El diablo en cada esquina es
una novela negra de tiros y de muertos, muchos. Muere hasta el apuntador.
Esteban acepta un par de
encargos, nada raro, habituales, con los que ir costeando su vida. En uno de
esos tiene que conseguir algo que le está aguardando, lo que no sabe es que no
es el único que lo quiere.
Y de repente el mundo se pone
cabeza para abajo y ya no hay donde agarrarse. Y lo peor es que sigue girando.
A partir de ese momento el caos se apodera del control y cada nueva decisión
despliega más descontrol y la suma de personajes no hace sino avivar el
despropósito en el que unas vidas anodinas, pero que iban tirando, de repente
se ven abocadas a una espeluznante lucha por sobrevivir.
El diablo en cada esquina es
una novela negra aséptica y quirúrgica. Fría, dura, insensible, despiadada,
violenta y sin retorno, como un cuerpo congelado.
Leerla es como penetrar en una
morgue y rodearse de cadáveres. No hay espacio para la vida ni concesión alguna
a la duda. Los protagonistas saben muy bien lo que quieren y saben que si
entran en una morgue y no son conscientes de ello es que ya están muertos.
Jordi Ledesma muestra a sus personajes tal como son: piedras con piernas, brazos y cerebro. Las despoja de toda sensibilidad y les extirpa los sentimientos. Solo son humanos que satisfacen necesidades básicas y vicios por los que mentir, robar y matar. Son los que viven al otro lado, en el oscuro.
Personajes que andan por las
calles y se mueven por bares y restaurantes con gente corriente. Y es que Jordi Ledesma no ha ido a buscar gente
especial, simplemente se ha asomado por la ventana y se ha fijado con quien se
cruza por la calle y ha sabido ver la desesperación de quienes habitan en el
lado oscuro y los ha inmortalizado en esta novela simpar.
Leerla es aceptar su
invitación de darse una vuelta por el lado salvaje de la vida take a walk on the wild side
El autor relata de donde viene
cada uno de los protagonistas principales hasta llegar al momento actual en que
se van a ir presentando y vamos a acompañarles, cámara al hombro, en permanente
movimiento, por senderos de maldad hacia destino incierto. Sus destinos están
escritos y algunos se cruzarán para descruzarse a continuación o bien para
fundirse en uno solo.
Esteban, Dulce, Jorge y Santi viven su presente a diario aunque todos sueñen
con un futuro. De conseguirlo o no depende de tomar las decisiones correctas
algo tan difícil como jugar al escondite con los ojos vendados: todo se reduce
a cuestión de suerte.
Lean esta, magnífica, novela y
sientan lo afortunados que son al terminarla, y seguir vivos, y cerrar lo que solo es un libro.
¿Sólo?
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