A veces lo fácil resulta lo más complicado. Y eliminar un novio, o sea matarlo, cuando ya no interesa puede que no sea la solución más adecuada pero es la más efectiva y una vez llegados a este punto se impone deshacerse del cadáver sin dejar pruebas ni rastro.
Ayoola es la hermana pequeña de Korede. Es una mujer voluble a la
que ningún hombre se puede resistir y que emplea las redes sociales para
comunicarse con el mundo. Korede es enfermera, responsable y aspira a un cargo superior.
Ayoola es simple. Actúa como niña que lo quiere todo ahora
y aquí. Y mata sin el conocimiento de la gravedad del hecho. Mata como se
desharía de una camiseta manchada o pasada de moda. De hecho matando no elimina
una vida humana, la sustituye por otra. Renueva sus relaciones como renovaría
un armario.
Y es Korede, la que respeta las normas establecidas, la que
valora el orden y la responsabilidad, la que carga con toda la logística que
supone la limpieza y desaparición del cadáver. Quien vela porque a su hermanita
lo le suceda nada malo y quien a cambio debe soportar sus desplantes, sus
veleidades y sus antojos, frutos más de la inconsciencia que de la malicia.
Pero cuando Ayoola se fija en el hombre que supone el sueño
romántico de Korede, un doctor del hospital donde trabaja, sabe que tiene que
influir para que esa relación no avance so pena de que pueda acabar en una
desgracia que lamentaría el resto de su vida.
Oyinkan Braithwaite bucea en sus raíces nigerianas para mostrar-nos una realidad que nos es desconocida por lejana pero la sitúa en un contexto actual y consigue que con la globalización de los deseos y las realidades podamos comprenderla sin problema alguno.
Un dilema sobre lo que se ambiciona, lo que se posee, lo
que se desea y lo que se sueña con una historia desenfadadamente trágica, y
diálogos cortos y punzantes que dicen más de lo que se oye.
Mi
hermana, asesina en serie es una historia criminal sostenida por
los pilares del humor negro y de la tensión del thriller. En su dosis de
crítica social pone de nuevo sobre la mesa que a los familiares no se les
escoge sino que vienen de serie y que las relaciones fuera de ese círculo, si
bien son elegidas libremente, no siempre resultan ser lo que se espera.
Un entusiasta debut en el género de una autora que promete
más alegrías noir.
Es muy interesante poder descubrir novelas negras africanas. Desarrollos en otros contextos geográficos que no nos son habituales y al margen de los periodos coloniales.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Su visión del delito es distinta y resultan muy interesantes sociologicamente hablando.
EliminarGracias por comentar Fernando!