miércoles, 21 de mayo de 2025

D’eath – 1. El Duelo de Vicente Cifuentes y José A. Fideu

Ulysses D’eath, un detective racionalista, va a enfrentarse en un singular duelo con  Delynne Sutherland, una médium, que proclama la verdad del espiritismo.

Ambos, junto con unos pocos elegidos acompañantes, van a permanecer aislados en una mansión situada en una solitaria isla, donde van a practicar sesiones en las que D’eath espera desenmascarar a la vidente y demostrar al público la falsedad de dicha práctica.

Partiendo de esta premisa que nos retrotrae a cuando Houdini y Doyle se enfrentaban por la misma razón.

Cuando el ilusionista ridiculizaba a supuestos videntes y médiums a los que retaba a comunicar un peculiar mensaje, y Doyle se empeñaba en creer en todo lo sobrenatural incluidas la hadas.

El guión se enrosca para añadir el suspense propio de la famosa novela policíaca 10 negritos, de la sin par Agatha Christie, al tomarle prestado el aislamiento insular, las invitaciones selectivas y la constatación de que entre el grupo hay un asesino.

Una intrigante historia cuya tensión va in crescendo y culmina en un doble final en el que se dirime el duelo entre la lógica y la fe, y se resuelve el caso criminal; y a la vez se abre la puerta a una nueva entrega igual o más apasionante.

José A. Fideu se encarga del guión que, aunque no resulte muy original, consigue que hilvane bien todos los hilos para mantenerlo cohesionado y no mostrar fisura alguna, aunque la confesión de D’eath peque de melodramática. A la trama principal, le añade una subtrama en paralelo que no es sino el embrión de un nuevo caso para D’eath que pone los dientes largos a los lectores.

Y Vicente Cifuentes ofrece un dibujo trabajado y preciso, buena ambientación de época, paleta de colores adaptada a cada secuencia, muy similar a la empleada en su obra Whodunnit, e idéntica variedad en las expresiones y los gestos que confieren esa actividad propia de los seres vivos aunque que sea en plano bidimensional. Solo, por mejorar algo, algunas barbas de trazo demasiado recto y uniforme desdicen lo anteriormente expuesto. Un trabajo que entra bien por los ojos y satisface plenamente a quien lo mira.

La edición a cargo de Serendipia cuida hasta el mínimo detalle, así que el libro resultante en formato y continente tiene todo lo que se le debe pedir a una obra de calidad.

Hay que seguir a D’eath y a este tándem de creadores que prometen una serie llena de misterios y sobresaltos al más puro estilo de las novelas enigma de la Edad de Oro del policial británico.

Esto no ha hecho más que empezar. Afortunadamente.

 

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