lunes, 4 de agosto de 2014

La marca del meridiano de Lorenzo Silva

La marca del meridiano no es una de esas novelas río ni una saga histórica, ni un ejercicio existencialista, ni una novela costumbrista ni un onanismo intelectual comprensible para solo unos cuantos, que tanto gustan a los jurados y que casi siempre resultan premiadas; La marca del meridiano es una estupenda novela policíaca. De las de siempre.

Una novela policíaca que se ha embolsado el Planeta, una verdadera hazaña de reconocimiento y acercamiento al género aunque ciertamente las últimas tendencias del mercado algo habrán tenido que ver.

Si el post ha tardado tanto desde que se publicara la novela no lo achaquen a vagancia sino al más que evidente recelo que producen los premios y más cuando los que los dan no hayan sido adalides del género precisamente.

Malas lenguas han dicho que se ha premiado la trayectoria. Alguien ha añadido que se ha premiado la moda. Y hasta ha habido quien ha concedido que se ha premiado la oportunidad del momento: en crisis parece que solo vende novela negra, así que vamos a por ella.

Por suerte Lorenzo Silva, el premiado, tiene hace tiempo demostrada su valía y no necesita de este tipo de galardones para flanquearle la entrada a ningún templo de sabiduría, aunque a nadie le amargue un dulce.

Sea como fuere, premios aparte, estamos, una vez más, y viniendo de Lorenzo Silva no podía ser de otra manera, ante una novela bien escrita y bien construida. Una aventura más de una exitosa serie que tiene como protagonistas al sargento (hasta ahora) Rubén Bevilacqua, Vila para los próximos y los lectores, y a la agente (hasta ahora) Virginia Chamorro, investigadores de homicidios de la benemérita Guardia Civil.

Hasta la fecha, incluyendo la más reciente, son ocho las novelas largas que constituyen esta serie: El lejano país de los estanques, El alquimista impaciente, La niebla y la doncella, Nadie vale más que otro, La reina sin espejo, La estrategia del agua, La marca del meridiano y la recién sacada del horno Los cuerpos extraños.

Todas indispensables. Producto con denominación de origen y certificado de calidad.

Y lo son por la dimensión de sus personajes, sus caracteres, sus vivencias y sus experiencias con unas actuaciones convincentes por su verosimilitud ya que Silva cuida perfectamente de que todo lo descrito se corresponda con el género, evitando tópicos, y a su vez se corresponda con la realidad social. Y lo consigue sobradamente, de ahí que su lectura resulte tan fácil y amena a la par que interesante.

Meridiano de Greenwich a su paso por
España y delimitando Catalunya
A La marca del meridiano le sobran los chistes fáciles, esos sí que son tópicos, sobre Catalunya y los catalanes; en momentos de efervescencia nacionalista estos chascarrillos aún se ven más trasnochados y básicos de lo que son. No le hacían falta. El humor ya está presente en la relación entre Vila y Chamorro. Y ese sí que es inteligente.

Y le sobra también un cierto adoctrinamiento que parece inclinarse más hacia un cuerpo policial que otro. Tampoco se ve necesario para la evolución de la trama tomar partido más allá de dejar claro el posicionamiento de cada cual.

Pero todo esto queda en segundo plano pues echábamos mucho de menos a Vila y Chamorro y ahora que nos hemos reencontrado no vamos a afearle a su autor esas minucias que, con lo puntilloso y meticuloso que es en su escritura, si lo ha puesto sus motivos tendrá.

A esta pareja, de la Guardia Civil se entiende, la conocimos joven y con ellos hemos madurado y hemos celebrado sus éxitos y sus ascensos en el cuerpo y hemos lamentado que no le den más alegrías al propio ya sean juntos o por separado.

El título La marca del meridiano no solo se refiere a una delimitación geográfica como se podría desprender a la primera de cambio, sino que añade un significado de línea roja que no hay que atravesar.

Y le da significado al arma del argumento al que carga con fuertes críticas, con más evidencia y notoriedad que en novelas anteriores, apuntando especialmente a la corrupción, sin dejar de disparar contra la explotación para prostitución y el tráfico de drogas por bandas organizadas, que giran alrededor de un guardia civil asesinado despiadadamente y que tenía una relación más que personal con Vila.

Por todo eso tal vez al autor se le ha ido un poco la mano y ha primado la crónica a la fábula y tal vez por eso no es la más redonda de las publicadas.

Lorenzo Silva hace hablar al pueblo a través de su pareja de investigadores haciendo honor a la definición que dice que la novela negra es la crónica histórica de un momento social (comprometido).

Lorenzo Silva es uno de los pilares de la novela negra española.





viernes, 1 de agosto de 2014

Los lectores de novela negra, policíaca, interrobang

Los/as lectores/as de novela negra, novela policíaca, novela enigma… o sea novela interrobang, somos semper fidelis para con el escritor/a hasta que el vuelo de una mosca nos distrae de nuestro firme compromiso.

