miércoles, 29 de marzo de 2017

Habana réquiem de Vladimir Hernández

Novelaza de procedimiento policial
Habana réquiem es una novela negra de sentimientos confundidos. La facción más cerrada de la ideología revolucionaria se ve sacudida por los vientos del aperturismo político y económico y sus militantes, ya fueren por devoción u obligación, se sienten confundidos ante la incertidumbre de cómo comportarse. Sentimientos ambivalentes.

El aperturismo es un sarampión inevitable contra el que no hay vacunas; los gobiernos, las fuerzas sociales y los ciudadanos deben sobrellevarlo como se pueda; aferrarse a principios de solidaria convivencia y buena vecindad suele dar buen resultado; cualquier gesto es bueno para que la enfermedad no degenere en pandemia y en lugar de infectar a unos pocos devaste como una plaga.

La novela transcurre por las calles de La Habana Vieja; el pulso de sus calles, los latidos de sus habitantes marcan el ritmo de una particular forma de entender la vida y algunas de esas calles ocultan marginalidad y criminalidad a partes iguales; es lo que tiene el aperturismo, que cuando se abren puertas entran tornados y a nadie se le instruye sobre lo que va a pasar y cada cual arrambla con lo que puede. Incluida la policía. Incluidos mandatarios.

Los delitos son los daños colaterales y se presentan a ojos de la policía como platos de un self-service del crimen: ligeros, indigestos, amargos y ácidos.

Y los platos que se encuentran en la novela se han cocinado con persecución con resultado de muerte fortuita, suicidio, violaciones, asesinato, trapicheo de droga y corrupción policial.

Habana vieja, donde trascurre Habana réquiem

Eddy, Puyol, Batista, Ana Rosa, Manolito… tenientes y agentes cada cual con su caso, cada cual con su plato de self-service que no ha elegido y que probablemente no resulte apetecible pero es lo que hay.

Habana réquiem es una novelaza de procedimiento policial. Por contextualizar que no por comparar, sería como evocar lejanamente al Distrito 87 de Ed McBain. El paisaje aquí es La Habana, concretamente el entorno conocido como La Habana Vieja, y a la comisaría se la conoce coloquialmente como la Mazmorra.

Vladimir Hernández
Vladimir Hernández muestra los estragos de ese aperturismo sin recrearse; los cubanos saben que la vida hay que tomársela con humor, aunque este roce el cinismo y el sentimiento de pertenecer a un colectivo sigue siendo un lazo muy fuerte entre los isleños.

La novela da voz a distintas sensibilidades policiales y distintos tipos de delitos y de víctimas para ofrecer un reflejo lo más amplio posible de todas las caras del poliedro. Recrea los sucesos desde una perspectiva coral narrada con ritmo ágil y con interés creciente en cada investigación que impide despegar el libro de los dedos.

Vladimir Hernández escribe con un discurso musicado por la sonoridad de palabras autóctonas que, sin caer en el cursilismo, conforman verdadera poesía social. No dejen de leerlo o se arrepentirán.

La novela, comprada en SomNegra vino con un bonus muy especial y es una narración mecanografiada de nueve páginas, que aún no forma parte de ningún libro, titulada Felatio de parca (Una historia de la serie Habana réquiem) y que es un apetitoso bombón para tomar como postre después de la lectura de la novela.

En ella se cuenta como al capitán Luís Enrique Almanza, de la Mazmorra, se le cuestiona su virilidad algo muy ligado al honor y que no puede soportar el deshonor.

Una narración negra cargada de humor negro que estaría increíble dibujada como cómic. Yo lo veo. Ahí lo dejo.

La anterior novela de Vladimir Hernández, Indómito, ya se reseñó aquí en este mismo blog y fue merecida ganadora del Premio de Novela Negra L’H Confidencial 2016.






domingo, 26 de marzo de 2017

Los amigos del crimen perfecto de Andrés Trapiello

La novela ganó el Premio Nadal 2003.
Un escritor de bolsilibros policíacos, un grupo de aficionados al género que alrededor de una mesa de bar en un café de Madrid postulan sobre el crimen perfecto, un intento de golpe de estado fallido (23 de febrero de 1981) y una apología de la venganza es de lo que trata esta novela.

