La marca del meridiano no es una de esas novelas río ni una
saga histórica, ni un ejercicio existencialista, ni una novela costumbrista ni
un onanismo intelectual comprensible para solo unos cuantos, que tanto gustan a
los jurados y que casi siempre resultan premiadas; La marca del meridiano es
una estupenda novela policíaca. De las de siempre.
Una novela policíaca que se ha embolsado el Planeta, una verdadera
hazaña de reconocimiento y acercamiento al género aunque ciertamente las
últimas tendencias del mercado algo habrán tenido que ver.
Si el post ha tardado tanto desde que se publicara la novela no lo
achaquen a vagancia sino al más que evidente recelo que producen los premios y
más cuando los que los dan no hayan sido adalides del género precisamente.
Malas lenguas han dicho que se ha premiado la trayectoria. Alguien ha
añadido que se ha premiado la moda. Y hasta ha habido quien ha concedido que se
ha premiado la oportunidad del momento: en crisis parece que solo vende novela
negra, así que vamos a por ella.
Por suerte Lorenzo Silva, el premiado, tiene hace tiempo demostrada su
valía y no necesita de este tipo de galardones para flanquearle la entrada a
ningún templo de sabiduría, aunque a nadie le amargue un dulce.
Sea como fuere, premios aparte, estamos, una vez más, y viniendo de
Lorenzo Silva no podía ser de otra manera, ante una novela bien escrita y bien
construida. Una aventura más de una exitosa serie que tiene como protagonistas
al sargento (hasta ahora) Rubén Bevilacqua, Vila para los próximos y los lectores, y a la
agente (hasta ahora) Virginia Chamorro, investigadores de homicidios de la benemérita Guardia
Civil.
Hasta la fecha, incluyendo la más reciente, son ocho las novelas
largas que constituyen esta serie: El lejano país de los estanques, El
alquimista impaciente, La niebla y la doncella, Nadie vale más que otro, La
reina sin espejo, La estrategia del agua, La marca del meridiano y la recién
sacada del horno Los cuerpos extraños.
Todas indispensables. Producto con denominación de origen y
certificado de calidad.
Y lo son por la dimensión de sus personajes, sus caracteres, sus
vivencias y sus experiencias con unas actuaciones convincentes por su
verosimilitud ya que Silva cuida perfectamente de que todo lo descrito se
corresponda con el género, evitando tópicos, y a su vez se corresponda con la
realidad social. Y lo consigue sobradamente, de ahí que su lectura resulte tan
fácil y amena a la par que interesante.
Meridiano de Greenwich a su paso por España y delimitando Catalunya |
A La marca del
meridiano le sobran los
chistes fáciles, esos sí que son tópicos, sobre Catalunya y los catalanes; en
momentos de efervescencia nacionalista estos chascarrillos aún se ven más
trasnochados y básicos de lo que son. No le hacían falta. El humor ya está
presente en la relación entre Vila y Chamorro. Y ese sí que es inteligente.
Y le sobra también un cierto adoctrinamiento que parece inclinarse más
hacia un cuerpo policial que otro. Tampoco se ve necesario para la evolución de
la trama tomar partido más allá de dejar claro el posicionamiento de cada cual.
Pero todo esto queda en segundo plano pues echábamos mucho de menos a
Vila y Chamorro y ahora que nos hemos reencontrado no vamos a afearle a su
autor esas minucias que, con lo puntilloso y meticuloso que es en su escritura,
si lo ha puesto sus motivos tendrá.
A esta pareja, de la Guardia Civil se entiende, la conocimos joven y
con ellos hemos madurado y hemos celebrado sus éxitos y sus ascensos en el
cuerpo y hemos lamentado que no le den más alegrías al propio ya sean juntos o
por separado.
El título La marca
del meridiano no solo se
refiere a una delimitación geográfica como se podría desprender a la primera de
cambio, sino que añade un significado de línea roja que no hay que atravesar.
Y le da significado al arma del argumento al que carga con fuertes
críticas, con más evidencia y notoriedad que en novelas anteriores, apuntando
especialmente a la corrupción, sin dejar de disparar contra la explotación para
prostitución y el tráfico de drogas por bandas organizadas, que giran alrededor
de un guardia civil asesinado despiadadamente y que tenía una relación más que
personal con Vila.
Por todo eso tal vez al autor se le ha ido un poco la mano y ha primado la crónica a la fábula y tal vez por eso no es la más redonda de las publicadas.
Lorenzo Silva hace hablar al pueblo a través de su pareja de investigadores haciendo
honor a la definición que dice que la novela negra es la crónica histórica de un momento social (comprometido).
Lorenzo Silva es uno de los pilares de la novela negra española.