Como lo que hace Vvlackk Caracortada. Con un nombre que refuerza el hermetismo de su personalidad es el protagonista del cómic Ranko Kameran. Se trata de un juez de paz que recorre el territorio dedicado a dar la idem a los designados en lista de liquidación.
Al contacto con mis dedos aprecio su textura vagamente rugosa, su elegante diseño y cuando le doy la vuelta su magnifica portada: ese gesto de mantener la elegancia sobre todas las cosas a pesar de estar literalmente teñido de sangre.
¡Me quito el sombrero!
Luego descubriré que su autor es Javier González Pacheco. Pero lo que se de inmediato es que nada ni nadie impedirá que compre este cómic de nombre tan sonoro: Ranko Kameran, y de portada tan espectacular que merece adornar vallas publicitarias en calles y carreteras.
El juez de paz Caracortada es enviado a Ranko Kameran en una misión que no resulta como las anteriores y le exige una implicación tal que cumplirla le supone una de las mayores dificultades de su carrera. Su objetivo es el director de un casino en un perdido lugar conocido como Ranko Kameran.
Al abrirlo, lo primero el grosor de la página, superior a todo lo habitual, luego la sedosidad de su satinado papel, a continuación el preciosista dibujo y el cuidado tratamiento del color y por último la sangre, la gran cantidad de sangre que salpica todo lo que encuentra.
Vvlackk Caracortada vive en un mundo desconocido de un futuro impreciso, conduce por rectilíneas e interminables carreteras vacías que cruzan paisajes desiertos. Los pocos habitantes con los que se topa están modelados por el mismo patrón y visten prácticamente igual. Cuando anda pisa fuerte, seguro de su poder y del temor que despierta. Cuando ama es todo pasión. Pero esta vez algo se sale del guión y rescribirlo tiene su precio.
Otro cómic más de los imprescindibles para configurar una selecta biblioteca de cómics interrobang. Cuando lo lean escriban su opinión. La sección de comentarios no salpica de sangre.