domingo, 20 de octubre de 2024

El Código Twyford de Janice Hallett

Hay novelas, que solo se dan en un pequeño porcentaje, que no son aptas para cualquier perfil de lectores y El Código Twyford es una de ellas. Una novela que suscita la duda de si se está ante una genialidad o una broma.

Y no es una estrategia comercial para picar la curiosidad sino una constatación que pretende evitar frustraciones y desesperos para quienes decidan aceptar el reto y adentrarse en sus páginas. No podrán decir que nadie les advirtió.

Y es de lectura minoritaria y exclusiva tanto por su argumento: la historia parece no tener ni pies ni cabeza y no será hasta avanzada la lectura cuando podamos entrever hacia donde parece dirigirse

Como por la forma de desarrollarlo: mezcla de tiempos narrativos y situaciones imaginadas con reales.

Como por su peculiar manera de presentarlo: diálogos mezclados con monólogos y pensamientos que conocemos a partir de grabaciones sin que interactuemos para nada con los personajes.

Como por su desenlace... Y llegados a ese punto ya no habrá vuelta atrás: o nos encontraremos con el oasis soñado después de una travesía por el desierto, o con el inesperado precipicio a una cantera al final de una carretera.

Steven Smith ha salido de la cárcel después de 11 años, donde ha cumplido condena por homicidio, e inicia la búsqueda de una profesora de secundaria con la que tuvo un trato especial, siendo niño, a partir de la lectura de un libro que culminó en una excursión con varios compañeros de clase, cuyo final fue sorprendente e inesperado por la desaparición de la profesora.

El libro en cuestión, que Steven ha encontrado en un autobús y del que espera sacar algun dinero vendiéndolo, está escrito por Edith Twyford y parece que podría contener un código oculto, que sería El Código Twyford, cuya localización, interpretación e intencionalidad no llegaron a aclararse, si es que de verdad existió.

Ahora Steve consigue reunir a los compañeros de aquella excursión para poner en común la información de cada cual y avanzar en su doble búsqueda: la de la profesora y la del supuesto código.

Y nos vamos enterando de lo que le pasa a partir de unas transcripciones a texto, realizadas por un sofisticado programa informático de conversión, de unos audios que Steve ha dejado grabados en un teléfono móvil.

No estamos ante una novela distinta y osada sino lo siguiente. No da nada hecho y exige del lector entrega y concentración.

Cuesta dilucidar si la autora, Janice Hallett, busca notoriedad o si la trama precisa este tratamiento para obtener el resultado pretendido. Otras lecturas de la misma autora ayudaran a formar opinión.

Sea como fuere: lectura solo apta para lectores constantes y dispuestos a asumir riesgos para llegar a destino, sea este cual fuere. De ahí que no pueda recomendarla ni tampoco dejar de hacerlo.

miércoles, 16 de octubre de 2024

Agatha Raisin y el mago de Evesham de M. C. Beaton

Una Agatha aburrida y deprimida recala en una peluquería de Evesham, muy bien aconsejada, donde descubre a quien pudiera ser el hombre de su vida si no fuera por un algo que la inquieta y, que investiga para librarse de horribles sospechas y poder dedicarse a seducirlo.

Desdichadamente todo se irá por la borda cuando se produzca un inesperado asesinato y las inquietantes sospechas se conviertan en certezas.

Peligrosas certezas mortales.

Agatha emprende junto a su, un decidido y dinámico, Charles, una investigación paralela a la policial para esclarecer los hechos.

M. C. Beaton plantea su escenario habitual y no consigue salir de un bucle argumental que atrape como lo hizo con sus primeras entregas que para nada hacían presagiar que se instalaría en una cómoda rutina sin dar cabida a la sorpresa.

La novela cumple, pero ni satisface ni seduce, incluso resulta cansina no solo por la falta de originalidad en la trama, y por lo pueril del motivo del asesinato, sino por el comportamiento y la actitud de la propia Agatha, tan dependiente de un amor incomprendido.

Esta es la 8ª entrega y todas las series que se extienden sufren de esos síncopes que se traducen en bajones de entusiasmo ante obras que no están a la altura de las anteriores, especialmente las primeras, y desespero ante el temor de que pueda ser tendencia y tengamos que olvidarnos del disfrute futuro para refugiarnos en el goce pasado.

Pero sin ser catastrofistas, las peripecias de Agatha Raisin son siempre un buen remedio para los estados de ánimo alicaídos bien sean provocados por resfriados inconvenientes, enfados con relaciones habituales o enojosas declaraciones de renta, y evitarán que su hígado salga mal parado si eligen darse a la bebida.

Lean a Beaton y acompañen a Agatha en su desfachatez, esperando que vuelva a recuperar pronto su más genuino desparpajo.

Aquí, en este blog encontrarán más reseñas de Agatha Raisin

lunes, 30 de septiembre de 2024

Cadáveres de Si Spencer

Cadáveres, Bodies, Cuerpos, en el original, es un comic que probablemente no habríamos conocido si Netflix no lo hubiera convertido en serie televisiva, y esto, lamentablemente, debería funcionar como aviso a navegantes avezados.

Aunque lo primero que hay que aclarar es que los parecidos entre la serie i el comic se reducen al título y a la premisa inicial del argumento. Por tanto se puede leer el comic y ver la serie ya que presentan desarrollos y desenlaces distintos.

Hablando del cómic, en él se desarrollan alternativamente cuatro historias ambientadas en Londres y en épocas distintas: 1890, 1940, 2014 y 2050; pero simultaneas en un supuesto marco temporal permeable.

