miércoles, 29 de mayo de 2013

Morir despacio de Alexis Ravelo

Hay quien dice que vivir es morir un poco cada día. Es morir poco a poco. Morir despacio.
Hay quien piensa que esto es poesía.

Hay quien sabe que vivir es duro, y distingue claramente el breve lapso que separa la vida de la muerte y no se anda con ripios ni rimas cuando se enfrenta a un cuchillo.

Eladio Monroy es de esos. Y por eso es un superviviente. Porque tiene claro que la poesía puede paliar languideces existenciales pero que en cambio resulta poco paliativa cuando se declama ante un auditorio empeñado en convertir a uno en un saco de entrenamiento boxístico o en comida para peces.

Eladio Monroy vuelve a estar operativo, tuvo su período de convalecencia después de su último caso con  promesa incluida de ejercer de pensionista sumiso, pero la cabra tira al monte y eso en Eladio es un axioma: es más cabezota que un chivo, más testarudo que una mula y con un corazón tan grande que si lo fuera un poco más tendría que llevarlo en una mochila.

Por eso es que cuando Ernesto Barroso, anciano padre afligido que rezuma honestidad, le pide que investigue la muerte de su hijo (un lector de novela negra!), solo echar un vistazo a las disposiciones policiales y a la ratificación de una agencia de detectives a la conclusión oficial de suicidio, para tranquilizar el alma que anda revuelta con sospechas insustanciales, Eladio acepta. Ve en ello una ocupación que le devuelva a la vida activa, que nunca viene mal, y un ganar dinero, que nunca viene mal.

En realidad pretextos racionalizadores de una necesidad vital que solo él comprende.

Solo echar un vistazo. ¿Por qué será que en Eladio los vistazos suelen acompañarse de nudillos, cuchillos y cacharrería de fuego real?

Eladio ha vuelto un poco más sosegado, más mayor, más reflexivo, más dispuesto a compartir y colaborar, con pensamientos más orientados hacia los que quiere, pero la bestia dormida que esconde en su interior sigue con la impaciencia irracional del justiciero solitario de siempre aunque para llevar el carguero a puerto solo disponga de unos remos y tenga que tirar de riñones.

Alexis Ravelo ha vuelto a traernos a Eladio Monroy en su ya cuarta andadura, o ¿deberíamos decir botadura?, y lo ha lanzado a la arena de ese escenario de novela negra pura y dura en el que Eladio ya ha lidiado anteriormente con éxito aunque, eso si, lo haya manchado de sangre ajena y propia.

Novela negra pura, sin duda, por su temática, su desarrollo y su desenlace, en donde prima la denuncia social y deja el castigo al libre albedrío del justiciero.

Por eso su escritura entronca directamente con las raíces más puras del género, en donde la justicia suele estar al margen de la ley, y por eso en las novelas de Eladio Monroy los cigarrillos que se consumen no se fuman, suponen, en realidad, momentos de filosofía vital.

En esta novela Alexis Ravelo ha preferido centrarse en Eladio, darle más protagonismo, otorgarle tiempo para sus reflexiones existenciales, dotarlo de elementos que faciliten planteamientos de futuro y así los secundarios quedan un poco velados, como desdibujados por esa calima que se empecina en instalarse sobre la ciudad de Las Palmas dibujando contornos imposibles.

Clara muestra de la madurez del autor, cuando limitando las voces consigue que siga sonando como un coro.

Esta novela, y la serie en general están basadas en temas de nuestro presente al que Alexis le ha puesto un espejo para que se reflejen en papel. Son de lo mejor que tenemos a nuestro alcance y con el añadido de poder disfrutarlo en directo. Esto que hoy parece irrelevante no lo será cuando visto en perspectiva, cuando sea un clásico, podamos decir que cuando Alexis escribía las vivencias de Eladio, nosotros estábamos allí.

Feliz lectura!