Paco Cortés, recién separado y con una hija, vive solo aunque intenta reconquistar a su esposa y sobrevive escribiendo novelas policíacas de kiosco para una editorial que lo explota y ningunea. Su suegro, Luís Álvarez, es un comisario de policía que añora el antiguo régimen y al que el intento del golpe de estado le hace soñar con un nuevo amanecer; ambos se detestan.

Sus amigos, tertulianos de método y crítica literaria y aspirantes a vivir en un libro encuadernado de negro y con páginas por escribir con sangre de ficción se recluyen en su mundo de fantasía empleando seudónimos al uso: Spade, Maigret, Simenon, Marple… que les permita evadirse por unos instantes de su realidad en la que ejercen de abogado, bancario, relojero, policía…

La novela Los amigos del crimen perfecto es un río de varios brazos por donde las corrientes avanzan en paralelo: la vida de Cortés es uno, su relación con Dora, su mujer, es otro, la relación con su suegro otro, la relación entre los tertulianos otro y el crimen es otro.

Un crimen que despierta temores, sospechas y separación entre los tertulianos: el asesino podría ser uno de ellos. Una cosa es leer sobre crímenes y otra departir con un asesino; aunque para algunos sea la ocasión de poner a prueba sus teorías y constatar si existe el crimen perfecto o es todo inoperancia policial.

La novela tiene un antes y un después del crimen; el antes es vivir en la fantasía literaria especulando sobre que motiva al criminal a matar y el después desarrolla lo que hoy se conoce como memoria histórica de la Guerra Civil y que por aquel entonces era todavía pasado más o menos cercano y heridas abiertas.

Andrés Trapiello
Andrés Trapiello pinta un retrato tópico de esa España madre de una democracia recién nacida y lo envuelve en novela policíaca (sin llegar a quajar) porqué al crimen le gusta cualquier época y se encuentra a sus anchas en cualquier contexto.

Andrés Trapiello me ha hecho consultar el diccionario como nadie hasta ahora lo había hecho y se lo agradezco; he disfrutado con sus neologismos y he conocido un montón de palabras de las que no tenía ni idea de su existencia (como tantas y tantas debe haber) y que lamento no poder retener en la memoria como él, aunque si las usara la pedantería me traicionaría.

Al disfrute final le queda el regusto de pensar que la trama hubiera podido ser aún más apasionante, razón de más para cuestionar el premio. Claro que los premios son otra historia.

miércoles, 22 de marzo de 2017

El beso de la sirena negra de Jesús Ferrero

Eros y Thanatos. Atracción y
repulsión. La fuerza y el reverso
tenebroso.
Desde la publicación de las lejanas Bélver Yin y Opium nada había vuelto a saber de este autor hasta ahora que me he encontrado con El beso de la sirena negra, una interpretación de la novela negra muy en su estilo y en la que resuenan ecos de las dos citadas.

Esa búsqueda del yo existencial, esa sublimación de lo terrenal como medio para elevarse al plano espiritual, esa forma tan visceral de entender el deseo y el placer, la lujuria y la pasión, ese confundir contornos de ilusión con realidad. Esos personajes fieles a su propia ética y moral siempre a contracorriente.

Como los que se creen personas viendo el reflejo del espejo pero que en realidad son solo el animal, en su caso desatado, que todos llevamos dentro.

Novela breve de trama policial simple, trufada de provocaciones que pretenden escandalizar; algo que se podía lograr en 1981, pero que ahora solo pueden despertar alguna emoción a los nacidos después de esa fecha y aun con reticencia.