En cada una de ellas alguien debe llevar a cabo una investigación de asesinato de un cuerpo sin identificación. El mismo cuerpo cada vez, épocas distintas: periodo victoriano, el blitz, actualidad y futuro distópico, e investigaciones distintas: llevadas en paralelo por un efecto espacio tiempo de simultaneidad en apariencia imposible.

Los cuatro marcos temporales permiten al guionista exponer la situación social en cada Londres para acabar contando la misma historia: la mentalidad intransigente de una sociedad, materializada en comportamientos derivados del inconsciente grupal evidenciados por su decadencia moral.


El cómic parte de una interesante, atractiva, original y arriesgada premisa que va perdiendo fuerza a medida que se va desarrollando la historia. El guionista, Si Spencer, parece haberse metido en un traje dos tallas más grande y acaba perdiéndose en su propio laberinto.

La ambiciosa obra no consigue cuajar: tramas poco delineadas permiten que el foco de atención se diluya y diálogos insuficientemente revisados no consiguen el estímulo necesario para trascender más allá de lo superfluo.

Además, la elección de 4 dibujantes distintos, uno para cada historia, para dotar de carácter propio cada una, a priori acertada decisión, se ve disminuido por la baja calidad de los dibujos, por la desgana en los detalles y por una aplicación del color, que, aunque emplee diferentes paletas, es absolutamente inapropiada y en lugar de destacar aspectos los aplana hasta el aburrimiento.

El resultado, más un experimento sobre el que continuar investigando que una obra acabada, es confuso y a la lectura se muestra poco nítido en su intención a pesar de dedicarle toda la atención, incluso varias relecturas.

Supone un comportamiento autocomplaciente del guionista que no ofrece respuestas, sino que plantea preguntas y reflexiones y aleja cualquier intento lúdico si se busca una lectura entretenida.

Lo mejor la cubierta, que funciona como telaraña para incautos pues es perfecta para generar expectativas y luego resulta que no tiene nada que ver con el contenido.

lunes, 23 de septiembre de 2024

El último lapón de Olivier Truc

Laponia es un estrecho y largo territorio en el círculo polar ártico. Una franja que ocupa la parte norte de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, cuyas fronteras cuartearon administrativamente pero que mantiene su idiosincrasia más allá de divisiones sobre papel.

Clima frío y o mucho sol u oscuridad completa; la tundra como paisaje, el pastoreo de renos como principal ocupación y motor económico de sus habitantes, los samis, y el cielo nocturno pintado de auroras boreales condiciona su forma de vida y su cultura.

Un pueblo, el sami, menospreciado por los países donde habitan por considerar a sus gentes primitivas e incultas y tan aferrados a sus tradiciones como para ser incapaces de entender el progreso como algo beneficioso. No entienden su prolijo respeto por la tierra y la naturaleza ni que se dediquen a cuidar renos cuando sus tierras esconden una enorme riqueza en minerales de todo tipo, incluidos oro y uranio.

Si bien la perdiz nival es el ave que representa Laponia, por cierto, un nombre, Laponia, que los samis consideran peyorativo y denigrante, son el alce y especialmente el reno sus más conocidos representantes.

Y es que de los renos vive el pueblo sami. Animales cuya carne proporciona alimento, su grasa combustible, sus pieles ropas de vestir, de cama y de confección de viviendas tipo tienda y sus astas, cuidadosamente talladas, piezas de artesanía que agradan a los visitantes que acceden al Gran Norte.

Tan determinante es la ganadería de renos que existe una sección policial dedicada a resolver altercados y delitos en los que estos animales se ven envueltos. Ya sean por comerse jardines, por invadir tierras ajenas o por su robo o su muerte.

Y así, la pareja formada por Klemet Nango, un policía sami veterano, y Nina Nansen, una joven entusiasta recién salida de la academia de Oslo, deben investigar el asesinato de un ganadero, un pastor de renos, cuyo cadáver presenta una peculiaridad solo normalizada para los renos y es que ha sido marcado.

Y el hecho coincide con la desaparición de un tambor de chamán sami que iba a inaugurar una gran exposición de objetos autóctonos para dar la bienvenida a representantes de la ONU, cuya llegada está prevista en breve.

Hay, pues mucho nerviosismo en la zona y entre los dirigentes políticos y mucha urgencia para solucionar los casos y dar una imagen pública de paz y concordia.

Olivier Truc ha escrito una novela negra étnica.

De esas que a la trama criminal se suma la divulgación de una cultura tradicional. De esas que informan a la vez que entretienen. De esas que desarrollan tramas que convergen de manera magistral y satisfacen por su coherencia y libre albedrio a la hora de aplicar justicia.

El último lapón es una obra escrita con tanto cariño y mimo como se talla una asta de reno, que por su delgadez y estrechez debe ser cincelada con mucho cuidado y esmero para no romperla. Si se hace bien el resultado es espectacular, y Olivier Truc la ha tallado excepcionalmente.

Si les va este subgénero de la novela negra, están a punto de deleitarse con algo distinto a lo que resulta convencional y redundante.

domingo, 15 de septiembre de 2024

Asesinato en el Richelieu de Anita Blackmon

El Richelieu es un hotel en el que parece que con el nombre se acabó todo intento de magnificencia.

Su clientela, entre quien se incluye Adelaida Adams, tiende preferentemente a huéspedes permanentes, jubilados con posibles que han convertido el hotel en su vivienda, aunque también acoge a transeuntes, y siendo los primeros de cierta edad, en el pueblo se conoce al establecimiento como La Residencia de Ancianos.

