viernes, 27 de abril de 2018

Muerte en Amsterdam de A. C. Baantjer

Canales, Barrio Rojo y asesinatos.

Dos novelas breves: El estrangulador de los domingos y De Cock y el cadáver de nochebuena, ambas protagonizadas por el Inspector del Departamento de Homicidios de la Policía Municipal de Ámsterdam, conforman el volumen Muerte en Amsterdam.

De Cock, acabado con ck como él mismo no se cansa de aclarar, es un veterano policía al que todos admiran y respetan por su exitosa trayectoria; pero él, después de veinte años lidiando con repulsivos crímenes, todos lo son, solo aspira a una jubilación que le permita pasear con su perro y estar más tiempo con su esposa.

Por eso que le fastidien sus vacaciones con un telegrama reclamando su presencia cuando aún no había disfrutado ni la mitad de ellas, más que merecidas, no le sienta nada bien.

En el primer caso, El estrangulador de los domingos, los crímenes afectan a prostitutas del barrio rojo de la capital y es una zona donde generalmente nadie ve nada y nadie oye nada por lo que De Cock tiene que tirar de conocidos y recordar favores y fijarse en detalles que solo su experiencia puede traducir en pistas.

En el segundo De Cock y el cadáver de nochebuena el título lo dice todo: el cuerpo de una joven flotando en un canal en nochebuena no da opción a fiestas ni algarabías sino a enfundarse la ropa de abrigo, calarse de humedad e investigar quien era y que hacía allí la víctima.

Ambos casos siguen el patrón convencional de la novela policíaca tradicional y De Cock se muestra como un claro ejemplo del detective deductivo capaz de encontrarle otro significado a palabras o hechos en apariencia simples.

A. C. Baantjer
La lectura permite también recorrer Amsterdam, una interesante ciudad de tamaño bolsillo, que se muestra con mentalidad abierta y obsequiosa.

A. C. Baantjer, Albert Cornelis Baantjer (1923-2010) antiguo policía en Amsterdam y escritor de gran éxito en su país, llegó a escribir 70 casos para el inspector De Cock.

Su prosa es fácil y amable y las tramas, sin ser retorcidas y más identificables con el relato policial clásico europeo que al contenido de la novela negra americana, tienen su intríngulis que sabe rematar con unas explicaciones del inspector, no a modo Hércules Poirot pero cercano, que ponen la guinda a la solución del caso.

Una serie muy digerible, amigable y recomendable de la que, lamentablemente, no consta que haya más traducciones. Será que su falta de morbosidad no satisface las necesidades de la clientela.

viernes, 20 de abril de 2018

Justo de Carlos Bassas del Rey

La vida tiene fecha de caducidad.

Justo es una novela negra de barrio. Llamarla urbana no alcanza a evidenciar sus matices; es de barrio y de calles y de esquinas, como la redondeada de Casa Bofarull, más conocida por Los Caracoles, y las casi inexistentes de la Calle L’Anisadeta. Es más de adoquines que de asfalto. Es más de orígenes que de destinos.

Justo es el protagonista. Para muchos un viejo. Alguien transparente cuando no invisible del todo. Un hombre viejo o un hombre mayor. Llámese de un modo u otro siempre ha habido, hay y habrá quien lo desprecie o lo ignore por razón de edad sin tener en cuenta que sus inquietudes y sus necesidades son parecidas a las de cualquier persona más joven y sin calibrar convenientemente su peligrosidad fraguada en la experiencia y en la determinación; algo para lo que la edad es el mejor alimento.

Al acabar la novela la sensación es de no haberla leído sino de haberla escuchado. De estar sentado a una mesa de Los Caracoles frente a Justo y de haber ido comiendo los entrantes, el plato principal y el postre con café y copa oyendo de su propia voz, no en vano la novela está escrita en primera persona, la narración de los hechos.

Aunque no sé si era Justo o su espíritu quien me ha hablado ya que el camarero, al preguntarle por él al volver del servicio, me ha dicho que en la mesa solo he comido yo como atestigua la cuenta para un comensal.

La voz de Justo no ha flaqueado ni un ápice a lo largo del relato si acaso le he apreciado un ligero temblor cuando ha mencionado a Eva, por lo demás ha ido desgranando su historia entre bocado y bocado y es que ya quedan muy pocos lugares donde comer comida cocinada como antes.

Con Justo he recorrido calles que tiempo hacía que no recorría, y otras desconocidas, e incluso me he reconocido en un escaparate, en una esquina, en un restaurante, en un local desaparecido; aromas que perfuman la lectura y es que los recuerdos son eso, aromas. La Barcelona que evoca Justo es la Barcelona de antes de que las multinacionales y las franquicias le mordisquearan su autenticidad, de cuando los turistas eran los residentes de los alrededores y no los desembarcados de un crucero.

