sábado, 19 de agosto de 2023

Una muerte merecida de Peter Swanson

Hubo un tiempo en que la parca escribía, con mano firme y descarnada y caligrafía florida, su particular cuaderno de bitácora. Nombres, lugares y otros datos para dejar constancia de su eficiencia y rendimiento productivo.

Hoy en día, alejados del romanticismo, la evocación de la muerte se ve como un dato estadístico, uno más en un big data alimentado por miles de operadores y ejecutado por cientos de procesadores en línea.

La muerte es inevitable, y en la actualidad no se le dedican odas poéticas y a veces incluso merecida según el argumento de esta novela Una muerte merecida que resalta que asesinar solo significa adelantar un hecho que sucederá igualmente y que anticiparlo puede tener beneficios ya que eliminado el mal evitadas sus malévolas acciones a terceras personas.

Sea como fuere a la muerte no se la puede prever con antelación, salvo que se la invoque exprofeso, como se prevé una borrasca. No hay equivalente al servicio meteorológico en esa materia.

Solo hay una constatación y es mencionada en esta novela: memento mori, recuerda que vas a morir.

Estamos ante una novela de suspense, escrita con varias voces y que mantiene una principal, la de Lily, a la que siguen otras, en capítulos alternos y con un ligero tiempo de decalaje que impiden que vayan en paralelo lo que propicia aún más la sensación de thriller, yendo un paso por delante, viviendo la consecuencia sin casi saber cómo se ha generado.

Es una de las características de este autor, Peter Swanson, como ya demostrara magistralmente en Un reloj por corazón.

El arranque de la novela es un homenaje a Patricia Highsmith y esto es un claro indicativo de hacia dónde va a ir el argumento y nadie se puede llamar a engaño (incluso para acentuar el reconocimiento, Lyly, la protagonista, al inicio de la trama está leyendo Las dos caras de enero de dicha autora, aunque el homenaje se refiera a Extraños en un tren).

Aquí el tren se sustituye por un avión. Ted y Lily se encuentran en la sala vip del aeropuerto de Heathrow esperando su vuelo de regreso a Estados Unidos. La charla continúa dentro del avión, donde también coinciden en primera clase, y deriva hacia el extremo de planear un asesinato; el de Miranda, la esposa de Ted.

Estamos ante un thriller psicológico, donde el suspense se retroalimenta a cada paso, donde los giros sorprenden hasta echar por tierra cualquier posible anticipación que se hubiera podido prever y obligan a reescribir lo que queda de trama sin certeza de que no haya un nuevo giro que reinicie otra vez.

Peter Swanson se ha asegurado de que la previsibilidad no tenga cabida en su argumento.

Y aunque la novela no alcanza la precisión suiza de Un reloj por corazón no desmerece en absoluto y garantiza un largo y buen rato de lectura y más de un momento de taquicardia.

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