El NO-DO, Noticiario Documental, es un corto de de
noticias y reportajes que se dedica a glosar los actos del Generalísimo
Francisco Franco (inaugurando obras públicas, pescando truchas, pasando revista
a las tropas…), de su esposa Doña Carmen Polo (apadrinando un orfanato,
entregando el premio a la mejor labor de punto, recibiendo una representación
de maestros de Formación del Espíritu Nacional…), los de sus ministros y todos
aquellos festejos que sirvan para mostrar la cohesión social y la algarabía
popular (momentos estelares de una corrida de toros, goles para la historia de
la liga de fútbol, danzas de los juegos florales…) que se disfrutan en esa
España que venden como grande y libre, y vive encerrada entre fronteras por que
nadie la quiere y cuyos habitantes sufren la opresión diaria en cualquiera que
sea su quehacer.
Este NO-DO que se emite obligatoriamente en pase previo a
la película de la sesión continúa de cada cine es ahora, 1957, el medio elegido
para difundir con ánimo desestabilizador unos mensajes ideológicamente más
cercanos a los motivos que desencadenaron la Guerra Civil que los que ahora
interesa divulgar.
Los crímenes del NO-DO es la novela que penetra en el secreto que esconden las cintas de celuloide que contienen algo más que las imágenes previstas.
Madrid, 1957, el inspector Marcos Pueyo es encargado de
calentar sillas de cine visualizando No-Dos para confirmar la denuncia anónima
recibida de que en algún momento de la proyección se pueden leer dichos
mensajes y descubrir quien se esconde detrás de esos actos y que pretende: un
paso atrás en el tímido movimiento aperturista y la legitimidad internacional del
régimen puede estar en jaque.
Barcelona, 1957, el inspector Antonio Merino es encargado
de descubrir la posible conexión entre maquis y militantes anarco-sindicalistas
en las huelgas estudiantiles cuya revuelta amenaza con trascender los muros de
la universidad y extenderse a otros sectores: la imagen de una sociedad
movilizada podría desmantelar el disfraz de paz con el que nos ve el mundo
exterior.
Unas muertes en ambas ciudades vendrán a enturbiar la
situación añadiendo un plus de complicación a las investigaciones ya iniciadas
que un delgado hilo casi invisible puede acabar uniendo.
Marcos Pueyo, defensor convencido del régimen, y Antonio
Merino, con más dudas que convicciones, son antiguos combatientes de la Guerra
Civil que fraguaron una amistad que continúa a pesar de sus diferencias
ideológicas y la distancia geográfica.
Ahora sus investigaciones los volverán a unir y saber negociar
sus controversias puede ser capital para afrontar los riesgos a los que deberán
enfrentarse.
Los crímenes del NO-DO presenta un macro escenario
histórico ideal para desarrollar una compleja novela negra que no acaba de
encontrar su lugar argumental al desarrollar diferentes tramas a diferentes
velocidades.
El título y el inicio sugieren una prometedora evolución argumental que no acaba siendo correspondida por mezclar demasiados temas y por exceso de información histórica.
El autor Carlos Schenner demuestra haberse interesado
profundamente y documentado sobradamente pero una cosa es tener la información,
otra transmitirla y, lo más difícil, saberla integrar en una trama fabulada sin
que chirríen ni una ni otra.
Este omnipresente rigor histórico, minuciosa y
magníficamente documentado en hechos y en nombres, y que enmarca tan bien el
argumento es a la postre quien lo condena ya que el dispar desarrollo de las
tramas y ante todo, y sobre todo, su final no encajan en el modo de hacer y de
ser para la época que con tanta precisión se ha descrito.
Para quien quiera saber más sobre el NO-DO pinchen aquí para acceder a la web de rtve con casi todos los archivos; para los demás basta
con visionar de nuevo la cabecera para evocar aquellos maravillosos
años.
Cabecera del NO-DO
Deduzco que no viviste mucho esa época. La mujer de Franco era Carmen, Carmen Polo de Franco, la que tenía aterrorizados a todos los joyeros de España; por lo menos a los de Santiago, que hasta hicieron un fondo común para cuando alguno de ellos debía regalarle a la señora el collar que le gustaba.
ResponderEliminarCreo que mezclé canción con política, será porque nos hacían bailar al son de su música. Gracias por la corrección, ya está rectificado.
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