Vale digámoslo de una vez: somos de lo más promiscuo que anda leyendo sobre la tierra. Saltamos de un autor a otro sin dudarlo ni un instante. Nos estamos abrazando a uno y ya le hemos echado el ojo al de al lado.

Promiscuos y precoces: desde pequeños ya estamos dándole. ‘Os vais a quedar ciegos de tanto hacerlo’, bueno ciegos no, pero más de un miope si que hay.

La pasión por la lectura entra en cuerpos púberes y hace de ellos su guarida. Y ya nunca los abandona. El demonio en el cuerpo. La enfermedad de la lectura no tiene cura: si no lees te mueres, antes, y cuanto más lees más necesitas seguir haciéndolo. Leer, me refiero.

Leer para poder seguir leyendo. ¿Acaso hay otra razón? (si, vale, pero esta también)

De ahí que no haya autor que por si solo pueda satisfacer tan tremendo furor. De ahí que necesitemos tener varios a mano para ver y tocar sus obras y sentir como sus emociones y las nuestras confluyen en el placer común.

Nos abrazamos a la nueva novela sea quien sea que la haya escrito sin ningún pudor, remordimiento ni sentimiento de culpa, aunque la religión se haya empeñado en inculcarnos lo contrario, aunque por sus actos los conoceréis.

Nos metemos en la cama con cualquiera sin distinción de raza ni nacionalidad; hoy dormimos abrazados a un nórdico/a y en cuanto acaba la fogosidad ya estamos metiéndole mano a un/a argentino/a o sobando un/a canario/a, de los/as que escriben no de los/as que pían.

San Fidel, como encarnación de la fidelidad, no es santo de nuestra devoción. No es la festividad de los lectores de género, más propensos a la cultura del culo (libro) veo, culo quiero.

Vamos a las librerías a pecho descubierto, es un decir no una realidad (para pena de algunos) buscamos y a veces acertamos y disfrutamos del deleite que supone el conocimiento de un nuevo cuerpo y otras renegamos de la elección que no nos ha producido ningún placer. Uno más de lo mismo. Puaj!

Pero olvidamos rápido el desengaño y de nuevo ya estamos buscando sobre la mesa o en el escaparate quien nos haga tilín. Y nada más agarrarlo y sentir su palpitación en la mano ya notamos las mariposas en el estomago que se manifiestan siempre al inicio de una nueva relación.

Y cuando lo abrimos ya vamos hasta el fondo. Sin preliminares, a pelo, donde nos coja, sin protección. Vivimos peligrosamente.

Es lo bueno que tiene el leer, que no precisa de hueco en la agenda ni de planificación que le reste espontaneidad.

Es un aquí te pillo aquí te mato: en un banco del parque, en la playa mecidos por la brisa marina, al lado de una piscina con una cerveza al lado, en la butaca de un avión, en el compartimiento de un tren de largo recorrido, en la cama de un hotel con servicio de habitaciones… en país propio o extranjero, tópico o exótico, viendo caer la lluvia o ante una puesta de sol…

Cualquier lugar. Cualquier momento. Leemos porque nos gusta. Y lo hacemos solos o en compañía, que resulta más gratificante. Leemos porque hay autores/as que escriben.

A todos/as ellos/as, a todos/as vosotros/as gracias por escribir y gracias por no pensar en dejar de hacerlo. Gracias por escribir por y para nosotros.

Sin vosotros las editoriales no existirían; ni las librerías ni los libreros; ni las bibliotecas ni las queridas bibliotecarias (alguno no podría subir más tweets al respecto).

Y nosotros, lectores y lectoras existiríamos pero agostados en un rincón.

Y aunque sea agosto nada de hacer vacaciones, prometeos encadenados sois y seréis, y a seguir escribiendo que nos habéis viciado y no podemos dejarlo. Sois nuestros camellos de cultura y necesitamos nuestra dosis (la cultura no es un lujo es una necesidad) y estamos ansiosos de obtenerla.



martes, 29 de julio de 2014

Ladrón de ladrones 2 y 3

Ladrón de ladrones 1
Ladrón de ladrones es un cómic que está marcando un antes y un después, aunque suene a tópico, en la historias de ladrones. Mantiene el glamour del oficio pero le quita el aire bobalicón con el que se han adornado en exceso tanto las películas como las series de televisión que han abordado repetidamente el tema.

Una vez terminado el primer álbum de Ladrón de ladrones por título 'Lo dejo' la adicción a esta serie es algo inevitable, y la necesidad de leer más, innegociable.

A pesar de que el número 1 de la serie tenga un final auto conclusivo existen sin embargo resquicios suficientes donde hacer palanca y abrir boquetes para dar entrada a nuevas aventuras.

Y esto es lo que hace el tomo 2 'Ayúdame'. Claro que su propósito no se acaba de entender en su totalidad hasta completar la lectura del tomo 3 'Venecia', en donde todo cobra sentido.

Una vez leídos los tres tomos publicados hasta el momento se diría que el tomo 2 es un paréntesis necesario para que el 3 desembarque en toda su magnificencia, es el puente que conecta el 1 con el 3; y con éste se recupera la esencia intrínseca de la obra: el robo con inteligencia, el robo solo al alcance de mentes privilegiadas.