Pinchar aquí para la receta de espagueti al aceto que prepara Eladio Monroy.


Pinchar en la imagen para agrandarla
y poder leer el texto
PD: Alexis y Eladio, en connivencia, han tomado prestadas una líneas del post anterior titulado ‘Eladio Monroy y Alexis Ravelo’ (veánlo aquí) donde se comentan los tres primeros libros de este protagonista para componer la sinopsis de la cubierta posterior de esta nueva novela Morir despacio.

Favor que me hacen y que agradezco sin encontrar otras que estas palabras.

Valero que no Ravelo es el autor de las líneas del blog. Ravelo que no Valero es el autor de la novela. El anagrama confunde. Toda aclaración es poca ;-)

jueves, 23 de mayo de 2013

Espagueti al aceto y Espagueti al pesto

Hay dos tipos de hombres que viven solos, aunque tengan pareja a tiempo parcial, los que cocinan lo que comen y los que comen precocinado.

Eladio Monroy y Salvo Montalbano son dos claros ejemplos del primer tipo, cocinan y gustan de la cocina, y entre sus platos preferidos hoy presentamos dos de preparación simple pero con la particularidad, cuando los coman, de que van a estar compartiendo mesa con dos personajes emblemáticos de la novela negra actual.

Dos hombres íntegros, humanos y solidarios.

De sus novelas y de su cocina les hablarán mucho y bien las librerías especializadas en el género pero sobre todo en la Librería Negra y Criminal de Barcelona, donde se han presentado varias de las obras de ambos autores: Alexis Ravelo y Andrea Camilleri.

Paco Camarasa y Montse Clavé les darán pautas para disfrutar de su lectura y para disfrutar de sus recetas.

En ambos platos un vino blanco joven bien frío será el complemento perfecto, aunque ya saben que en esto de maridar lo que importa es lo que apetezca y lo demás pueden llegar a ser tonterías. Pruébenlo mientras cocinan, así constatan el acierto en la elección y de paso despiertan las papilas gustativas.


Espaguetis al aceto según Eladio Monroy transcrito por Alexis Ravelo

Ingredientes:

Espagueti
1 cebolla mediana
1 diente de ajo
2 tiras de bacón
1 berenjena mediana
100 gr de setas de temporada
½ copa de vino blanco
½ taza de caldo
Aceto balsámico
Mantequilla
Estragón fresco
Aceite
Sal


En la foto aún están sin salsa ya que no los comeré
hasta mañana. La foto completa en twitter.
Preparación:
Comenzar sofriendo cebolla, ajo, bacón, berenjenas y setas, todo cortado pequeño y cocinado a fuego muy lento para que se poche sin quemarse.

Después subir el fuego y cuando rompa a hervir añadir el vino blanco y media taza de caldo.

Cuando reduzca agregar un chorro de aceto balsámico y dejar reducir de nuevo para apagar el fuego y espolvorearlo con hojas de estragón.

Servir sobre la pasta cocida y escurrida, recién hecha al punto que se desee, en la que anteriormente se ha dejado derretir un corte de mantequilla.

Espaguetis al pesto según Salvo Montalbano trascrito por Andrea Camilleri

Ingredientes:

Espagueti
100 gr de queso parmesano recién rallado
25 gr de queso pecorino recién rallado
2 dientes de ajo
25 gr de piñones
1 docena de hojas frescas de albahaca
Perejil fresco
½ vaso de aceite de oliva virgen
Sal
Pimienta

Preparación:

Picar en un mortero el ajo, los piñones, el perejil y la albahaca, hasta conseguir una pasta uniforme a la que se añade un poco del aceite para favorecer la emulsión. Incorporar los quesos, mezclar y continuar añadiendo el aceite poco a poco para que sea absorbido sin dejar de remover.

Rectificar de sal y pimienta al gusto.

