domingo, 8 de diciembre de 2024

Barcelona Alma Negra de Lapière y Pellejero

El fin de una guerra siempre trae alegría por haber salvado la vida y desconcierto por no saber como gestionar el presente. Y es que nunca nadie ha enseñado como superar ese trance mental, la pérdida de allegados y como comportarse ante el derrumbe físico.

Barcelona Alma Negra es una historia que transcurre en ese limbo que supone el haber perdido una cotidianeidad y tener que construir una nueva.

Es una historia que evoluciona desde poco antes de que las tropas nacionales, victoriosas del golpe de estado contra la república, entren en Barcelona y finaliza el 20 de noviembre con el anuncio de la muerte del dictador.

Entremedias la historia de un país que se asoma pero no se muestra del todo, el temor justificado entre los perdedores no desaparece, va pareja a la biografía de un joven de 8 años, cuando se inicia el relato, y su evolución social para pasar de hijo de un tendero de barrio a adinerado maduro empresario de renombre.

Pero no se pasa de la miseria a la opulencia como se cruza un puente, antes hay que construirlo y en época de posguerra hay suficientes medios, si se guardan los remilgos y se es osado, para conseguirlo.

Las grandes riquezas se fraguan en épocas de penuria y desgracia.

Litos, que vio a su madre asesinada, cuando tiene casi edad para salir viaja a Francia para intentar conseguir productos que vender en la tienda de comestibles familiar y con ello entra en el mundo del estraperlo donde hay que moverse con la agilidad silenciosa de un gato.

A su regreso a Barcelona se encuentra con que las cosas han cambiado, no son como las dejó y sabe que solo siendo fuerte sobrevivirá. Hay que establecer alianzas incluso con el diablo.

Denis Lapière y Gani Jakupi escriben un guion que revisa la historia del inicio de una gran fortuna, que se fragua en épocas de penuria y desgracia, a imagen y semejanza de tantas otras que no solo aun perduran sino que al dinero suman el poder que conlleva.

El relato es un fresco social de una época convulsa, y los dibujos y los colores de Rubén Pellejero, Eduard Torrents y Martín Pardo lo ilustran como fotografías de un álbum olvidado, que duele al revisarlo.

Ciertamente se le agradecería mayor minuciosidad en los detalles y más costumbrismo en calles, en los exteriores y los interiores de las viviendas y en marcas de productos. Es como si la búsqueda de documentación para referenciar realidades no tuviese prioridad y eso dibuja una ambigüedad que no ambienta la historia como podría y debería. Quienes no lo vivieron o conocieron posteriormente necesitan de imágenes que gravar en la retina y estimular el cerebro. 

El resultado es un thriller histórico y de suspense que no se resuelve hasta la última página, la 144, y que se lee con angustia y tristeza.

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