Y en este entorno de tranquilidad y sosiego, como solo puede ofrecer un lugar plagado de gente mayor silenciosa y alejada de problemas mundanos, resultaría sorprendente que sucediera algo más interesante que la pérdida de una aguja de tejer o la rotura de una pieza de la dentadura postiza y sin embargo algo está a punto de pasar y va a tener la particularidad de aterrorizar tanto a todos sus inquilinos como al personal administrativo y de servicio.

Y es que cuando se descubre un cuerpo en una habitación, sin lugar a dudas brutal y sádicamente asesinado, y se conoce su identidad y la policía parece no saber por donde pisa, las suspicacias se instalan en todas las miradas y las sospechas amenazan con romper la calma habitual que había instalado, como un huésped más, una monotonía rayana en el aburrimiento.

Por eso, al miedo y a la tensión se añade una morbosa excitación por saber que tal vez sea la causa de que las cosas empeoren.

Adelaida Adams, una de las residentes antiguas, va a tener que involucrarse, sin pretenderlo, a su pesar y a riesgo de perder la vida. Irónica, valiente y de Arkansas, resulta ser perspicaz observadora y rápida en tomar decisiones.

Asesinato en el Richelieu es una novela de intriga policiaca en entorno acotado donde todos son sospechosos hasta que se demuestre lo contrario.

Encuadrada por méritos propios en la estantería de "Had I but known", o sea “Si lo hubiera sabido” por hacer referencia a la narración en primera persona en la que la protagonista no puede evitar que sus decisiones y acciones desencadenen otras, generalmente, más desafortunadas.

Anita Blackmon, transgrede el corsé impuesto a las escritoras de la época, esta novela se publicó en 1937, y es la primera de las dos que escribió ambas protagonizadas por Adelaida Adams,l ya que a la intriga policiaca en entorno cerrado le da una capa de pintura de novela negra para conseguir una historia muy dinámica, con distintos sabores: secretos, delitos, intrigas, mentiras, amores y amoríos y violencia inesperadamente explicita y todo salpicado con comentarios graciosamente ocurrentes.

Por eso, leer hoy Asesinato en el Richelieu, aceptando el desfase temporal, es lo más parecido a darse un paseo por una feria con atracciones donde no cabe el aburrimiento.

miércoles, 4 de septiembre de 2024

La Ciudad Esmerilada de Mar Aísa Poderoso

La Ciudad de Cristal se antoja transparente con todo a la vista, La Ventana Indiscreta es la consecuencia de la anterior, de ahí que La Ciudad Esmerilada posibilite que pase la luz a la estancia, pero aplica una reserva respecto a mostrar lo que en ella sucede.

Hay ahí un evidente homenaje a ambos títulos, a ambos autores Auster i Woolrich, éste eclipsado por la adaptación de Hitchcock, por eso la trama es deliberadamente meticulosa, inteligente y angustiante.

La desaparición de un niño actúa de pseudo McGuffin, por esa sombra alargada del cineasta rey del suspense. La trama se muestra como un gran mapa que va abriendo un pliegue detrás de otro para mostrar distintas subtramas, a cuál más interesante, que van conformando una sola imagen.

Una desaparición infantil, el hallazgo de una mujer muerta, claramente asesinada, la presencia de una jueza sustituta, la investigación para una tesis doctoral, la recepción de correos electrónicos crípticos e inquietantes, y más hechos, van a ir encontrando su lugar en una trama precisa, una historia policiaca que va volviéndose ominosa a partir de un segundo asesinato.

Pero lo que hace que una historia policial sea grandiosa es su escala humana. No solo es su verosimilitud o su argumento sin fisuras, ambos factores imprescindibles, sino sus protagonistas.

Y La Ciudad Esmerilada es una gran novela de personajes; y esto es así porqué su autora, Mar Aísa Poderoso, es una escritora de tramas y personajes nada planos y si muy coloquiales que actúan con naturalidad.

Eso que parece una perogrullada es en cambio algo cada vez más difícil de encontrar y esta novela es generosa en su tratamiento. Se conoce más a la gente por los actos que por las palabras y la autora, que lo sabe, deja que sus personajes sean todo lo tridimensionalmente humanos que permite el papel, para que sus acciones se correspondan con su idiosincrasia.

No menos de 17 personajes, entre principales y secundarios con participación activa, forman el elenco de esta novela. lo que permite a la autora ofrecer un amplio abanico de caracteres, hábitos y rutinas, y permite al lector trasplantarlos a la vida real e incluso asemejarlos a vistos o conocidos al resultar próximos y nada estereotipados.

La novela, en un rasgo identificativo de su autora Mar Aísa Poderoso y habitual en sus obras y que se agradece enormemente, contiene referencias literarias y artísticas que siempre tienen su razón de ser, pues tanto ayudan a comprender a una persona como sirven para deshacer un nudo de la trama; a la vez que alimentan culturalmente y estimulan intelectualmente.

Si la novela es un agradecido y merecido reconocimiento al, gran, escritor Paul Auster y a su obra, el reciente fallecimiento de este le aporta un plus de complicidad que la hace aún más entrañable.

De esta autora, en este blog, ya se han reseñado sus dos obras anteriores tan recomendables como esta tercera:

Dostoievski en la hierba 

¿Quién ha visto a una sirena? 


lunes, 26 de agosto de 2024

Proyecto Overmind de Daniel Sánchez Cantero

Si es usted una de esas personas que viven por el thriller y aún no ha decidido cual será su lectura inmediata, tiene en Proyecto Overmind una de esas que no exigen casi nada y a cambio le entretendrá lo suficiente como para olvidarse del calor que aun quiere permanecer con nosotros.

En la mexicana selva Lacandona, en la linde cercana a El Cruce, una imaginaria localidad, se ha encontrado el cuerpo de una chica con el cuerpo cubierto de sangre.