Servir sobre la pasta cocida y escurrida, recién hecha al punto que se desee.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Ríos de Londres por Ben Aaronovitch

Saben de mi inclinación por el mestizaje entre la magia, real si existiera o de truco de escenario si no hay más remedio, con el género interrobang, por tanto no es de extrañar que al topar con la sinopsis de la novela Ríos de Londres una fuerza telúrica me impeliese a leerla.

Llámenme iluso pero no me quiten la ilusión.

Novela que aúna magia, mundo sobrenatural, asesinatos, investigación policial, humor blanco, humor negro, romanticismo y terror. Una buena combinación siempre que esté bien cocinada. A ésta le ha faltado cocción en algún ingrediente y mesurar bien la proporción de otros.

Ben Aaronovitch ha escrito una fábula policial con moraleja: si no sabes a ciencia cierta que quien va a estar detrás de un asesinato es un mortal no lo investigues y si aún y así lo haces atente a las consecuencias.

Peter Grant es un joven agente a quien encargan la vigilancia del escenario de un crimen cuya víctima ha sido decapitada en Covent Garden. Preparado para una larga y fría noche está lejos de sospechar que va a topar con un testigo. Lástima que su interlocutor sea un incorpóreo fantasma con quien no se puede oficializar la declaración, entre otras evidencias porque lleva más de 120 años muerto.

Nightingale, un raro inspector a quien sus compañeros miran con recelo por su pose ausente, es un poderoso mago enrolado en la Policía Metropolitana que gestiona los asuntos criminales distintos y será el jefe y maestro iniciático de Peter en un trabajo de campo que asustaría a más de uno y de dos y de más.

Y Peter lo pasa fatal, porque Peter es un tío normal; sin alardes, sin músculos hipertrofiados, sin cerebro de genio, alguien con neuras propias de la edad, con deseos inconfesables, pero lógicos y sanos, hacia Lesley, su compañera de trabajo. Alguien que solo ha tenido la suerte o la desgracia de estar en el lugar preciso en el momento oportuno para dialogar con un ser que existe pero que no está.

La novela es muy británica; tanto que para un extranjero no es fácil navegar con soltura por esos ríos de Londres, de los que descubrimos que el Támesis es solo uno más: hay otros ríos, algunos ya perdidos, cegados otros y diezmados el resto; tampoco es fácil avanzar en un argumento demasiado sustentado en cuentos tradicionales, en personajes sobrenaturales de sueños y pesadillas, en personajes de obras de teatro y de polichinelas cien por cien ingleses, en localizaciones londinenses solo para residentes, en rincones tan ocultos de la gran ciudad que solo frecuentan los vecinos ya que nadie más tiene noticia de su existencia.

Y aunque está escrita con soltura, con frescura, y en rabiosa primera persona, toda esta mezcolanza de situaciones y cross over de géneros tiende a confundir. Mejor juego hubiera dado como serie de televisión, de la BBC of course, que con su habitual cuidada puesta en escena hubiera ofrecido con imágenes lo que la imaginación del lector, por desconocimiento de los lugares y hechos, no alcanza a visualizar en su máxima expresión.

El arranque cien por cien policial y sorprendente inicio, va derivando hacia lo sobrenatural, más mitológico que esotérico, en la misma medida en la que va perdiendo ritmo debido a párrafos innecesarios o excesivamente descriptivos que tienden a provocar la desconexión del lector.

Procúrense un mapa de la city antes de empezar la lectura. Y no se sorprendan si al girar cualquier página les surge un troll.

Parker 3. El golpe, por Darwyn Cooke

Parker es la adaptación al cómic por Darwyn Cooke de las novelas de Richard Stark seudónimo de Donald Westlake. Vean aquí la entrada  referente a los números 1. El Cazador y 2. La Compañía, de esta serie.

Decir que Parker es un ladrón es casi un insulto. Parker es un artista del robo. Planea sus acciones con meticulosidad buscando el mínimo esfuerzo, el mínimo desgaste y el mínimo riesgo, pero aún y así las aventuras de Parker son una olla a presión con la válvula deteriorada: nunca sabes si aguantará o explotará sin previo aviso.