La calidad de su prosa se mantiene intacta pero si antes se exhibía como ariete de originalidad trasgresora ahora lo hace al servicio de otros intereses sino ¿qué necesidad había de enfocar sus disertaciones sobre la dualidad humana desde el punto de vista de novela negra? ¿Acaso la moda de la etiqueta tiene algo que ver?

Jesús Ferrero
En las novelas de Jesús Ferrero brilla la estética, omnipresente, y se antepone como vestido de gala a las disertaciones filosóficas frente a las morales que pretenden contextualizar la existencia de la virtud para poder diseccionarla psicológicamente y convenir cuanto de ella es goce y disfrute y cuanto es censurable y pecaminoso.

Eros y Thanatos. Atracción y repulsión. La fuerza y el reverso tenebroso.

Ágatha Blanc es la detective a la que Lucía Valmorant, madre de Alize, contrata para conocer el paradero de su hija y saber que clase de vida lleva.

Una investigación fácil hasta para un aprendiz que Ágatha resuelve con celeridad; argumento endeble y pueril, excusa para revisitar los límites de la seducción y la tentación, de la sumisión y el dominio, de la permisividad y el prejuicio a un nivel de mucho envoltorio y poco contenido y la sombra de Freud tamizando la luz.

Es una novela de la que no se sale indemne y que abre interrogantes pero etiquetarla como novela negra es innecesario. El autor no debería necesitar ese reclamo.

Si no han leído nunca a Ferrero es una buena ocasión para conocerlo, la novela es un compendio del manifiesto literario del autor.

domingo, 19 de marzo de 2017

The night of, serie de tv

The night of es una serie adusta pero
convincente y un deleite como pocas.
Nasir Khan, un joven universitario americano de raíces pakistaníes, ve como una sucesión de acontecimientos acaecidos en unas pocas horas en la noche de su vida, voltean su convivencia organizada y racional y la de su honrada y humilde familia.

Es lo que tiene el sueño americano que nunca sabes cuándo se va a convertir en pesadilla. Desde lo sucedido el 11-M los musulmanes en New York andan con pies de plomo ya que ostentan el número 1 en el ranquing de rechazo. Son denostados a la más mínima ocasión, son culpables a la más mínima sospecha.

Así pues cuando Nasir Khan se ve envuelto en un asesinato ya tiene todo y a todos en su contra y solo un abogado de tres al cuarto, John Stone, pero gran conocedor y hábil empleador del razonamiento casuístico, le permitirá albergar alguna esperanza de librarse de la condena a cadena perpetua.

El abogado John Stone es un personaje atormentado pero absolutamente pragmático; una interpretación muy documentada, otra más en su larga carrera, de Oscar para John Turturro que es el actor que lo encarna. Como lo es también brillante y llevada al límite la actuación de Riz Ahmed en el papel de Nasir Khan: vemos cómo cambia su físico y su personalidad; así su rostro, su mirada, su musculación, sus gestos, sus actitudes y su comportamiento se van endureciendo por las circunstancias carcelarias.

Sin olvidar los dos secundarios principales: Michael K. Williams en el papel del preso Freddy Knignt y Amara Karan en el de la abogada Chandra Kapoor.

Chandra Kapoor, Nasir Khan y John Stone en la sala del tribunal

Una serie que utiliza un asesinato para poner el énfasis en la interpretación de castigar al culpable y proteger a los vivos. Una actuación que, siendo humana, puede estar sujeta a errores y negligencias, pero no debería estar sujeta a intereses de raza, de sexo o de religión, pero por encima de todo nunca debería estar sujeta a los intereses particulares de cada uno y vinculados a sus aspiraciones profesionales y políticas.

Una vez más entendemos porque a la justicia se la representa con una venda en los ojos: no es para ser imparcial es por no ver lo que se hace en su nombre.

The nigth of es una serie por la nos movemos arrastrando los pies deteniéndonos cada pocos pasos, como buscando confirmación de que vamos en buena dirección.