A la inspectora Valentina Vargas y a su compañero Sebastián Cruz, les correspondería, por jurisdicción, comandar el operativo de investigación, pero unos intereses muy por encima de su rango hacen que solo sean meros peones movidos por el FBI, la DEA y la CIA estadounidenses y el CNI mexicano.

A la joven herida, Nora Baker, inglesa, se la considera sospechosa del asesinato de 6 militares durante una huida de un laboratorio farmacéutico, ubicado, o mejor, escondido, en la selva, que parece pertenecer a una corporación con ramificaciones mundiales pues poco se sabe de su entramado jerárquico.

Pero como todo thriller que se precie, a la amalgama de siglas de organizaciones militares y políticas, se le añaden personajes de distinta tipología especialmente habilidosos y de diferente nacionalidad, constantes giros de guion para que la atención lectora no se disperse, y todo mezclado con experimentos de biotecnología e inteligencia artificial con intereses malsanos y finalidad poco ética.

Unos personajes arquetípicos protagonizan una trama conspiranoide en donde no faltan peleas, disparos, muertes y traiciones, relatados en capítulos cortos cada uno con su correspondiente final cliffhanger.

Proyecto Overmind es novela bestseller y nada a añadir. Sus apuntes médicos, tecnológicos y de política internacional son los justos para dar cierta verosimilitud al argumento; solo un compendio que sustente la trama y disimule las costuras.

Su autor, Daniel Sánchez Cantero, tiene prevista una novela más, enlazándola con la presente, con la que concluir su trilogía Proyecto. Así que ya saben: el final no siempre es el fin.

lunes, 22 de julio de 2024

La enfermera del Bellevue de Amanda Skenandore

El estudio de la enfermería en el Hospital Bellevue de la ciudad de New York, en 1883, es de acceso exclusivo para jóvenes de cierta condición social que asegure un mínimo de cultura y un máximo de respeto y educación, por eso es impensable que alguien que vive del robo y del pillaje y que además está en busca y captura por la policía pueda acceder.

Pero Una Kelly, que es ese alguien, lo consigue y con ello da un vuelco a su vida tan inesperado como impensable hace pocos días, pero es que en ello le va, literalmente, salvar su vida.

Pero en el hospital no solo tendrá que lidiar con unos estudios exigentes sino con unas instructoras y unos doctores que no toleran ningún atisbo de creatividad ni en los quehaceres ni en las conversaciones; aspectos difíciles de encajar para alguien que ha vivido en la calle y ha sustentado su supervivencia en la improvisación y la independencia.

Y, por si fuera poco, la posibilidad de que un asesino en serie callejero haya podido actuar dentro del Bellevue va a complicar aún más las cosas.

La enfermera del Bellevue es un poliédrico retrato de la diversidad social de la ajetreada vida neoyorkina de finales del siglo XIX que incluye una trama policiaca con un asesino en serie.

Amanda Skenandore relata fotográficamente esas calles llenas de inmundicia, esa falta de higiene y esas prácticas hospitalarias con medios precarios, donde verdaderas vocaciones se sobreponen al desánimo.

Lo hace con gran angular, casi ojo de pez, para que la imagen panorámica permita apreciar el todo, el ambiente y el bullicio y luego emplea macroobjetivo para acercarnos los detalles, lo que no deja de ser una visión espeluznante.

La autora ficciona una parte de la historia real para que sepamos que aunque la enfermería siempre se ha asociado con enfermeras, no fue fácil para la mujer acceder a esa profesión.


sábado, 13 de julio de 2024

El Club de las Damas Maleducadas de Alison Goodman

Las novelas criminales de época, ambientadas en pretérito, así como sus primas hermanas históricas, tienen que añadir a su trama principal una ambientación exhaustivamente veraz para hacer verosímil la anterior.

Y en este sentido El Club de las Damas Maleducadas es un ejemplo a seguir por otras obras que toman ese camino.

Reúne la esencia de las novelas folletinescas de la época en la que se desarrolla, con su equilibrada mezcla de romanticismo, aventuras, denuncia social y costumbrismo que la convierten en un sabroso te de media tarde con un inusitado bocadito de pepino con jengibre que le aporta acidez y picante.

Una novela clara y altamente feminista, Reivindicando la posición que a la mujer le corresponde, en cuanto a libertad de acción y toma de decisiones por iniciativa propia.

Así los casos que en esta obra se tratan, hacen clara alusión al enunciado anterior y en ellos la mujer es objeto, mercancía y deshecho. Y nada es inventado, aunque sea ficción. Y aun hoy hay que lamentar que ciertas culturas se postulen a favor de esa degradación femenina exaltando la autoridad masculina.

El crimen, el delito, no siempre ha tenido igual calificación y actos hoy punitivos e impensables han tenido sus días de presencia con aceptación social.

Por ejemplo, que un hermano pueda decidir sobre su hermana hasta el punto de poder encerrarla en un manicomio por considerar que su comportamiento pueda poner en evidencia la imagen social de la familia.

Y así a principios de 1800, albores del siglo XIX, en Inglaterra, durante la Regencia, una mujer, a ojos de la sociedad gobernada por los criterios de un heteropatriarcado rancio y sordo a cualquier sugerencia de cambio, era poco más que mal necesario.

Y si se supiera que dos hermanas mellizas, de momento solteras, aunque por edad no deberían según las costumbres sociales del momento, están resolviendo conflictos de una forma claramente ilegal, la horca sería una sentencia aplaudida.

Actuación ilegal a ojos del injusto sistema gobernante; pero racional y humanitaria vista con ojos de justicia social.

