Confesiones es un thriller tan retorcido que a nivel emocional noquea a quien se atreva con su lectura. No es al estilo occidental, trepidante y sin aliento, sino al estilo oriental, de ese que supone la gestación de un torbellino que arrasa a su paso. Es un thriller psicológico a nivel máximo del calificativo.
El argumento no es más que el vehículo en el
que viajan los sentimientos de odio, compasión y venganza para conducirnos al
recorrido que va del horror al terror.
El horror que siente una madre ante la muerte
de su hija pequeña; el terror que sienten los culpables ante lo que les pueda
pasar al saberse descubiertos.
La profesora Moriguchi, quien acaba de perder a
su hija de cuatro años ahogada en la piscina de la escuela, el último día
lectivo comunica a toda la clase que deja la enseñanza y abandona la escuela y
a la sorpresa inicial añade otra información que genera estupor, incomodidad e
inquietud: su hija no murió en un accidente, sino que fue asesinada por dos
alumnos que están presentes en el aula y que ella sabe quiénes son.
Moriguchi no piensa en acudir a la policía
porque no desea justicia, sino que anhela venganza. Y sabe cómo obtenerla.
Con este demoledor inicio quien esté leyendo la
novela ya se ha rendido y está a merced de donde le lleve la autora.
Kanae Minato sorprende empezando la novela, con lo que normalmente sería un final y por ese motivo quien la lee no sabe que derrotero tomará ahora la trama y sospecha que será de desarrollo más o menos lineal y placido hasta enlazar con ese principio, identificando la identidad de los asesinos.
Nada más lejos de la realidad. Este aparente
final no es más que el principio.
La autora sigue sorprendiendo durante y
especialmente al final de la obra. Cuando parece que ha tocado techo y no puede
ser más original, sigue sacándose ases de la manga para introducir un nuevo
giro que retuerce más si cabe esa trama que ahoga lentamente para que el
sufrimiento sea lo más notorio posible.
Confesiones es
una novela relatada por tantas voces como protagonistas hay. Pero si piensan
que cada voz va a relatar lo mismo y se va a caer en la reiteración se
equivocan: cada voz tiene sus motivaciones y sus intenciones y aquello que se
puede anticipar se va diluyendo por lo insospechados que resultan los
escenarios resultantes.
Horror y terror psicológico en esta magnífica
muestra de la novela policial y de misterio Made in Japan, que hay que leer.


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