La serie ofrece una riqueza interpretativa como pocas, con personajes memorables y casi tanto lenguaje corporal como oral; unos interiores y unos exteriores absolutamente reales y cuando no, absolutamente veraces y una técnica narrativa que puede parecer adusta pero que simplemente busca ser convincente mientras se aleja del tontismo comercial.

Largos planos estáticos encuadrados desde ángulos poco comunes buscando una composición plástica nada habitual en las series televisivas convierten a esta en una realización más fotográfica que de telefilme.

El guión muy bien resuelto por Steven Zaillian y Richard Price es en realidad el de una gran película, su estructura es propia de un film, solo que el exceso de metraje la ha encapsulado en episodios para hacerla digerible. Este planteamiento lineal y no secuencial es lo que le da fuerza al conjunto y lo distingue de las series convencionales con corte cliffhanger, propiciando una serie de visionado indispensable.


jueves, 16 de marzo de 2017

Saga policial Candela Luque de Mercedes Gallego

El asesinato de una cantante
de jazz ...
Operación maletín, Matar al mensajero, La trampa y Nada será igual  son, por este orden, las cuatro novelas publicadas del primer ciclo de la saga de novela policial protagonizada por la [inspectora] Candela Luque y escritas por Mercedes Gallego.

Secuenciales en contexto y en cronología de tiempo real ya que la autora así lo ha decidido utilizando la patina del tiempo para ir evolucionando a la protagonista en su oficio a la par que España lo hace en su regreso a las aulas para aprender tolerancia, apertura y convivencia cívica anticipando el post franquismo.

Todo empieza cuando en 1974, en el entonces Ministerio de Gobernación, a alguien se le ocurre que las mujeres también deben formar parte del paripé con el que se pretende vender al mundo una imagen de franquismo renovado, y que su aptitud en el mundo laboral bien puede también estar presente en la policía y no en un papel de secretaría administrativa sino en uno más activo vinculado a la investigación de casos criminales.

Candela es una de las que no solo cree que las mujeres sirvan para ello sino que se empeña en demostrarlo en un alarde de feminismo sin etiquetar y que la lleva a defender su elección mientras que continúa sus estudios de derecho ya que se ve más como abogada defensora que como miembro de un cuerpo represor.

Su origen, medio alemana medio malagueña, sus diferencias familiares (no explicadas hasta la última novela), sus ansias de justicia, a quien en sus inicios confunde con la ley y su dificultad por socializar hacen que sea un personaje rebelde, tozudo y enormemente incomodo de tratar, llegando incluso a traspasar, en algún momento, el papel y anidar este sentimiento de rechazo por infantil e impertinente hasta el mismo lector. Todo un logro de la autora que consigue un personaje tridimensional.

Las novelas van de menos a más, como debería ser siempre, tanto en su fondo como en su forma. Y la última destaca por ofrecer mayor complejidad psicológica de los protagonistas (verdaderos artífices de toda la serie y exponentes representativos de las diversas sensibilidades que concurren en la ciudadanía), claro que no se entiende sino se ha seguido la serie desde el principio ya que las decisiones que en ella se toman no son arbitrarias y tienen su explicación en los años acumulados estando de servicio y en la influencia social y política del entorno.

La decepción por constatar la lentitud con que se instala el ansiado y anunciado cambio político, la frustración por comprobar como la apertura es solo una rendija y el desánimo al experimentar que los ideales suelen ser solo eso hace madurar a los protagonistas que lidian día a día no solo con delincuentes sino con actos de machismo, nepotismo y corrupción fuera y también en su propio oficio.

Mercedes Gallego
La obra de Mercedes Gallego es un hibrido entre novela policiaca clásica, pinceladas de novela negra y sobretodo procedimiento policial que, aunque Candela sea la primera en saltárselo e incitar a sus compañeros a hacer lo mismo (lo que cuesta no pocos disgustos) está muy presente en todas las novelas cuyas tramas giran en torno a los delitos y sujetos relacionados objeto de investigación.

