María Garmendia, cantante,
amiga, novia y a su tiempo carne de cañón en las redes sociales.
Puy, Amaia y David están
culpabilizando a la muerta de su muerte, sacándose los ojos entre los tres
buscando exculparse de cualquier responsabilidad a costa de achacarla a quien
esté más cerca.
Se confunden con el avatar que navega
por las redes y rehúyen la implicación personal por la comodidad que supone un clic impersonal a distancia.
Pero en la vida las cosas no
se resuelven con un clic pero si pueden empeorar. Tampoco el estado de ánimo
cambia con un like pero puede ayudar. Vivir tanto tiempo en la red impide
madurar con consciencia en la vida real.
Undiano no es solo un lugar,
es un estado de ánimo. Es la conexión inconsciente de la suma de frustraciones,
envidias, recelos y odios.
En ¿Qué ocurrió en Undiano?, Yolanda Almeida desnuda a las personas de su apariencia para mostrar su yo
interior. El nic sirve para el mundo virtual pero es un yo alternativo que
nunca hay que confundir con el yo real.
¿Qué ocurrió en Undiano? Es un libreto teatral de contenido orgánico y a la vez cerebral, una obra breve con tres protagonistas despreciables, por múltiples razones, que impele a ser leído hasta el final, como el visionado de su representación en escena.
Los cambios de registro que
sufren las tres personalidades a lo largo de la obra indica la lucha interior
de su yo primitivo ante la necesidad de mostrarse frente al razonamiento de que
la exposición suponga vulnerabilidad.
Es una catarsis colectiva, un
ejercicio de introspección proyectada hacia el espectador que busca su
complicidad en un acto criminal, porque, al fin y al cabo, aplicando una
falacia, todos somos culpables puesto que todos estamos en una o varias redes
sociales y la autoestima de muchos está directamente relacionada con su éxito.
Y como con toda obra de teatro
que incita a la reflexión, y más en este caso por su componente noir de
denuncia de esas herramientas que en manos equivocadas se convierten en fusiles
de francotirador, su naturaleza humana se verá agitada tras su lectura o su
visionado. No se quejen, ¿es lo que habían venido a buscar, no?
Yolanda Almeida es una escritora de distancias cortas como ya demostró, sobradamente, con el relato noir La cuarentona y también en su anterior obra teatral La sombra