Parker es único en su género y en su oficio. Es capaz de desactivar una situación extrema sin que le tiemble la ceniza del cigarrillo que lleva colgado en los labios. Por eso es tan bueno que es el mejor y por eso nadie le chista y por eso quien lo contrata debe sabe que tener a Parker en el equipo es como tener un escorpión en la cama: inofensivo si no se le molesta, letal si se le traiciona.

Y el equipo en esta ocasión lo componen doce hombres blancos aunque uno sea asiático. Ni uno negro. Doce como un jurado. Doce porque cada uno cumple un propósito determinado. Especialistas. Una orquesta de virtuosos interpretando la partitura que ha compuesto Parker, el director.

Edgars es el contratante, a primera vista su plan parece una chifladura imposible ya que no plantea robar un establecimiento anulando una alarma y reduciendo un vigilante de seguridad. No. Lo que plantea es robar una ciudad. Suena raro. Parece imposible.

Pero basta con que lo parezca para que no lo sea y a Parker le tiente el llevarlo a cabo. Un reto monumental. Trasgrediendo sus propias reglas, se aplica a buscar el plan perfecto, combinación de audacia e imaginación, pura estrategia militar creativa, para conseguir que El Golpe sea posible.

Parker sigue siendo un lobo solitario pero que no duda en ayudar a otro de la manada sin que eso sea debilidad solo consecuencia ética, como demuestra con Grofield a quien acaba entendiendo y aceptando su inoportuno enamoramiento a pesar del peligro y riesgo que conlleva.

Los dibujos de Darwyn Cooke son enormemente expresivos y en sus silencios, en sus claroscuros y en sus sombras, se habla más y se ve mejor que con altavoces a plena luz del día.

Álbum a álbum no solo no decae la calidad sino que está entrando tan en simbiosis con el personaje y sus circunstancias que la fusión da como resultado una excelente novela gráfica de 140 páginas magistrales, desde la muda y violenta pelea inicial hasta la lírica viñeta final donde la cinta abierta del albornoz lo dice todo.

En cada albúm al blanco y negro le añade un color, en El Cazador fue un azul verdoso, en el segundo, La Compañía fue el azul violaceo; ahora en El Golpe ha optado por el amarillo anaranjado. Es como si Parker le dijera al bitono que el siempre tiene la última palabra.

Darwyn Cooke no dibuja una novela, en realidad saca los dibujos de dentro de ella y la reconstruye en formato gráfico, como un escultor saca la figura que le aguarda dentro de un bloque de mármol.

Indispensable para los amantes del cómic. Indispensable para los amantes de la novela negra americana clásica. Indispensable sin más.



martes, 21 de mayo de 2013

Interrobang: fake V

Un nuevo fake, el quinto desde que empezara el blog, una nueva creatividad para divertir.



Las huellas de zapatos, de neumaticos, y de otros objetos que soporten peso pueden revelar detalles que debidamente contrastados aportan valiosa información a los investigadores. Fijénse en las de la esquina superior derecha (abajo tienen la imagen ampliada).


- Tengo más resultados
- ¿Qué?
- Las huellas de calzado. Los de Fort Rosny por fin han acabado los análisis. Les ha llevado tiempo. La razón es que los resultados son más bien... sorprendentes.
- ¿No son huellas de zapatillas?
- No. ¡Nada que ver! Caí en la trampa por el dibujo de las suelas. En realidad, había que invertir la lectura de la huella. Lo que yo había tomado por marcas en bajorrelieve era en realidad en relieve.

El origen del mal
Jean-Christophe Grange


Pinchen aquí para ver el fake anterior, el número IV y desde allí podrán acceder facilmente a los tres primeros. Diviértanse con los fakes.

lunes, 20 de mayo de 2013

El hombre sombra de Cody Mcfadyen

Y lo peor de todo, lo infinitamente peor de todo es saber que vivimos en un mundo en el que la realidad supera la ficción. Saber que no es un tópico revuelve el estomago y clava agujas en el cerebro.