El delito lo cometen las personas y no la sociedad y por tanto los culpables tienen nombre y apellidos y se mueven por intereses particulares por lo que no se puede culpar a la sociedad de su inclinación a hacer daño.

En su forma la serie adolece de un modo narrativo formato agenda, donde se pormenoriza cada gesto, cada acto, cada ida al bar, cada consumición, cada acción, cada noche, cada día, en una suerte de reiteración perfectamente elipsable. Se centra en narrar la sucesión de hechos consecuentes y coherentes en la trama que a veces se olvida la parte estética de la narración.

Unos hechos basada en diálogos y acciones tan centrados en la trama que inhiben cualquier atisbo de reflexiones o crítica social, que solo aparecen por necesidades del guión, despejando el camino para que la lectura sea tan ágil, tal vez demasiado, como leer un briefing y tan enfocada al caso que su resolución suele exponerse demasiado acelerada.


1. Operación maletín Una joven engatusada por un anuncio de empleo en un periódico viaja de Canarias a Barcelona y en lugar de encontrar una salida laboral que le permita encarar el futuro se topa con negocios turbios que la única salida que le ofrecen es su muerte.

Operación maletín es el primer caso, el bautizo criminal, para Candela Luque de la mano de Andrés Salgado, su jefe y tutor, un policía que no responde a los arquetipos de la época y con quien se lleva mejor que no esperaba, adscritos a la Jefatura de Policía de Barcelona.

La trama nos sumerge en un contexto social difícil, 1976 es el año de la transición en España. Recién muerto Franco asoman las orejas de la democracia, aún muy temerosa ya que no hay garantías de que no vaya a ser devorada por los lobos.

Los militares siguen ostentando puestos de poder, los afectos al régimen mantienen sus privilegios, los miembros de las fuerzas del orden, son aún muy temibles, siguen llamando al orden.

2. Matar al mensajero tiene como eje la homosexualidad femenina, una joven es asesinada en un ascensor de un portal cercano a un bar de ambiente. Los policías masculinos que ya de por si entienden la homosexualidad como una aberración merecedora de todo tipo de castigo, en el caso específico del lesbianismo su desprecio es cercano al odio.

Candela Luque con el apoyo de un nuevo compañero, Manel Romeu no duda en introducirse en un ambiente lésbico que para ella resulta desconocido y novedoso para investigar la resolución del caso. Es 1977 y todo en España se sacude, es una época convulsa de cambio y la policía no está exenta y Candela lo vive, como miembro del cuerpo, como mujer y como abogada.

3. La trampa transcurre en 1979 y sigue la investigación de tres asesinatos, cuyos cuerpos, a intervalos, han sido encontrados en el barrio chino, un lugar donde se ve, se oye y se calla en la misma proporción; en paralelo el asesinato de una cantante de jazz pone en jaque la actuación policial al enfrentarla a la obligación de cumplir órdenes y respetar reglamentos.

Candela Luque ostenta el cargo de inspectora después que el experimento de incorporar mujeres se haya formalizado en concurso de oposiciones. Aunque sea cuatro años mayor su carácter rebelde e inconformista no ha menguado y su facilidad por saltarse las normas, que ha contagiado a su compañero Manel Romeu, los lleva a enfrentarse con sus superiores y cuestionarse su continuidad en el cuerpo.

4. Nada será igual es, hasta la fecha, la última novela publicada de la saga de Candela Luque y concluye un ciclo. Transcurre en 1981 en el momento en que se produce un golpe de estado en el congreso de los diputados que luego queda solo en anécdota pero evidencia que los afectos al régimen siguen teniendo un gran peso en los distintos estamentos desde los que se gestiona el poder en cualquiera de sus manifestaciones.

Varias investigaciones coexisten en la brigada, por un lado el asesinato de una mujer en trámites de divorcio, por otro la desaparición de un profesor pederasta y por último una acción de contrabando de armas que exigen a los inspectores un sobreesfuerzo que acaba pasando factura.