del género.
Hoy la novela negra se escribe pensando en multimedia y en
rentabilidad, la cuenta de resultados antes que la calidad, y no es malo del
todo ya que las editoriales y las librerías también comen y también pagan la
luz, solo les malo, o peor, cuando el argumento es simple decorado, atrezo de oropel que cuando
rascas con la uña, el negro, destiñe.
No es noir todo lo que reluce.
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