Tipología de la novela policiaca |
Y de eso tiene la culpa
el lector y la editorial que no el autor; que bastante duro es imaginar un
argumento y unos personajes que nadie haya imaginado antes (harto difícil visto
el catálogo de especímenes ominosos que viven instalados en las bibliotecas de
medio mundo) y escribirlo con más o menos gracia y conseguir que lo publiquen como
para encima cargar en las espaldas la pesada mochila de ser un oportunista
mercantil.
Y digo la editorial porqué si funciona hay que seguir y seguir y digo el lector no por su condición sinó por su indefensión ante las agresivas publicidades que mienten más que informan.
Y digo la editorial porqué si funciona hay que seguir y seguir y digo el lector no por su condición sinó por su indefensión ante las agresivas publicidades que mienten más que informan.
Antes se intentaba sacar
panes de las piedras ahora el esfuerzo editorial se centra en sacarlos de la novela
negra, novela policiaca, thriller, thriller negro, novela interrobang vamos,
esa que salió del mainstream para instalarse como oriunda.
Y sacuden sus autores de primera y segunda fila como si fueran olivos y esperan que de ellos caigan novelas negras por encargo, que no aceitunas, listas para ser envasadas y promocionadas donde haya opción de venta. Aúnque sean en secciones de hipermercados justo al lado del pasillo de aceitunas y encurtidos.
Y ahora ya son los premios literarios quienes son otorgados sin ningún pudor a autores de novela negra (y no es que no se lo merezcan) a quienes hasta hace poco denostaban por ser su obra considerada indigna de formar parte del circulo virtuoso de la Cultura, con C mayúscula.
Y sacuden sus autores de primera y segunda fila como si fueran olivos y esperan que de ellos caigan novelas negras por encargo, que no aceitunas, listas para ser envasadas y promocionadas donde haya opción de venta. Aúnque sean en secciones de hipermercados justo al lado del pasillo de aceitunas y encurtidos.
Y ahora ya son los premios literarios quienes son otorgados sin ningún pudor a autores de novela negra (y no es que no se lo merezcan) a quienes hasta hace poco denostaban por ser su obra considerada indigna de formar parte del circulo virtuoso de la Cultura, con C mayúscula.
Y que se intente, lo de
sacar panes, no significa que se consiga: según dicen quienes de esto entienden tanto el punto de venta, la librería de toda la vida vamos, como sobre todo el autor ven muy poca remuneración de vuelta.
Y un escritor cobra menos
que un maestro de escuela. De los de antes y con los recortes también de los de
ahora.
Actualmente publicar
alimenta más el ego que la barriga. Llena más las arcas de la satisfacción que
de dígitos la cuenta bancaria. Hay que buscar bolos, participar en eventos, hacer de jurado, lo que sea para redondear las cifras o como mínimo promocionar la obra y que a la postre también debería de incidir en el tema pecuniario.
Pero aún y así muchos son
los llamados a escribir, publicar, triunfar y ganar dinero y pocos, muy pocos
los que logran lo primero, algunos además lo segundo, menos muchos menos los
que logran lo tercero y… ¿qué era lo cuarto? A si! ganar dinero; ganar lo que
se dice ganar se gana pero no lo suficiente, el esfuerzo no es justamente
recompensado, al menos no es igual que vaciar una máquina tragaperras de un
casino con un puto euro y bajar una palanca como todo gesto.
Pero es que hay tal
euforia con la novela negra que quien más quien menos acarrea con cedazo,
sombrero y botas hasta la rodilla para encontrar esas pepitas de oro con las
que el mercado editorial encandila las mentes de quien se acerca con un
original. Y si no, lo tienen crudo:
- Uy que mono, otro escritor ¿es novela negra?
- Pues no
- ¿Pero la podemos etiquetar así?
- Me temo que no…
- Vale ¿Autoayuda? ¿Recetas de cocina?
- Tampoco...
- Es que ahora no se vende nada más. Lo siento.
Vuelva usted otro día.