Smoky Barret ha estado en el infierno en vida y ha vuelto. Aún no sabe si vive la vida o si está viviendo la muerte. No sabe que deberá regresar a ese tormentoso lugar, a ese infierno real que llaman vida una vez más, para recoger algunos de los pedazos en los que se fracturó su mente el día en que todo ocurrió. Para recomponerla.

Sigue viva a pesar de los pesares, a pesar de que desearía estar muerta, a pesar de que a nada le encuentra sentido. Ha pasado por todo lo peor que puede pasar un ser humano y todo en cuestión de horas. Ha pasado de tener una vida feliz a ser un despojo. Ha pagado con la vida el eludir la muerte.

Smoky Barret, nacida en 1968, es licenciada en criminología y graduada con matrícula de honor en su incorporación al FBI. Su resolutiva carrera pronto la lleva a forma parte del grupo de élite NCAVC y en 1996 coordinadora de esta sección en Los Ángeles. Smoky es un ejemplo y un referente. Fuerte como una roca. Decidida, resolutiva. Hasta que pasó aquello.

Aquello que hace que su mente vaya de un lado a otro sin ir nunca a ninguna parte. Aquello que la convirtió en esa muñeca rota y desfigurada que reflejan los espejos.

Es por eso por lo que ahora y desde hace ya tiempo acude regularmente a terapia. Para recomponer esa mente troceada a juego con su rostro y su cuerpo, un permanente disfraz de Hallowen.

Un hecho imprevisto, más atroz si cabe que su propia experiencia, tan cercano como para no poder dejar de implicarse sentimental y emocionalmente, sirve para precipitar su adaptación al entorno y su regreso al mundo de los vivos lleno de muerte. Otra vez toca sufrir. Otra vez sin respuestas. Pero se lo debe. A ella misma y a los suyos.



Smoky es una protagonista diamante: mezcla de dureza y fragilidad; un diamante tallado en múltiples caras que muestran complejidad psicológica, vulnerabilidad, fuerza física y mental, miedo, valentía; caras que ofrecen reflejos movidos de odio, venganza, sentimiento de culpa, necesidad de redimirse.

Smoky es capaz de soportar lo inimaginable y seguir luchando. Capaz de empuñar un pistola, su Glock, y convertirse en pistola.

Su equipo está a muerte con ella. Un equipo que por esta inquebrantable unión puede pagar muy, pero que muy cara, está complicidad. James, Alan, Callie y Leo, no sospechan a quien tienen enfrente. Pero saben que tienen que estar con Smoky.

El hombre sombra es ese ser intangible que siempre te acompaña. Siempre a tu lado por lo que no tienes secretos para él. Es esa sombra de la que no puedes deshacerte. Es etéreo hasta que se encarna en el mal y mata. No con rapidez, no limpiamente, si es que se puede matar así, sino todo lo contrario haciendo sufrir lo inimaginable. Disfrutando. Maldito engendro psicópata. Jugador de ventaja. Sus escenarios del crimen huelen a sangre y a dolor, a orín y a terror, a sudor y a carcajadas, a vísceras y a gritos, a semen y a pánico.

El hombre sombra es una novela de Cody Mcfadyen con la que sufrir. Mucho. Tal vez demasiado. Es en exceso morbosa y tensiona hasta más allá de la lectura soportable. Se lee con el estomago en la boca, mandíbulas apretadas, el corazón en un puño, piernas encogidas y guiñando los ojos para no ver más que lo justito para seguir leyendo.

Piénseselo antes de abrirla y si lo van a hacer no lean nada antes que pueda anticiparles su contenido. Mantengan intacta la capacidad de sorpresa. Si van a zambullirse háganlo a pulmón.