Alison Goodman vehiculiza mediante Lady Augusta y Lady Julia, las hermanas Colebrook, esa rebelión sorda, haciendo que ambas participen como detectives aficionadas de unas acciones que exigen resolución sin amedrentarse.

El resultado es una novela que va sorprendiendo a medida que avanza, con momentos de entretenimiento risueño ya que, igual que no hay tortilla sin romper huevos, no pueden haber acciones de brutalidad sin que las dos damas participantes imiten el comportamiento masculino, en sus gestos, charla, vestuario y juramentos incluidos.

Por eso Lady Augusta y Lady Julia sostienen que "... deberemos ser rebeldes, en ocasiones maleducadas y totalmente indomables"

El Club de las Damas Maleducadas muestra una precisa estructura detectivesca junto a una apuesta por la ruptura de las convenciones sociales de la época. Es una novela que seduce por su valentía transgresora.

Y lo mejor: es el inicio de una serie de la que pronto volveremos a tener noticias.

 

domingo, 7 de julio de 2024

Viaje a la oscuridad de Lou Berney

A Lou Berney lo conocimos en Carreteras de Otoño (reseñada en este blog) y descubrimos su capacidad para armar relatos a escala humana donde las personas tienen toda la importancia y la trama no es más que su circunstancia.

Y si esta era una suerte de road novel, con carreteras y caminos polvorientos, en la actual, Viaje a la oscuridad, también está presente el viaje, pero en este caso es el viaje interior que realiza el protagonista desde una vida anodina y sin expectativas claras hacia un crecimiento personal y un objetivo muy definido.

Hardy Hardly Reed tiene 21 años, vive solo, no tiene familia, salvo a Preston, un medio hermano de cuando coincidieron en una familia de acogida. Le gusta colocarse con marihuana, jugar a videojuegos y sobrevive gracias al mísero salario mínimo que cobra por hacer de actor en el pasaje del terror de un parque de atracciones que recrea el viejo oeste.

Una tarde, mientras hace cola en una dependencia judicial para solicitar el aplazamiento del pago de una multa de aparcamiento, se fija en dos críos, una niña y un niño que parecen hermanos y que están modosamente sentados en la sala de espera. Tan quietos que resulta impropio en niños de esa edad y tal vez por eso atrae su atención y su mirada que, sin querer, resbala por esos cuerpecitos para fijarse en unas marcas que identifica como quemaduras de cigarrillos.

Esa visión produce un chispazo neuronal y activa un mecanismo de protección que le conduce a tomar decisiones e iniciar acciones que unos minutos antes nunca hubiera imaginado.

Lou Berney relata con parsimonia para entender el proceso mental que realiza el protagonista para poder llevar a cabo ese viaje en el que se encuentra a si mismo lo que le permite identificarse con una misión en la vida.

Es una trama contenida en todo momento, pese al gran esfuerzo que supone no abrir compuertas, pero es el tiempo que necesita Hardly para asimilarse, a si mismo, en su nueva faceta personal. Por eso la lentitud en el avance de la historia describe ese ejercicio de crecimiento personal.

Los personajes secundarios, todos sin excepción, son pilares imprescindibles para levantar esta construcción que va a permanecer durante mucho tiempo en la mente del lector

Hay mucha belleza en tanta tragedia y mucha humanidad entre tanto individualismo. Es una novela desgarradora por la maldad impune y por los pocos medios de los servicios administrativos, pero esperanzadora a la vez ante la presencia de héroes anónimos capaces de actuar por conciencia.

Viaje a la oscuridad es tan estremecedora, tan negra, tan tierna, tan humana, que no puedo dejar de recomendarla.

lunes, 1 de julio de 2024

Se ha horneado un crimen de John Allison y Max Sarin

Estamos ante un cómic del género Whodunit, ya saben, esa trama policiaca donde conocemos los sospechosos y tenemos que descubrir quién ha cometido el crimen.

Un Whodunit que transcurre entre bambalinas de un reality show televisivo que premia la mejor creatividad pastelera.

Efectivamente, en el programa La Carpa de los Pasteles, el concurso de repostería más famoso del Reino Unido, se dan cita 12 concursantes y tienen que ir superando pruebas y semanas para alcanzar el premio final.

Pero nada más empezar uno de ellos cae envenenado y, la también concursante, Shauna Wickle, que se considera a sí misma una experimentada solucionadora de misterios, se ofrece a la dirección del programa para descubrir al culpable y evitar el fracaso del concurso.

Así entre recetas y pasteles y creatividad y apetito, va amasándose la trama de Se ha horneado un crimen. Un pastel que espera superar la cocción cogiendo volumen sin deshincharse.

La sintaxis del título recuerda demasiado a la serie televisiva Se ha escrito un crimen (el título original es bien distinto: The Great British Bump-Off) para no notar el parecido con el que la editorial ha pretendido activar nuestra cultura popular que aúna televisión y misterio criminal.

La historia es de corto recorrido argumental, ya que, lamentablemente, el guionista John Allison ni ha querido ampliar el número de víctimas ni rascar el maquillaje que esconde las miserias de este tipo de reality, y se ha quedado en la parte más anecdótica consiguiendo un relato repleto de humor, que demuestra ser su zona de confort.

Aún y así la trama refleja a la perfección las envidias y las estrategias de los concursantes, el punto estimulante y a la vez corrosivo de las entrevistas que va intercalando la presentadora y la superioridad moral que ejercen los miembros del jurado, que resultan sumamente desagradables, en lo que son los rasgos característicos de un reality televisivo para todo tipo de público.

