Si es usted una de esas personas que viven por el thriller y aún no ha decidido cual será su lectura inmediata, tiene en Proyecto Overmind una de esas que no exigen casi nada y a cambio le entretendrá lo suficiente como para olvidarse del calor que aun quiere permanecer con nosotros.
En la mexicana selva
Lacandona, en la linde cercana a El Cruce, una imaginaria localidad, se ha
encontrado el cuerpo de una chica con el cuerpo cubierto de sangre.
A la inspectora Valentina
Vargas y a su compañero Sebastián Cruz, les correspondería, por jurisdicción,
comandar el operativo de investigación, pero unos intereses muy por encima de
su rango hacen que solo sean meros peones movidos por el FBI, la DEA y la CIA
estadounidenses y el CNI mexicano.
A la joven herida, Nora
Baker, inglesa, se la considera sospechosa del asesinato de 6 militares durante
una huida de un laboratorio farmacéutico, ubicado, o mejor, escondido, en la
selva, que parece pertenecer a una corporación con ramificaciones mundiales
pues poco se sabe de su entramado jerárquico.
Pero como todo thriller que se precie, a la amalgama de siglas de organizaciones militares y políticas, se le añaden personajes de distinta tipología especialmente habilidosos y de diferente nacionalidad, constantes giros de guion para que la atención lectora no se disperse, y todo mezclado con experimentos de biotecnología e inteligencia artificial con intereses malsanos y finalidad poco ética.
Unos personajes
arquetípicos protagonizan una trama conspiranoide en donde no faltan peleas,
disparos, muertes y traiciones, relatados en capítulos cortos cada uno con su
correspondiente final cliffhanger.
Proyecto Overmind es novela bestseller y nada a añadir. Sus apuntes
médicos, tecnológicos y de política internacional son los justos para dar
cierta verosimilitud al argumento; solo un compendio que sustente la trama y
disimule las costuras.
Su autor, Daniel
Sánchez Cantero, tiene prevista una novela más, enlazándola con la
presente, con la que concluir su trilogía Proyecto. Así que ya saben: el
final no siempre es el fin.