Post scriptum:
la segunda novela de Smoky, El rostro de la muerte, comentada aquí.

lunes, 13 de mayo de 2013

Cinco de Ursula Poznanski

Beatriz Kaspary y Florin Wenninger se encuentran en medio de un juego de pistas a la caza del tesoro. No son dos adolescentes haciendo una gincana, son dos policias de la Oficina Federal de Investigaciones Criminales de la Policía Criminal de Salzburgo, y el objetivo a alcanzar no es un tesoro: es un asesino.

Geocaching: N47º 35.285 E013º 17.278

El geocaching es un juego de localización de objetos escondidos en la naturaleza o en lugares urbanos, referenciados por coordenadas geográficas de latitud y longitud que Internet ha promocionado de forma exponencial, hasta conseguir millones de jugadores, como todo lo que entra en esa telaraña inmensa. Poderoso eco a cuatro vientos.

Los jugadores de geocaching, como confiesa ser la propia autora de esta novela Ursula Poznanski, tienen su código de honor, sus patrones de comportamiento y su léxico particular (JAFT Just another fucking tree cuando se descubre que el árbol no esconde nada en su interior) y son seres perfectamente normales. Que el asesino de esta novela sea un aficionado a esta actividad solo confirma que en todas partes cuecen habas.



Beatriz Kaspary, que no cuenta especialmente con el apoyo de su jefe Hoffmann, un jefe más preocupado siempre en encontrar culpables que en buscar soluciones, es una guapa y brillante detective, muy metida en su trabajo, que está atravesando problemas familiares con su ex Achim, y que no puede volcarse en sus dos hijos, Mina y el pequeño Jakob, como quisiera. Su madre y hermano sirven de apoyo para que no naufrague del todo, ya que aparte del cansancio físico y psíquico que le supone este caso se añade un hecho luctuoso de su pasado que creía olvidado y que amenaza con desbordarla.

Florin Wenninger es el compañero profesional de Beatriz, cree en ella, en sus habilidades, confía en ella y procura protegerla en todo momento de las iras de Hoffmann; en su vida privada está enamorado de Anneke por quien se esmera en cocinar platos italianos.

Stefan Gerlach, recién incorporado al equipo de campo, es geocacher y hábil con el ordenador por lo que sus aportaciones son bien recibidas por su acierto y frescura. No así las del doctor en psicología forense Peter Kossar demasiado pagado de si mismo y con unas miras en exceso ortodoxas.

Nora Papenberg es el cadáver que supone el disparo de salida de la prueba geocaching. Prueba contra reloj. Cuanto antes se cubran las etapas con éxito más vidas se podrán salvar y más pronto acabará esta absurda y sangrienta caza.


 

Cinco la novela de Ursula Poznanski es uno de esos thrillers de factura moderna, hecho a medida para que obtengan notoriedad y ventas y atrape al lector en ese juego del gato y el ratón en que se convierte esta novela. La obsesión por el juego geocaching es tal que todas las coordenadas mencionadas corresponden a lugares reales de Salzburgo y casi idénticos a los lugares descritos en la novela, para deleite de los lectores austriacos.

El argumento se apoya y se sustenta en una trama que se va volviendo previsible a medida que avanza; aún y así cumple la función pasatiempo prevista. Como un juego de sobremesa.

Para los amantes de combinar lectura con música, preparen estas canciones con anterioridad pues son la BSO de la novela:

Message in a bootle, Police

Misa en la bemol mayor, Schubert

Stabat Mater, Joseph Rheinberger

One of my turns, Pink Floyd

In the air tonight, Phil Collins

Lemon Tree, Fool’s Garden

Moon river, Frank Sinatra

Y no olviden la despedida
geocaching: TFTH (Thanks for the hunt)

 

lunes, 6 de mayo de 2013

La piel del oso de Zidrou y Oriol

Oriol Hernández, dibuja una historia de gángsteres y época y otra historia de despertar juvenil y actualidad, dejándose guiar por un perfecto guión de Zidrou, que es capaz de armar un argumento narrado en presente y en pasado sin sobresaltos lineales.

