Un thriller policial estructurado para atrapar la atención. |
El pasado siempre está ahí detrás, sobrepasado por el
presente, pero presente en el recuerdo y proyectándose en el futuro,
condicionándolo, enraizándolo y minando su libertad.
El pasado nunca pasa del
todo y allí donde hubo fuego siempre quedan brasas.
Lo que sucedió hace veinticinco años en el bosque es el pasado; el
asesinato de toda una familia en su hogar es el presente; y lo que aguarda agazapado en cualquier sitio es el
futuro.
Se abren interrogantes y se pone en marcha el cronometro:
13 días por delante para saber por qué, 13 días por delante para saber quién.
Solo 13 días, según indica el texto escrito en la pared interior del domicilio
donde se han cometido los cuatro asesinatos. Un plazo, un aviso, una amenaza.
Para Alice Madison, detective de homicidios que, como toda
recién llegada a un equipo consolidado, un equipo de hombres, debe demostrar
que se merece el puesto que ocupa, tiene delante el reto de solucionar el caso
en este espacio de tiempo. Y por si el asesinato fuera poco, la disposición de
los cadáveres y la forma de matarlos indica que no ha sido ni un robo que salió
mal ni un acto violento espontáneo. Ha sido una ejecución muy bien planificada y todo se
va a ir complicando hasta desbordar.
Estamos a dos semanas de Navidad y el ambiente no resulta
tan festivo como debería ser, no para Madison y su compañero Brown.
Un thriller policial estructurado para que una vez atada la
atención, no soltarla e incluso apretar más el nudo si cabe. Todo dosificado en
su punto para ir sufriendo al tiempo que avanza la trama. La investigación del
presente aporta datos para entender el pasado, saber que ocurrió en el pasado
ayudará a comprender el presente.
Valentina Giambanco |
Los personajes son sólidos pero, como el resto de la
novela, responden a arquetipos demasiado previsibles, aparte de que no se
profundiza adecuadamente en su personalidad por lo que cuando responden a
estímulos externos cuesta saber si obedece a su forma de entenderlos o solo se
pliegan a exigencias del guion.
La trama tiene también sus debilidades y sufre del mal de
páginas, ese que hace que a veces haya relleno en lugar de palabras, pero
cumple según lo estipulado si bien hay momentos en que no ayuda que el lector
vaya unos pasos por delante en la investigación.
13 días es un título que esconde la novela que ya se ha leído
un montón de veces. Nada en ella es destacable, nada es relevante, es la misma
novela que con otros títulos y surgida de la imaginación de otras autorías se ha escrito, reescrito y se volverá
a escribir. A pesar de ello se lee con fruición e interés.
¿Entretiene? Claro que entretiene, perfectamente además, si
eso es a lo que vamos, pero ¿íbamos a eso?