lunes, 18 de septiembre de 2017

Eran siete de Eden Phillpotts

Novela policiaca de corte tan clásico
como un chaqué.
La semana de Navidad el viejo, acaudalado y generoso Hannibal Knott tiene previsto, como suele ser habitual en esas fechas, acoger en su casa a sus siete sobrinos a los que piensa, como suele ser habitual, entregarles un regalo en forma de cheque bancario que les ayude a sobrellevar su día a día.

Los sobrinos son agradecidos pero visto como la fortuna de su anciano tío va menguando por su generosidad hacia sí mismo y terceros y las pocas ganas que muestra para dejar este mundo, sospechan que si siguen esperando a heredar de forma natural tal vez no quede nada y se plantean acelerar el proceso y permitirle una despedida indolora..

Eran siete demuestra que bajo la apariencia festiva de bondad que se presume inherente a la Navidad los sentimientos de envidia, egoísmo y rencor no dudan en asomar siempre que pueden llegando incluso a cometer un crimen si ha de ser el medio para obtener un fin.

Que el fin justifica el medio sería el axioma preferido por los heredereros, aunque no estemos ante un tío Gillito avaro y soberbio.

Un buen punto de partida para un misterio de habitación cerrada. Una buena selección de personajes. Una ambientación adecuada como son las fiestas navideñas. Todo listo para una lectura gozosa y sin embargo…

Las peroratas del viejo Hannibal Knott son de una densidad tal que el cerebro del oyente no puede por menos que empantanarse entre las largas frases y quedarse atascado y hundirse lentamente en la ciénaga de los párrafos.

Y lo que parecía una prerrogativa de su condición y su edad resulta ser el tono narrativo del autor que lo proyecta también en el resto de sus sobrinos eliminando cualquier rasgo idiosincrático de su personalidad, aparte de los pertenecientes a su físico.

Eden Philipotts
La novela empieza bien, continúa mejor y a falta de sesenta páginas se mete en un cenagal del que parece no saber cómo salir y lo consigue mediante un subterfugio, a modo de desenlace, tan tramposo como ingrato que logra igualar al lector con los sobrinos en capacidad de sorpresa, desconcierto y desilusión.

Es como si la pretensión del autor, Eden Phillpotts, hubiera cambiado a medio redactado optando por darle un giro en busca de otro final. Si así fuera se ocultan las razones que lo movieron y si no fue así es de lamentar que no lo hiciera.

La novela fue elegida con el numero 38 por Borges y Casares para su colección El séptimo círculo. Por algo sería.

6 comentarios:

  1. La mítica colección de Club del Misterio :D
    Por cierto, seguí tu consejo y le di una oportunidad a La Casa de Papel. Muy buena. Desconozco porqué no se la ha dado más bombo porque tiene una factura estupenda.
    ¡Un placer leerte como siempre, Jordi!

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    1. A la espera de la segunda parte conclusiva de La casa de papel :-)

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  2. Bueno, de Phillpots son quizás suoeriores "El señor Digweed y el señor Lumb" y "Los rojos Redmayne". No recuerdo en ellas inconsistencias, pero ya hace años que las leí... con placer.
    Saludos
    Juan Carlos
    Buenos Aires

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    1. Habida cuenta de su enorme producción y que en su época fuera aclamado, es bien seguro que dispone de obras de mejor calidad que la reseñada. Buscaré las que citas.
      Gracias por comentar!

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  3. Yo también buscaré las que cita tu comentarista, habida cuenta de que la conclusión de ésta nte ha defraudado.

    Gracias por la reseña. Aquí se aprende mucho :-)

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    1. Gracias a ti por pasarte por aquí y comentar. Estas interacciones son las que justifican al blog.
      Saludos!

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