Curvas peligrosas además de ser el primer largometraje de Billy Wilder es también la primera novela negra, tiene otras, de Susana Hernández. Y si Wilder tuvo un inicio prometedor y un futuro exitoso creemos que Susana tiene un buen ejemplo a seguir y como que aptitudes no le faltan habrá que estar al tanto de su evolución en lo noir.
Curvas peligrosas, con una portada claramente kitsch y un tamaño de bolsilbro es una novela de detectives que se viste de novela negra porque los cuerpos femeninos enfundados en negro resaltan más las curvas.
Una pareja de subinspectoras de policía, Santana y Vázquez, que tienen todo lo que hay que tener para no entenderse entre si y con una vida personal y sentimental harto turbulenta, deben enfrentarse a sus problemas más personales a la par que limar sus diferencias profesionales mientras intentan resolver un peliagudo caso de asesinato que lejos de aclararse se complica cada vez más.
Todo un reto: ¡agárrense que vienen curvas!
Barcelona, y su área metropolitana y más allá, es el grandísimo escenario donde se mueve constantemente la novela: desde el mar de la Barceloneta hasta el verdor montañoso del Tibidabo, desde las sombras del Raval hasta la luz radiante de Pedralbes, desde la familiaridad en el saludo del Carmel a la indiferencia visual en Sarrià. Una maratón por zonas turísticas, avenidas pijas, barrios obreros, calles humildes y callejuelas de perdición y trapicheo que Susana Hernández, la autora, describe con credibilidad después de habérselas pateado e integrarlas como exteriores.
Rebeca Santana es la protagonista principal, una psicóloga con cargo de subinspectora de policía que recién salida de la academia se estrena con un asesinato con visos de perversión, y mientras intenta asumir la exigencia de su nuevo rol profesional, su nuevo horario y a sus nuevos compañeros y sus burlas, su vida personal sacudida por terremotos emocionales se desmorona haciendo agua por todas partes.
Problemas con su actual pareja, piel de gallina cada vez que se roza con una pareja anterior y una nueva relación en ciernes tienen a Rebeca con los nervios de punta. Por si fuera poco una traumática y aún no superada relación con su madre apuntalada precariamente con una hermosa relación con su abuelo también se está viendo impactada y a todo eso un maniático asesino que no hay por donde cogerlo: ¡agárrense que vienen curvas!.
Rebeca viste casi grunge, vive en el Raval y anda en Harley Davidson, Miriam su compañera en el cuerpo viste conjuntada de marca y vive en un chalet de diseño en zona soberbial, Navarro es agente de policía gato viejo y amante del sosiego y el anonimato, Pinzón es un jefe que empatiza con sus subordinados... y Malena Montero es una abogada con la que todos quisieran compartir cama en lugar de banquillo. Personajes dibujados con mucha vida interior y mucho cariño por su autora.
Un elenco de personajes con grandes dosis de humanidad, con las mismas inquietudes y las mismas preocupaciones de la gente normal que le dan a la novela ese punto de realismo social tan agradecido por los lectores. Tiene el trasfondo de novela policial si, pero es, ante todo, una novela que interioriza en las relaciones entre amantes, parejas, ex-parejas, compañeros de trabajo, familia y supervivientes a la mancha indeleble que deja el crimen.
Es una novela de deseo y de sentimientos. Femenina. Feminista. Intensa. En donde las mujeres son y están permanentemente presentes en todos los lances del argumento y no solo no encogen por vivir en una sociedad machista sino que salen reforzadas del envite.
La segunda novela con la subinspectora Santana como protagonista se anuncia para este 2012 y ya está en marcha la tercera. Nos lo cuentan Anna María Villalonga y la propia Susana Hernández en esta coloquial entrevista que la primera ha subido a su blog http://alombradelcrim.blogspot.com.es/2012/05/entrevista-amb-susana-hernandez.html
Y este es el blog de Susana Hernández http://susanahernandez.wordpress.com/
¡Agárrense que todavía vienen curvas!