Noir mesetario. Novela negra cruda y arisca. |
La novela negra ambientada en una pequeña localidad más o
menos aislada, conforma un ecosistema donde nadie puede esconderse;
donde, el anonimato que confiere cualquier gran núcleo urbano, no es una opción
y por ello los caracteres de las personas son evidentes como el día: puede amanecer con cielo
limpio y nublarse o al revés; las personas tienen un identificado patrón de
comportamiento atmosférico pero una escala flexible para medirlo según convenga.
Toni Trinidad es el jefe de policía, de hecho es el único
policía, de Ascuas, mal que le pese al concejal de quien depende; padece de
hemofobia por lo que su vida es una sucesión de episodios de desmayos
recurrentes y tiene una hermana, Vega, que gestiona un desguace, conduce un
coche grúa, es alcohólica y podría ser viuda o cuando menos esposa abandonada.
La inteligencia no reluce a simple vista, igual que la lógica de quien la sociedad llama loco ni la cordura de alguien a quien se considera idiota. La cordura del idiota es tan notoria que despreciarla es de ignorantes y pretenciosos.
En un pueblo como Ascuas, cercano a Guadalajara y
relativamente poco alejado de Madrid, todo es aparentemente sencillo: cada cual
a lo suyo, tú no me pisas y yo no te muerdo. Pero de lo sencillo surge lo
complejo y así a partir de un suicidio, el Triste parece que ha decidido substituir
su habitual café matutino por una soga al cuello, se vinculan asuntos y
negocios que nunca debieron juntarse.
Bien cuando se junta el hambre y las ganas de comer; mal
cuando se juntan dos a comer cuando apenas hay para medio.
Y es que a menudo se olvida que no se precisa de una gran
ciudad para delinquir, que no es el lugar donde se vive lo que determina el
grado de maldad que alberga sino que son sus habitantes, sus transeúntes, quienes
ejerciéndola la delimitan.
Marto Pariente, sentado a la mesa de los grandes del country noir. |
Marto
Pariente demuestra estar sobradamente capacitado para desarrollar y
escribir una historia absolutamente electrizante y certera como rayos de tormenta
atraídos por un borne metálico de diez metros de altura.
Para crear unos personajes carismáticos y verosímiles y
para engarzar una trama puro hard boiled al ámbito rural y conseguir que no se
le muera por el camino.
El uso de tres voces narrativas: en 1ª persona de Toni, en 2ª
de Vega y en 3ª para los demás, aporta un plus de interioridad psicológica que
vehicula los pensamientos con los actos hasta un glorioso final.
Se ha sentado a la mesa de los grandes: Daniel Woodrell y
sus La muerte del pequeño Shug y Los huesos del invierno, y con Jim
Thompson y sus indispensables El asesino
dentro de mi o 1.280 almas, a
quienes debe mucho, Marto Pariente aporta su versión de noir rural peninsular
con un campo limpio de rastrojos y bien labrado aunque las semillas sean
ajenas. Novela negra cruda y arisca.
Su lectura me ha hecho recordar la apasionante de Un dedo con un anillo de cuero
de José Ramón Fernández, paradigma de noir mesetario y novela indispensable
para quien guste del country noir.
La
cordura del idiota es una lectura agradecida por estar bien
contada y por ello más que recomendable y especialmente por salirse de los
tópicos urbanos aunque no pueda evitar caer en los homónimos en su versión
rural.
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