Y el candidato a
escritor, en la intimidad de su sancta sanctórum
de escribiente, allí donde las musas suelen acariciar y estimular sus neuronas,
se dispone a reescribir su ensayo revisionista sobre Una mirada al arte del siglo XX según el materialismo dialéctico de Karl Marx.
Convertirá al orondo barbudo en un joven de pelo lacio y piercing en la nariz hijo de revolucionarios convertido en un sádico asesino en serie de artistas vendidos al capitalismo, enamorado de
una galerista de arte mundano, su femme fatale, que le provoca
conflictos internos de lucha de clases entreverado con el alienamiento que los
programas gratuitos de retoques de imágenes por PC (Personal Computer que no
Partido Comunista) provocan en los asalariados.
Un policía encarnando el poder del mercantilismo anónimo le sigue los pasos, huellas con marcas de pintura reciente,
mientras una gran exposición recopilatoria de arte del siglo XX está a punto de
inaugurarse, ta–ta–ta-chán.
El título por supuesto se adapta a Arte asesino y con un original bajo el brazo y una vela encendida a algún santo de su devoción el candidato a escritor vuelve con renovada ilusión a convencer a la editorial.
Y más o menos así se vienen publicando novelas, que las fajas anuncian como novela negra, de consumo rápido y sabor a prefabricado: fastbook.
Los lectores de novela
negra exorcizamos nuestro yo oscuro, dicen, al leer este tipo de género. Al
vivirlo en la imaginación no necesitamos vivirlo en la realidad dicen. Somos, psicologicamente hablando, enfermos irredentos, dicen. Sarta de chorradas, digo.
La novela negra es y ha
de ser y seguir siendo un divertimento, una ficción con su apego a la realidad si así lo
desea pero cualquier otra intencionalidad puede dar lugar a obras de resultado
cortoplacista que no podrán ofrecer relectura futura y eso podría tener consecuencias
funestas para la supervivencia del género.
Las grandes obras del género se leen y releen sean de la época que sean.
Las grandes obras del género se leen y releen sean de la época que sean.
El tiempo pondrá cada
obra en su lugar y la novela negra de verdad, no la oportunista, no la hecha por encargo ahora que está de moda, exigirá y cobrará cabezas.
Si la novela negra ha
acabado con librerías como Negra y Criminal ¿Qué no será capaz de hacer?
¡Amén!
ResponderEliminarNo podría estar más de acuerdo contigo, EN TODO.
¡Un placer leerte como siempre, Jordi!
De momento seguimos en manos de los mercados ya que las editoriales que copan la producción cotizan en bolsa.
EliminarUn abrazo!
Un gran artículo y mucho razón en tus palabras. Nunca pararíamos de debatir, pero es bueno que los que amamos el género lo hagamos para tranquilizar nuestras almas lectores. En definitiva negro, blanco o gris la cuestión es leer, ¿no? Luego que cada uno escoja su color o incluso subirse a algún tren que dicen no conduce a nada, pero se vende como churros.
ResponderEliminarsaludos
Efectivamente tiene que haber todo tipo de literatura al alcance, lo importante es que se lea, pero sin engañar en su promoción.
EliminarUn abrazo David!
Me encantó este artículo cuando lo leí. Sí, ahora 'todo vale' en la novela negra, pero creo que como bien dices, todo se pondrá en su lugar poco a poco y no creo que tarde demasiado. Negra y Criminal tardó 13 años en morirse aunque la agonía fue lenta. A este boom, no le doy ni 3 años: no nos daremos cuenta y habrá desaparecido. El problema entonces será para los escritores buenos que 'siempre' han escrito novela negra. ¿Qué pasará con ellos? ¿Otra vez el ostracismo? En fin. ¡Saludos!
ResponderEliminarHas puesto el dedo en la llaga al lanzar las preguntas finales, supongo que somos visionarios y a ellos también se les ha ocurrido y tal vez se organizen de algún modo para evitar un futuro de oscurantismo.
EliminarGracias por comentar!
Pues así está la cosa, con bastante precisión.
ResponderEliminarAbrazos.
Lo cual no reconforta pero tampoco podemos decir que no estemos advertidos.
EliminarUn abrazo Ethan!