Un guión que por si solo es absolutamente explicito, prácticamente una narración corta, y cuando se da esta situación, el dibujo suele ser una ilustración, actúa de comparsa.

Pero Oriol ha sabido sobreponerse a ello y ha conseguido que su dibujo narre la historia de La piel del oso con unas imágenes complementarias al hilo argumental que refuerzan el texto confiriéndole ese plus de perfecta simbiosis que solo se encuentra en los grandes cómics. Con grandes autores.

Es octubre en la isla de Lipari y la historia atrapa desde las primeras viñetas con los intentos de Silvana para llevarse al huerto a Amadeo y cuando entra en escena Don Palermo ya es demasiado tarde para soltar el cómic. De un trago, hasta el final.

Don Palermo, un viejo ciego que es alguien o lo fue en algún tiempo, precisa de la compañía de Amadeo para que le lea el horóscopo cada día: quiere conocer su futuro mientras en este presente recuerda su pasado.

Y así de presente a pasado y viceversa la historia se va contando y vamos entendiendo el porque de estos cambios temporales en la narración y vamos disfrutando de cada momento merced a un dibujo de línea muy simple pero muy expresiva y de un tratamiento del color, explosivo y de amplia paleta, que habla tanto o más que las líneas a tinta.

El dibujo es muy vertical, con sucesivos cambios de perspectiva, lo que le da mucho ritmo a la narración y propicia una lectura visual como si se tratara de una animación y no de papel impreso.

Oriol Hernández hace un brillante y creativo trabajo sobre todo con el tratamiento del color y la luz. La creatividad se nota por ejemplo en que no se apoya en el clásico color sepia recurrente en hechos acaecidos hace tiempo. Y en la historia subliminal de las vicisitudes de la bicicleta de Amadeo: cuando relean, busquen esa trama paralela y verán su genialidad.

Otro aspecto a destacar es el comportamiento de las narices de los personajes malvados que parecen crecer a ojos vista con el paso del tiempo. Como si sus actos fuesen constantemente juzgados y el castigo fuese ese alargamiento del apéndice nasal cual Pinochos cogidos en falta.

La cubierta busca el reclamo fácil con esa nariz que parece querer salir por el lado derecho y esa boca de cañón apuntando directamente al observador; una cubierta que podría haber seguido la línea rompedora puesta de manifiesto en las viñetas y evitar caer en la convencionalidad, pero se entiende que cuando se compite con otras obras, la más sensacionalista es la que más reclama.

Un cómic de los que se recomiendan sin miedo al fracaso. Un cómic que cuenta una gran historia de amor, con encuentros y desencuentros, en un marco de violencia y traición. Un gran cómic que se lee, y se relee y se mira y se vuelve a mirar con emoción y disfrutando de los pequeños detalles.

Un video para entender mejor la obra:


miércoles, 1 de mayo de 2013

Con el agua al cuello de Petros Márkaris

Atenas, Grecia, 2010. Año primero después del rescate económico propiciado por las tropas de consultores financieros de la troika. Con el agua al cuello. Nunca un rescate se ha sentido tanto como un ataque.

Si la circulación en coche por Atenas de normal ya es complicada por no decir muy difícil, ahora, en estos momentos en los que a las habituales e interminables obras se suman manifestaciones y actos masivos y espontáneos de rechazo y vilipendio a la gestión política y económica, se convierte en algo poco más que imposible.

En esta Atenas caótica es por la que se desenvuelve mal que bien nuestro comisario Kostas Jaritos en la investigación de un caso que le requiere, casi más de lo habitual, desplazarse arriba y abajo sufriendo todo este tipo de inconvenientes y malos ratos que le sirven al autor Petros Márkaris para contextualizar de una forma muy gráfica, convincente y sufrida, el abstracto concepto de la crisis: solo hay que ponerle rostro a las cifras, a los despidos, a los parados, a los desahuciados, a los suicidas.