Justo tiene ya una edad; de esas que no dan para remilgos. Comparte sus momentos con Damián y Julián probablemente los únicos amigos que tiene y los únicos con los que se entiende. Además de Remedios con quien también se entiende pero de otro modo.

La vida tiene fecha de caducidad y el tiempo que media, preciado tesoro, hay que dedicarlo a hacer lo que hay que hacer y es que Justo es un mandado aunque no haya un tangible mandador. Y su encargo es impartir justicia, de ahí su nombre de pila, aunque sea a criterio propio y haya quien le afee la conducta.

Y aunque parece tener la suerte de cara o Dios a su lado sabe que no puede confiarse; un solo instante de duda puede ser fatal. Lo sabe él y cualquier equilibrista. De la vida a la muerte solo hay un paso, el que se da al vacío.

Carlos Bassas del Rey
Carlos Bassas del Rey ha concebido un personaje muy entrañable, le ha dotado de un léxico rico, el de la persona que ha aprendido el significado de las palabras al mismo tiempo que ha aprendido a leer, y le ha procurado la facilidad de comunicación de un monologuista. La determinación de quien tiene en la misión su motivo para vivir y la voluntad de ser sincero y leal aunque eso suponga decepcionar a los que están a su lado.

Le añade ese particular sentido de la justicia que deja la ley para los leguleyos y en la que las resoluciones no admiten demora ni triquiñuela. Ha creado un personaje que vive entre lo lírico y lo siniestro.

Justo es una novela negra nuestra. De esas de kilómetro 0. Con reconocimiento a Méndez y a Carvalho. Y a Monroy y a Acuña. Y a Barcelona, sobre todo a Barcelona. Es una de las mejores novela negra que se puede encontrar hoy en día. No dejen de leerla o se arrepentirán.

En nada es Sant Jordi, entre los libros que compren asegúrense que este esté.

domingo, 15 de abril de 2018

La vírgen del burdel de Hubert y Kerascoët

La virgen del burdel

El volumen bajo el único título de La virgen del burdel integra dos álbumes que conforman una sola historia, un solo arco argumental.

La protagonista de la serie es Señorita no se toca (titulo original en francés: Miss Pas Touche).

Y sus dos primeros títulos, recogidos en este integral son La virgen del burdel y Sangre en las manos.

La acción transcurre en la década de 1930, esa época licenciosa de entreguerras, en el luminoso y alocado París y se ubica en el lujoso prostíbulo Pompadour al que llega Blanche, señorita no se toca, huyendo de un asesino, apodado El Carnicero por su modus operandi que evoca al de Jack el destripador, que tiene aterrorizada la vida nocturna.

Segunda parte englobada
en un integral en la edición
en castellano
Señorita no se toca porqué Blanche es virgen y pretende seguir siéndolo a pesar de la presión del entorno y de las manifiestas intenciones masculinas.

Deseos de venganza, por la muerte de una próxima, le impelen a investigar por su cuenta a pesar de no estar dotada para ello, lo que le lleva a conjeturar sin pruebas, pero aprende rápido del mismo modo que aprende a desenvolverse en la mansión y en sus peculiares habitaciones.

Hubert Boulard ofrece un guión sólido, aúna costumbrismo libertino con una trama policiaca muy bien planificada y traspasa líneas para que todas las vergüenzas queden al aire, figurada y literalmente, lo que permite vivir este contexto en su plenitud.

Su ironía llega al sarcasmo para ridiculizar la doble moral de quienes en público abogan contra la prostitución y en privado no se privan de ninguno de sus placeres y tampoco deja títere con cabeza al retratar las relaciones entre amos y criadas en el sí de las familias burguesas.

Costumbrismo, romanticismo y misterio policial clásico con dosificación de pistas y los giros justos para ir subiendo el tono en el prostíbulo y en la investigación y conseguir un final muy meritorio.

El dibujo de Kerascoët, seudónimo del duo formado por Marie Pommepuy y Sébastien Cosset, se acerca al expresionismo, sus líneas buscan captar y mostrar emociones.

Casi caricaturesco se centra en la comunicación mediante el tratamiento prioritario de gestos, miradas, y muecas.

Aliado con una exuberancia de color muy vivo, ese que asociamos a los bailes pintados por Renoir o al interior de un cabaret con sus luces, trajes y lentejuelas y colorete en mejillas, propicia que la lascivia se muestre en todo su esplendor y reserva los tonos más suaves para las escenas callejeras y aquellas en las que las protagonistas despojadas de su disfraz se muestran en la intimidad.