Los personajes están suficientemente caracterizados de forma diferenciada para explotar al máximo el carácter de cada cual, que se refuerza con diálogos cortos de palabras pero largos de significado irónico.

El estilo cartoon, muy acorde al requerimiento televisivo de este tipo de concursos, en el dibujo de Max Sarin potencia las expresiones faciales y gestuales hasta un nivel de histrionismo aceptable y la paleta de colores planos y saturados, aunque demasiado corta, de Sammy Boras, consigue secuestrar la mirada para que no echemos en falta la, prácticamente, ausencia de decorados. Pero, si que hacen falta.

El resultado es un pastelito endulzado que leído entre lecturas más densas y tenebroso calado aporta frescura y divertimento. Además, a nadie le amarga un dulce.

martes, 25 de junio de 2024

La Novela Negra se muere

La Novela Negra se muere. Antes se murieron las librerías especializadas en su venta. Hoy se muere el producto. Envenenado con uno de esos venenos de efectos lentos pero progresivos e inexorables.

A la novela negra le hicieron creer que era inmortal; que solo sus páginas contenían víctimas y ella no lo sería; que estaba por encima de la humana condición de falible.

La engañaron. La sedujeron invitándola a docenas de festivales hasta la extenuación, exhibiéndola como objeto de deseo a mayor gloria de quienes copan los sillones que solo buscan su lucimiento personal en unas charlas autocomplacientes y endogámicas.

La hicieron creer que era necesaria, los demás, contingentes. La engalanaron, salía en todos los papeles y pantallas; lucía en carteles de DIN A/3 en paredes y escaparates y era la niña de los ojos de las editoriales.

Citada por todos los medios, y los enteros, desfilaba por los estands de ferias del libro, siendo la más buscada para una firma, una selfi o un flash.

Ofrecía su lado bueno para las fotos “Novela Negra mira aquí” “Novela Negra haz un mohín que denote tu lado oscuro” “Novela Negra, se mala” “Novela Negra posa como una femme fatale” y la Novela Negra se adecuaba a requerimientos y dejaba de ser quien era para ser lo que querían los demás; repartía sonrisas y lanzaba besos como quien sabe que nunca le han de faltar y que siempre habrá stock.

Ni lo sospechaba, pero ya le habían inoculado el veneno. Aún tardará años en hacer todo su efecto, pero para cuando se evidencien los síntomas será tarde.

Las editoriales tiran de sucedáneos, más económicos, menos divos y más rentables. Hace tiempo que no importa la calidad, solo la rentabilidad.

Las envidias son insanas solo para quien la sufre. Son un goce para quien las proyecta. Y True Crime y Cozy Mystery han sabido esperar.

A la sombra de la Novela Negra, han ido desplegando una maraña de artimañas con la finalidad de desbancarla. Conscientes de la polarización social, sabían que si jugaban bien sus cartas podrían repartirse el pastel.

Sus contenidos antagónicos no luchan entre sí, más bien se complementan. Quienes siguen a True Crime detestan la tibieza del Cozy Mystery y viceversa, quienes votan Cozy la sola presencia de True les provoca arcadas.

Y en medio, sin sospecharlo, la Novela Negra va perdiendo apoyos. Ciertamente que iba en mala dirección, su relamido, cuando no pedante, estrellato le ha impedido ver como sus argumentos se repetían, sus clichés se multiplicaban y sus personajes se guionizaban hasta la mediocridad.

La literatura así como el alma ya la han abandonado en muchas de sus publicaciones; los intereses comerciales, como dijo un reconocido editor, no busco lectores sino clientes, piensan en IA como medio para abaratar costes. El arte vale por lo que está tasado no por su condición innata, que ya no importa a nadie.

La Novela Negra ya no muerde, no incomoda. Se ha reblandecido por exigencias del guion y por indicaciones de lectores sensibles y encontrar un espécimen verdadero no solo es difícil, sino que pronto será misión imposible.

La Novela Negra se muere. Como estrella lejana que ya no existe pero que seguimos viendo su luz, tardaremos un tiempo en certificar su defunción, pero mucho y gordo habría de pasar para que no haya pronto una esquela en los medios.

La Novela Negra se muere porque True y Cozy, con el apoyo de los intereses comerciales aliados con estamentos, esos que la Novela Negra tanto denunció, la han envenenado para desahuciarla y ocupar su posición durante los años que la efímera y volátil fama tenga a bien concederles.

Junto a Thriller que siempre ha sabido cuál era su lugar y ha sabido mantenerse, True y Cozy serán los nuevos objetos de deseo de selfis y páginas dedicadas. Los festivales serán monográficos y llevarán sus nombres reluciendo con colores que ya no incluirán el negro.

Porque el negro es para el luto y el muerto al hoyo y el vivo, al bollo.

 

miércoles, 19 de junio de 2024

Muerte en El Cairo de Erica Ruth Neubauer

En 1926 los viajes intercontinentales eran algo solo al alcance de muy poca gente y si bien para algunos, ingleses, franceses, era más habitual porque sus colonias se extendían por varios continentes, para los americanos, en cambio, resultaba más extravagante y oneroso.

Lo que no impide a Millicent Stanley, tía Millie, arrastrar a su sobrina política y joven viuda, Jane Wunderly, a un lugar donde la ley seca no le impida practicar su deporte favorito que es degustar bebidas espirituosas hasta más allá de lo socialmente razonable.

Egipto, y el maravilloso Mena House Hotel, que incluye un campo de golf lindante con la arena del desierto; ese oasis para clases privilegiadas y con privilegiadas vistas en primer plano de las pirámides, es el exótico destino para pasar unos ociosos días de placer.

