domingo, 15 de septiembre de 2019

Asesinato en Charlton Crescent de Annie Haynes

Un whodunit más teatral que literario.
En la Edad del Oro del policial inglés surgieron diversos autores y autoras que han trascendido con mayor o menor fortuna, y entre ellas está Annie Haynes.

Asesinato en Charlton Crescent, con una edición magníficamente editada y mejor prologada por ese erudito de la literatura victoriana que es Juan Mari Barasorda, es la sexta novela de la autora, publicada en 1926.

Lady Anne Daventry tiene motivos fundamentados para sospechar que está en peligro de muerte y decide contratar a un detective privado, haciéndolo pasar por su secretario, para que desde dentro investigue y desenmascare a quien le quiere tanto mal. Alguien necesariamente cercano.

La investigación debe llevarse en secreto y los interrogatorios con sutileza, pero una muerte inesperada da al traste con toda la planificación y cuidado.

Asesinato en Charlton Crescent se estructura como un whodunit clásico. Más teatral que literario ofrece una trama policiaca salpicada de amores, romances, engaños, y estafas que resultan pueriles leídos un siglo después.

Sirve, no obstante, como la mayoría de obras de esa época, como realista fresco de una sociedad con unos prejuicios tan indefendibles como sus principios, su clasismo, su sentido del honor y su temor al qué dirán. Unas tradiciones tan encorsetadas como el cabello embutido en un sombrero cloché.

A la trama principal, la policiaca, le faltan ingredientes para darle consistencia y sabor y la comisión del asesinato, en la situación en que se produce: habitación cerrada con cinco sospechosos y la víctima, es tan arriesgada como un triple mortal sin red.

Annie Haynes
Annie Haynes (1865-1929) empezó a publicar cuatro años después que lo hiciera Agatha Christie, totalizando 12 novelas debido a su prematura muerte y sin embargo algunos críticos se empeñan, sin sonrojarse en absoluto, en considerarla como su principal rival.

Léanla si les apetece un baño victoriano o un policial ligero y háganlo con indulgencia retrospectiva. Sin ella y otras muchas hoy no tendríamos la oferta literaria policiaca que tenemos.

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