Una obra muy original, variada, entretenida, apasionante y emocionante y que no se debería dejar de leer.

En Francia llevan publicados cuatro volúmenes, los dos mencionados La Vierge du bordel  y Du sang sur les mains (y únicos traducidos) y Le Prince Charmant (El Príncipe Azul) y Jusqu’à ce que la mort nous sépare (Hasta que la muerte nos separe).

domingo, 8 de abril de 2018

Collateral

Terrible mundo este que parece
no importarle si los daños
colaterales son materiales o
humanos.

Londres, en esa época en la que el Brexit marcará un antes y un después y especialmente por lo que lo detonó: la inmigración, es donde y porqué se ambienta esta mini serie de cuatro episodios de temática noir e intereses transversales.

Collateral porqué todo acto tiene consecuencias, toda decisión tiene efectos secundarios y los daños colaterales se contemplan como mal menor y asumible. Terrible mundo este que no distingue si esos daños son materiales o humanos.

Una serie abducida por la presencia femenina abastando esa transversalidad mencionada y lanzando un mensaje claro por el reconocimiento que se le niega al 50% de la población.

Los personajes masculinos, relegados, representan mayoritariamente la baja estofa, en general todos interesados, egoístas, pretenciosos e incluso primitivos. Y no es que las mujeres no lo sean pero es que ellos no tienen límite. La ambición por el poder, por dominar y poseer predomina sobre la libertad de quien esté enfrente.

De nuevo el género negro presentado desde la cotidianeidad. Desde la proximidad, desde la convivencia. No hay que inventarse acrobacias argumentales para destacar que el crimen y el delito están justo a nuestro lado.

En Collateral se desarrolla una trama de tráfico de personas que sirve para retratar a una sociedad que posa indiferente ante el fotógrafo. Sirve para evidenciar que se prefiere cerrar la puerta y las ventanas si es preciso antes que aceptar la realidad y tener que mojarse. Ya se mojan los inmigrantes y muchos se ahogan.

Collateral tiene su punto de partida en un asesinato frío y premeditado y desde él recorre un sinfín de situaciones destapando a su paso y sin pudor el henchido cinismo que anda por las calles en forma de animales de dos patas. Poniendo el dedo en cada llaga y retorciéndolo en su interior.

Y una vez todo expuesto deja que sean los espectadores quienes juzguen, si así lo desean, o actúen, si así lo prefieran.

Tráfico clandestino de inmigrantes, tráfico de drogas, traumas militares, pánico al terrorismo, xenofobia, falsedad eclesiástica, lesbianismo, ludopatía, acoso sexual, violación, mentiras y traición.

Kip Glaspie
(Carey Mulligan)
Al ritmo pausado habitual de las series de la BBC se nos presenta a Kip Glaspie (interpretada por una carismática Carey Mulligan) en el papel de una inspectora embarazada encargada de investigar el asesinato de un joven repartidor de pizza y que acaba siendo el personaje aglutinador de las distintas subtramas.

Subtramas que van salpicando como lo hacen los ingredientes sobre la masa de pizza; son diversos los hilos que van apareciendo hasta mostrar este fresco tan rabiosamente actual que denuncia que se emplee los sustantivos bandera y patria para tapar intereses privados de hondo calado.

Por una vez cuatro episodios, ni que hubieran sido los habituales seis, resultan insuficientes para abordar con profundidad sobre todo lo expuesto, faltan minutos para completar un discurso claro sobre su intención pero si bastan para evidenciar la mezquindad humana que se pliega ante la opinión pública.

Como retrato social está más que conseguido; como relato no concluye los temas abiertos de forma solvente y comprometida. Prefiere imitar la realidad: sabe que no hay conclusión posible y que lo denunciado no tiene final. Demasiados intereses nacionales detrás de todo.

Una novela negra contada desde una serie de televisión con guión de David Hare y dirigida por S.J. Clarkson, ambos nombres bastan para ver el nivel de calidad de la misma. No deberían perdérsela.

jueves, 5 de abril de 2018

Torn de nit de Agustí Vehí


Reseña bilingüe


El torn de nit de la policia
local es de tot menys
tranquil.
Torn de nit d’Agustí Vehí

Cada dia de la semana es generen noves sorpreses i quan el sol se’n va a dormir aquestes només es mostren als esforçats agents de policía del torn de nit que les veuen passar, amb els ulls com plats, com qui veu esperitats.

Nit rera nit esdevenent situacions esbojarrades que barregen fets delictius de diferent gramatge en una mena de “vodevil negre i policial a l’empordanesa’ que fa embadalir de lo be que està escrit i de l’enginy que vessa generosament.