Pero encontrar el cadáver de una díscola joven, recién conocida en el bar del hotel, no entra dentro de los pasatiempos planificados por Jane y tener que investigar, a escondidas, su muerte para quitarse de encima la etiqueta de sospechosa, tampoco.

Una aventura romántica con cócteles refrescantes en un lugar de ensueño no casan bien con la pesadilla que supone un cadáver y un jefe de policía suspicaz. La emoción está servida en este Cozy Crime ingenuo y nostálgico.

Erica Ruth Neubauer reconoce su devoción por aquella época de películas en blanco y negro, humor blando, romanticismo elegante y novelas policiacas de la Golden Age, y este es su reconocimiento y su homenaje desde una planta baja de un alto edificio.

Así su protagonista, Jane Wunderly, que esconde un pasado truculento, está leyendo El Hombre del Traje Color Castaño, la novela más aventurera y menos policiaca de Agatha Christie, y sin duda Muerte en El Cairo, quiere ser clara deudora y aspira, sin conseguirlo, a ser reflejo.

Muerte en El Cairo, tiene una trama lineal plagada de diálogos y situaciones que consiguen hacerla espiralada por la lentitud en la que avanza. Y aunque resulte en exceso previsible no le afea el interés por lo que ofrece: una lectura relajada y amable, adecuada para días de asueto en los que desconectar de la rutina y pensar lo mínimo es la máxima prioridad.

Léanla bajo un ventilador de aspas y acompáñenla con un batido de frutas con un chorrito del licor que prefieran, les ayudará a superar la visita del calor que conlleva el verano.

miércoles, 12 de junio de 2024

La luz más cruel de Fernando García Ballesteros

La luz más cruel es la que ilumina lo que nadie desea ver. Bueno, nadie no. Hay personas depravadas que no solo disfrutan haciendo el mal sino que además desean inmortalizar sus hazañas en una fotografía que permita evocar a perpetuidad esos momentos, dichosos.

Fernando García Ballesteros no necesita inventar mucho, le basta y le sobra, con redactar hechos que fueron o muy bien podrían haber sido.

Y los redacta con mucha maestría, y lo que inventa no se diferencia de lo que coge de la realidad para ofrecer una fotografía dinámica de esas épocas en las que el patriarcado unido al apellido suponen dinero, poder y respeto además de libertad absoluta para realizar cualesquier actos ominosos que tengan a bien desear.

Sea del carácter que fuere y se ejecute contra bienes o personas. Así personal de servicio, mujeres de cualquier condición y obreros y otras personas de pensamiento u obra contrario a su concepción del mundo y del honor nada tienen que decir y mucho a temer.

La luz más cruel es una novela sobre una fotógrafa, Clara Prats, que ha aprendido el oficio familiar, y sobre sus intentos por ser libre y reconocida profesionalmente en ese mundo donde el heteropatriarcado no admite desviaciones ni salidas de tono.

Una fotógrafa criminalista que inmortaliza a personas muertas, y escenas de crimen como la del cuerpo que acaba de aparecer en la playa de La Barceloneta y del que nadie sospecha aún que es solo el primero de una serie.

Es una novela negra, de esas que se catalogan como histórico-policiacas que transcurre en Barcelona a principios del siglo XX y en ella se reflejan, como en los charcos de inmundicia que jaspean las calles, tanto ropas recosidas y remendadas como ropas hechas a medida con ribetes y encajes.

Todo cabe en una ciudad que acoge barrios de clase baja que están a nivel de mar y de clase alta que están hacia la montaña.

El autor demuestra gran aptitud y pasión por fotografiar esas épocas de contrastes sociales tan exagerados como ignominiosos, como ya lo hiciera con su otra obra El crimen del Liceo reseñada también en este blog y que, junto con la presente, deberían leer.

domingo, 9 de junio de 2024

Agatha Raisin y la turista impertinente de M.C. Beaton

Entrega número 6 de la serie protagonizada por Agatha Raisin y sin duda la menos policiaca, de las publicadas hasta ahora, la más empalagosa y sensiblera y únicamente interesante para irreductibles fans de la protagonista y para viajeros que estén planificando una estancia en Chipre.

A esa isla que los lugareños dividen en dos partes identificándolas como grecochipriota y turcochipriota según sea norte o sur y su cercanía con el país continental referenciado, llega Agatha Raisin en busca de su amor, James, que ha huido buscando sosiego después de casi sucumbir en una ceremonia nupcial.

La practicidad de James hace que elija Chipre y la casa alquilada como viaje de bodas, total ya estaba pagado, para hacer las paces consigo mismo lejos de Agatha, a quien considera compañía perniciosa.

A su llegada, Agatha coincide, en un mini crucero de recreo, con un grupo de compatriotas (Chipre es uno de los destinos preferidos por británicos como lugar de turismo y como asentamiento de jubilados) que no parecen tener mucho en común salvo la circunstancia de compartir la excursión.

Un asesinato vendrá a turbar la paz del grupo a la vez que despertará el espíritu de investigadora que anida en Agatha viendo en ello la oportunidad de resolver el caso y recuperar a James si consigue encontrarlo y convencerlo de que participe en las pesquisas.

Agatha sospecha que sus desequilibrios hormonales, síntoma inequívoco del avance menopaúsico, son los causantes de sus frecuentes cambios de humor que alteran su mente y su comportamiento hasta el punto de querer recomponer la relación con James, el amor de su vida, a partir de la lógica y no de los sentimientos.

La autora, centrada en exceso en el torbellino de emociones amorosas y estímulos sexuales de la protagonista deja de lado la trama policiaca que resuelve de forma apresurada y con desgana como si se hubiera acordado de repente de que no podía cerrar la novela sin solucionarlo.