Crisis: una enfermedad del sistema, generada por unos virus auto inmunes, que afecta a las personas económicamente más débiles y retrasa los relojes de la evolución social treinta o más años atras, para beneficio de unos pocos. Para beneficio de los de siempre. Un tsunami capaz de destrozar en un segundo unos principios éticos y justos levantados piedra a piedra durante decenios.

Kostas Jaritos y su mujer Adrianí han regresado de Estambul, donde protagonizaron Muerte en Estambul, (recuérdenla aquí) para la boda eclesiástica de su hija Katerina con Fanis y no bien 
acaban de finalizar los festejos ya hay un cadáver que investigar. Un banquero jubilado acaba de ser hallado decapitado en su jardín.

Los ciudadanos de media Europa, que están con el agua al cuello, tienen claro donde encontrar culpables a esta situación pero es difícil atrapar un jumbo yendo andando, por eso el pataleo solo da para gritos y caceroladas, aunque esta vez parece que alguien esté yendo más lejos en su deseo de hacer pagar a alguien los platos rotos. O tal vez sea un acto terrorista con un propósito revulsivo. Todo dependerá de si hay más o es solo algo aislado.



 

Con el agua al cuello es otra novela más de Márkaris y otra más de Jaritos, en esa línea habitual de novela negra doméstica a la que nos tienen acostumbrados, Petros Márkaris pone el dedo en la llaga de la conciencia colectiva para denunciar una sociedad enferma mediante un caso delictivo.

Como siempre las frases hechas que sentencian conversaciones y el sentido común, aunque no lo parezca, son cosa de Adrianí, insoportable mandona de gran corazón, y las expresiones más complejas las saca Jaritos de su Dimitrakos: a falta de otros vicios, todos necesitamos un hobby, un hombre necesita un buen diccionario a mano, aunque solo sea para saber que son los bonos basura, los derivados o los hedge founds, por decir algo.

Y lo que no debe faltar nunca en una mesa griega es un plato de Souvlakis, esos panes de pita rellenos de cordero y hortalizas, como los que se comen en casa del matrimonio Jaritos con su hija y yerno viendo la final del mundial de fútbol entre España y Holanda.

Souvlakis


Ingredientes para el relleno de 8 unidades (aunque admite múltiples variantes):


400 gr de lomo de cordero cortado a daditos
¼ de kilo de tomates
1 cebolla mediana
4 hojas grandes de lechuga rizada
Sal
Pimienta negra molida
2 cucharaditas orégano fresco picado
1 cucharadas de aceite de oliva
4 panes de pita


Para la salsa:

4 cucharadas de yogur natural
60 gr de pepino
1 diente de ajo
Sal
Pimienta negra molida
2 cucharadas de vinagre de vino blanco
3 cucharadas de aceite de oliva virgen


Preparación:

Limpiar y cortar el tomate y la cebolla a medias lunas y la lechuga en juliana y reservar.

Preparar la salsa picando el pepino y el ajo muy finos, salpimentar y mezclar en un bol con el yogur y el vinagre de vino blanco. Con la salsa homogénea añadir el aceite de oliva y mezclar nuevamente hasta conseguir una salsa cremosa.

Sazonar la carne con sal, pimienta y el orégano y freírla en una sartén (preferible en fuego de carbón o leña ensartada como un pincho).

Coger el pan de pita previamente calentado y ligeramente tostado y partirlo por la mitad. Abrirlo y rellenar con trozos de lechuga, tomate, cebolla, cordero y añadir salsa para que quede bien condimentado.


Post scriptum: léan ya las reseñas de las dos novelas siguientes que culminan la trilogía de la crisis:

2. Liquidación final

3. Pan, educación y libertad