Estudio en Esmeralda es una novela primeriza (aunque tenga ya veinte años) que tiene como objetivo
reinventar Estudio en Escarlata de
Arthur Conan Doyle de la que pretende ser un reconocido, agradecido y sincero
homenaje.
Recuerden que Estudio
en Escarlata supone la primera novela, el primer caso de la larga serie
protagonizada por el doctor John W. Watson y el detective Sherlock Holmes.
En Estudio en
Esmeralda los protagonistas principales son el doctor Yun H. Walruss y el detective
Sholomon Hume, claros alter ego de quienes ustedes suponen.
Y no son solo esos los guiños
localizables, hay más y les cito solo dos de los más evidentes para dejarles
los de nota para ustedes, tómenselo como un juego: inspector Trexlade
(Lestrade), el planeta domicilio de Sholomon que es Béikertrit (Baker Street)…
Y en lógica, reconociendo
el entorno, todo es parecido a lo que se espera de una novela con ambos
protagonistas, pero en cambio es completamente distinto fruto de una ubicación
temporal en un futuro lejano e impredecible, de una ubicación geográfica en un universo
con planetas actualmente aún no descubiertos y por la naturaleza del crimen: un
holocausto planetario que ha acabado con siete mil millones de vidas.
Y para encontrar esa
explicación el doctor Yun H. Walruss y el detective Sholomon Hume van a
conformar casualmente un equipo que aproveche las sinergias de sus capacidades
para esclarecer si están ante una catástrofe natural o ante un asesinato
colosal, y si así fuese encontrar al causante del magnicidio.
El autor se apoya también
en el otro personaje icono de Arthur Conan Doyle que es el Profesor Llorg
Éskuard Chaliengger (George Edward Challenger, que se diera a conocer en El Mundo Perdido) y en su mundo de
fantasía para cocinar un menú variado de novela policíaca y ciencia ficción con
maridaje lovercraftiano que apasiona y entretiene por igual y en solo 136
páginas consigue desplegar un argumento muy convincente.
Y como colofón escenifica
un final absolutamente imprevisible, sorprendente y desconcertante del que aún
no me he repuesto.
A Alberto López Aroca
se le reconoce su pasión por Sherlock Holmes y sus amplios conocimientos y por
tanto sus escritos serios sobre el detective merecen total respeto y
consideración y sus novelas pastiche, empleando el calificativo en mayúsculas,
son todo un alarde de ingeniosas conjunciones que permiten seguir disfrutando
del mito como si aún estuviera vivo y en todo su esplendor.
Tal como lo pudimos disfrutar
en su novela Sherlock Holmes y los zombis de Camford rica en intrigantes
sucesos que permiten el lucimiento de las capacidades del detective. Lean aquí la reseña publicada en su momento.
Adéntrense en el mundo
que les propone este autor empezando por su blog y luego sigan con
sus novelas: literatura de evasión de calidad y diversión garantizadas.
¡Muchísimas gracias!
ResponderEliminarA ti por permitirme esos viajes espaciales y temporales tan sugerentes.
EliminarSaludos!