Hubo un tiempo, en la antigua Olimpia, en la que los atletas eran también músicos, poetas, artistas y filósofos. Cultivaban simultáneamente cuerpo y mente; eran hombres espirituales y deportistas lejos de los que hoy, si son intelectuales no levantan pesos y si son deportistas solo prueban la cultura, como los niños la verdura, a regañadientes y sin saborearla.
Pierre Niémans, rostro anguloso, gafas de montura metálica, fobia a los perros y pelo cortado a cepillo es teniente de policia de París y hombre de acción. Su comisario le envía a Guernon, un pueblecito cercano a Grenoble con una notable universidad, para hacerse cargo de una investigación de asesinato. Salta de la frenética macro urbe con violencia explosiva de corta mecha que él mismo a veces también experimenta y que le cuesta controlar, a un valle pacifico rodeado de altas montañas nevadas y cantarinas aguas donde la violencia se presenta en forma filosófica y poética pero no por ello menos letal.


Ni Pierre ni Karim tienen la más ligera idea de que sus casos, dos tramas que transcurren paralelas, acabaran conectados ni de como el horror es capaz de encontrar siempre un camino por donde manifestarse: “la especie humana es la única cruel consigo misma, la única que encuentra placer en hacer el mal”.

Las localizaciones, los exteriores, las situaciones y las acciones son descritas con tanto realismo que el efecto que producen a nivel de imagen mental es de alto voltaje.

Muy recomendable en general y en particular para empezar a tratar con este autor francés que en su país goza de un merecido prestigio traducido en éxito de ventas y en adaptaciones cinematográficas con actores de renombre. Aporta al género un enfoque diferente del habitual muy en esa línea en la que nos está acostumbrando el nuevo polar francés alejado de estereotipos pero de gran calidad y que o gusta o repele prácticamente sin término medio.
No he leído el libro pero sí que vi en su momento la primera película. La verdad es que me gustó bastante. Salía Jean Reno como Pierre Niémans y Vincent Cassell como Max Kerkerian (le cambiaron el nombre y nacionalidad). Si la novela se aproxima a lo visto en el cine me gustaría leerla.
ResponderEliminarComo siempre un placer leerte.
Hola Roberto, no he visto la película pero dicen que resulta un thriller entretenido pero que, como casi siempre, no hace justicia a la novela.
EliminarUn abrazo
No conozco de nada a este escritor -lo cual no es de extrañar- y tu reseña pica la curiosidad.
ResponderEliminarPareciendose como un huevo a una castaña a Fred Vargas tienen más en común que con la novela nórdica por ejemplo en donde el parecido es como un huevo a una sandía
Eliminar;-)
Muy buena, muy dura. Me gusto mucho más la novela. Un abrazo
ResponderEliminarRara es la vez en que la peli puede más que la novela.
EliminarUn abrazo Julio