Aparte de las ganas de recorrer Chipre, de probar la comida local en cualquiera de los muchos restaurantes nombrados y de bañarse en sus aguas, no queda mayor recuerdo de la trama una vez cerrada la contraportada.

Leyéndola se entiende perfectamente que la editorial dudara sobre la conveniencia de su publicación, así como también se entiende plenamente el título Agatha Raisin y la turista impertinente (entendiendo que se refiere a ella y no a cualquier otra turista que pasara por allí).

Ni se les ocurra empezar la serie por esta obra ya que fácilmente la abandonarían y sería un error ya que cuenta con títulos mucho más relevantes y ya reseñados anteriormente:

01 – Agatha Raisin y la quiche letal

02 – Agatha Raisin y el veterinario cruel

03 – Agatha Raisin y la jardinera plantada

04 – Agatha Raisin y los paseantes de Dembley

05 – Agatha Raisin y la boda sangrienta


domingo, 2 de junio de 2024

Torpedo 1972 - Un hombre llamado Capullo de Enrique Sánchez Abulí y Leandro Fernández

Luca Torelli, Torpedo, no es físicamente inmune al paso del tiempo. No le pesan los kilos, sigue estando tan delgado o más que siempre, pero los años no pasan en balde.

Sus reacciones no son tan viscerales ni tan explosivas, pero no por ablandamiento hermanado con la edad, sino porque sus reflejos tardan unas milésimas más que antes en desencadenar las acciones.

Quien dijo aquello de genio y figura hasta la sepultura sabía que Torpedo lo ejemplarizaría y lo haría bueno.

Y es que Torpedo peina canas y luce arrugas pero sigue siendo el mismo canalla malnacido con el que nunca te has de enfrentar si deseas seguir con vida y entero.

Amoral es su primer apellido y para el segundo hay disputas entre misógino, a menudo, y machista, siempre.

Amoral pero con código de honor propio que mantiene intacto y a mucha honra.

Le tiembla el pulso, la edad se cobra su peaje, y sigue con esa parafasia fonética que debería preocuparnos por si es un síntoma de un cerebro deteriorado, pero sin embargo no reímos de sus traspiés con el lenguaje.

Torpedo 1972 significa el retorno de un personaje mítico de la historia de la historieta y exponente del género negro más cinematográfico representado por gánsteres y sicarios.

Un hombre llamado Capullo es su tercera entrega, siempre con su fiel Rascal, y adquiere tintes épicos en una historia escrita con ingenio y mucho humor blanco y humor negro, y rojo si me apuran porqué hasta las muertes que salpican de sangre tienen su punto risible.

Enrique Sánchez Abulí, su eterno guionista, a partir de un atraco a mano armada que debería ser tan sencillo como quitarle un caramelo a un niño, construye un argumento rebosante de pasiones y lleno de sorpresas y giros de guion que mantienen al lector pegado a la lectura terminando cada página con una viñeta escandalosamente cliffhanger.

Leandro Fernández acentúa con rasgos cartoon, que nos recuerdan al gran Spirit, las expresiones de los protagonistas para destacar sus cambiantes estados de ánimo y lo resuelve con tal solvencia que deseamos que vuelva en la siguiente entrega.

A Torpedo, por su peligrosidad, hay que darle de comer aparte, por eso puede parecer incomprensible que lo sigamos queriendo sentado a nuestra mesa. Tal vez sea por aquello de ten a tu enemigo cerca.


miércoles, 15 de mayo de 2024

Crimen a bordo del SS Orient de C. A. Larmer

En épocas pretéritas era muy común encontrar antes del nombre del barco unas siglas identificadoras de su sistema de propulsión; así SS significa Stean Ship, o sea, Barco de Vapor.

El SS Orient actual, el protagonista de esta novela, es una réplica de un mítico barco que en tiempos realizaba la travesía entre Inglaterra y Australia y como aquel realiza el mismo itinerario solo que ahora más que un medio de transporte es un crucero de placer.

Y en el tramo final de ese crucero, el que va de Sídney a Nueva Zelanda, embarcan los miembros del club de lectura El Club del Crimen ansiosos por descubrir los placeres en un barco de lujo, sin sospechar que entre ellos estará el involucrarse en una investigación criminal.

Lo que redunda en placer, ya que además de la lectura sienten pasión por la investigación, aunque una de las investigaciones les cause mayor desazón habida cuenta de quien es la posible víctima.

Segunda entrega con los mismos protagonistas, los componentes del Club del Crimen, que ahonda en el subgénero Cozy Crime. Esa vertiente de la literatura donde prima la estructura de guion, e incide en la amabilidad, el romanticismo y el confort para propiciar una lectura sin sobresaltos, sin sangre y sin necesidad de tomar partido alguno por inexistencia de denuncia social.

Un regreso al origen del policiaco, cuando el crimen era una trama de personajes, coartadas y secretos; un intrincado rompecabezas y resolverlo la máxima aspiración de quien investiga y de quien lee.

A Cristina A. Larmer hay que agradecerle que haya recuperado esa parcela y que de satisfacción a nostálgicos del género de cuando la edad de oro era el referente.

Si son de novela negra pura y dura, aléjense, ya que si son de buen saque literario se van a quedar con hambre, si por el contrario son de picar y un solo plato, esta novela de suspense psicológico va a colmar sus necesidades y va a satisfacer sus papilas gustativas, levantándose de la mesa sin sensación de pesadez.

Crimen a bordo del SS Orient es una novela que si se le otorga la complicidad que solicita, ofrece entretenimiento, diversión y emoción en régimen de buffet libre.