Res d’argument tòpic ni típic del gènere. Una visió entremeliada de les vivencias del cuarter de la policía local d’una petita ciutat, Vilaclara, que s’enfot fins i tot del mateix ofici d’escriptor a l’haver de barrejar mots en català, castellà i llenguatge de poble de tota la vida que no es ni del pare ni de la mare.

Agustí Vehí, malauradament ja mort, ens regala aquest llibret on aboca satira i tendresa a parts iguals emprant tota mena d’acolorits recursos literaris per atrapar l’atenció un cop i un altre i un altre fins al final.

Es una lectura molt recomanable, de fet ho es tota la seva obra. Acosteu-vos-hi i us atraparà com una abraçada d’os carinyós. Com era ell.

En aquest blog també s'ha parlat d'una altra novel·la negra seva com es la genial Quan la nit mata el dia i també s'ha n'ha parlat a propòsit d'una recepta gastronòmica en l'article Agustí Vehí y garbanzos a la catalana.



Agustí Vehí, tant bo com a
persona que com a
escriptor.
Torn de nit (Turno de noche) de Agustí Vehí

Cada día de la semana se generan nuevas sorpresas y cuando el sol se acuesta se muestran solo a los abnegados agentes de policía del turno de noche que las ven pasar, con los ojos como platos, como quien ve alocados espíritus.

Noche tras noche se suceden alocadas situaciones que mezclan delitos de distinto gramaje en una suerte de “vodevil negro y policial a la empurdanesa” que hace gozar de lo bien escrito que está y del ingenio que desborda generosamente.

Nada de tópicos ni típicos de género en el argumento. Una traviesa visión para reírse incluso del propio oficio de escritor al tener que mezclar palabras de en catalán, castellano y lenguaje de pueblo de toda la vida que no es ni lo uno ni lo otro.

Agustí Vehí, lamentablemente ya fallecido, nos regala este librito donde vuelca sátira y ternura a partes iguales empleando todo tipo de coloristas recursos literarios para atrapar la atención una y otra y otra vez hasta el final.

Es una lectura muy recomendable, de hecho como toda su obra. Acérquense y les atrapará con un abrazo de oso cariñoso. Como era él.

En este blog también se ha reseñado totra novela negra suya y que es la genia Quan la nit mata el dia i también se le ha reseñado en una receta gastronómica en el artículo Agustí Vehí y garbanzos a la catalana.

domingo, 1 de abril de 2018

Tarde, mal y nunca de Carlos Zanón

Un graffiti deslavazado.

Tarde, mal y nunca es una historia negra que al escribirse toma hechuras de novela negra en el uso más marginal y visceral del género.

Epi no duda en coger un martillo y matar con el a su colega de farras y trapicheos Hussein al enterarse que se está tirando a su novia Tiffany. La herramienta es el arma del crimen; los celos, el motivo.

Ya está. Algo que no merece discusión alguna, ni explicación, ni justificación. La tocas y te mato. No hay reflexión a consecuencias, no hay razonamiento previo, solo esa cortina translucida frente a los ojos que enturbia la mirada y la necesidad de vengar el ego herido, la hombría mancillada.

Y es que con la hombría de según con quien, en según qué lugares y circunstancias, no se juega. A veces es lo único que se tiene; y no se puede, no se debe perder. Aunque luego pase lo que pase.

Carlos Zanón cuenta la historia de unos protagonistas con una visión mediatizada por el desengaño y la desesperación hacia eso que algunos llaman vida y otros malavida.

Una malavida que viven desde las entrañas, porque es ahí donde corroe el hambre y donde se enquistan los sentimientos no correspondidos y los deseos insatisfechos, donde se forjan los versos aunque nunca se declamen.

Carlos Zanón
Carlos Zanón escribe sobre personas y sus circunstancias, escribe sobre el entorno y como este influye en las gentes y estas en él. Escribe sobre la vida y la malavida.

Esa vida que como te pille desprevenido o en el lugar y momento equivocados te hace girar frenéticamente y sin control como una peonza decorada con colores de neón que si no te marean igual te dejan ciego.

El resto es gris sucio: edificios y personas. Ambiciones y realidades. Pasado, presente y futuro. Todo gris como un poema desesperanzado.

Los protagonistas de Tarde, mal y nunca son gente corriente de clase baja baja que tienen en común ser todos perdedores en una partida en la que no pidieron entrar y de la que no quieren salir.

No son hijos de la crisis, al menos no de esta. En todo caso nietos o bisnietos de otras anteriores. Son el fruto no recogido del árbol y que tiende a pudrirse por dejadez. Son los no elegidos.

Una novela dura, negra, una crítica social desde la primera línea, un graffiti deslavazado, un retrato costumbrista sin edulcorar de barrio bajo, un grito por sobrevivir a los sueños rotos.