miércoles, 23 de diciembre de 2015

Cuatro muertos más para el desierto de Christopher Pollinini

A pesar de que se hagan sofritos, incluso hay recetas que así lo indican, en quince o veinte minutos, quien entiende de cocina sabe que debe dedicarle no menos de dos horas para obtener ese punto almibarado en textura y sabor que diferencia la calidad de la vulgaridad.

A pesar de que se escriban y publiquen muchas novelas, quien entiende sabe que a la idea inicial hay que darle tiempo y medios para desarrollarla: hay que documentarla, hay que perfilar los personajes, hay que entrelazar diversas historias, hay que procurar elementos sorpresa, propiciar giros inesperados y sobre todo y ante todo hay que escribirla para reescribirla una y otra vez, como quien va removiendo lentamente el sofrito, para obtener ese punto de exquisitez, distinto para cada cual, que aunque nunca será definitivo si se acercará mucho a parecerlo.

Cuatro muertos más para el desierto es una novela que se lee de un tirón. Una narración que seduce ya desde las primeras líneas con una trama trepidante donde la violencia y la intriga conviven hasta el mismo punto y final.

Imagínense el resultado si en lugar de estar hecha como un sofrito de veinte minutos lo hubiera estado como uno de dos horas.

Leer Cuatro muertos más para el desierto es como entrar en un cine a oscuras con la película ya empezada a ritmo de western. Hay sangre y hay un herido de gravedad. No sabemos quién ni porqué. Y vamos viendo desfilar a los protagonistas y a unos les asignamos el rol de buenos solo por parecerlo en contraposición a los malos y no por serlo implícitamente.

Este thriller escrito de modo cliffhanger al final de cada capítulo está repleto de disparos, robos, contrabando, persecuciones y peleas armoniosamente combinados en dos épocas dispares de España como son finales de 1975, cuando la agonía de Franco abría un abismo de incertidumbre política y la época actual, cuarenta años después.

Y transcurre en dos grandes escenarios principales, Barcelona que ofrece el asfalto a la trama tanto por su zona alta como por las calles del Raval, centro de acogida de almas descarriadas y de mercachifles de género de dudosa procedencia y en donde los brillos relucen en hojas de navaja y Marruecos que ofrece la arena del desierto, sus pueblos y los convulsos últimos días de pertenencia a España del Sahara Occidental.

La familia Correa es el hilo conductor de una historia que arranca con la lucha diaria por sobrevivir a una vida empeñada en darte la espalda y que termina con la lucha por sobrevivir a una vida empeñada en cobrarse la factura por haber vivido.


A Christopher Pollinini le ha salido un sofrito resultón pero le hubiera salido exquisito con mayor ambición en la integración en la trama de los hechos históricos, más ahondamiento psicológico de los personajes, más cariño en no abandonar algunos por el camino y entendiendo el punto de cocción final adecuado antes de cerrar el fuego.

La novela es de fácil digestión y el sofrito no repite.

4 comentarios:

  1. Hola, Gracias por el Comentario que pusiste en mi blog, me gustaría tener contacto, si es sobre Novela Negra me gustan las clásicas y todo lo que veo en este blog tan interesante Tu me dirás si te parece bien y poner un enlace para conocer toda Novela que nos pueda interesar. Feliz Navidad!

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    1. Hola Carla no acabo de entender lo del enlace, me escribes al mail del blog y me lo explicas?
      Gracias a ti también!

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  2. Enlazarnos es estar conectados entre los dos si algún mensaje te interesa, yo puse uno, copiando la parte superior de un árticulo, si te resulta interesante, nada más, para pasar rápido a lo que has escrito y tu con alguno mio. Eso es todo. Felices Fiestas desde las Islas Canarias, saludos.

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    1. Felices fiestas a tí también y que tengas un año nuevo en el que cada día sea mejor que el anterior.

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