Primera viñeta de Ladrón de ladrones 1
Y con él se entiende claramente el significado de la primera viñeta del prólogo del tomo 1, en la que un Redmond de espaldas, manos en la cintura, contempla en plano contrapicado un cuadro cuyo lienzo está en blanco.

Robert Kirkman (el cerebro del argumento general de la obra) fiel a su principio de agitado pero no revuelto cambia de guionista para cada tomo, para cada arco argumental, buscando quien mejor pueda entender el momento en que se encuentra la historia y por tanto quien mejor pueda adaptar sus intenciones.

Si el primero se lo dió a Nick Spencer, el segundo lo materializó con James Asmus y el tercero con Andy Diggle.

Y los cambios en el tratamiento son evidentes, incluso el tándem de dibujo a cargo de Shawn Martinbrough y coloreado por mano de Felix Serrano parece resentirse de tanto vaivén ya que al trazo se le nota el movimiento particular de cada guionista.

Lola
Aúnque mantenga, eso si, el diseño de página con profusión de viñetas en formato cinematográfico, habladores silencios, y una amplia paleta de colores para reforzar los mensajes.

El argumento principal de la obra recorre la vida de un habilidoso ladrón que quiere dejar de serlo pero que no le dejan. Su pasado ha marcado a su hijo y aunque se resista a implicarse, ningún padre deja de lado a un hijo cuando éste lo necesita.

Y esta ayuda le ha supuesto el implicarse de nuevo en algo que quiere olvidar. Y en el tomo 1 ha conseguido que su hijo no sufra las consecuencias, pero su legalidad, que ha hecho que se desprenda de unos kilos de droga, le pasa ahora factura.

Ladrón de ladrones 2
El tomo 2 'Ayúdame' se centra en los elementos de un cártel y así, aunque se mantiene en el mundo del delito, aparca el robo de guante blanco para ensuciarse en el submundo de la droga y de unos traficantes sin escrúpulos.

El hijo de Raymond es, en este caso, el hilo conductor de la trama que finalizara en el tomo 1 y envuelve, en su ineptitud, a su padre en una situación no deseada y peligrosamente compleja: sortear una alarma de un edificio no es lo mismo que escabullirse de una banda armada y carente de piedad; como demuestra claramente Lola con su comportamiento inmutable y absolutamente amoral.

En este tomo 2 la tensión llega a niveles de emergencia pero sin estallar en su rotundidad que se reserva para las primeras viñetas del tomo 3 con un inicio que deja claro que lo que esta pasando no es un juego; y si lo fuera, la apuesta es la vida.

Ladrón de ladrones 3
Y es ya llegados al tomo 3 'Venecia'  (con una elección de cubierta pésima, todo hay que decirlo) cuando de nuevo se despliega todo un alarde de ingeniería mental en la planificación y desarrollo de un plan expresamente concebido para solucionar todos los temas abiertos de un plumazo.

Venecia ofrece con sus recovecos y sus estrechos canales el retorcido e ideal escenario para que una mente igual de tortuosa encaje sus pensamientos y sus actos como encaja la mano en un guante. En un guante de ladrón. De ladrón de guante blanco.

El tercer tomo de Ladrón de ladrones nos deja con un final que no es sino el inicio de una nueva entrega que promete ser muy interesante habida cuenta de lo alto que ha quedado el listón y en donde se ha quedado Redmond. Un Redmond risueño y confiado; muy seguro de sí mismo.

Una serie imprescindible para cualquier lector de cómic y más si lo es también de serie negra.




sábado, 26 de julio de 2014

Se lee poco y se compra menos

Estos días las noticias sobre el descenso del 30% en la venta de libros (acumulado 2009 a 2013), sobre todo los de literatura (17%), copan los medios porqué la tendencia parece irreversible.

Hay temor en el sector, hay dudas, no asoman los brotes verdes y se carga contra la piratería como principal culpable. Que seguro que tiene su cuota de culpa en la disminución de ventas es indudable pero hay una causa subyacente que no hay que despreciar y es el ratio de lectura por individuo.

Cuando se lee poco...
Que se lee poco no es novedad ni noticia, es tradición. Y las tradiciones en España se mantienen y se perpetúan dentro de lo posible.

En dicho país, excepto en épocas de República, no se ha oficializado el fomento de la cultura, al contrario durante muchos años ha interesado una ciudadanía inculta, por tanto los lectores lo han sido por inquietud propia, desafiante, por hábito familiar y también por inexistencia de alternativas.

Se lee poco es cierto pero lo es porque cada vez hay menos lectores. Suena duro pero creo que es incontestable.

O sea, el grueso predominante de lectores lo determina un segmento de nacidos el siglo pasado entre las décadas 40, 50 y 60 (claro que hay lectores más jóvenes, y los seguirá habiendo).

Lo son porqué en aquellos años no había alternativa a la gris realidad: solo la lectura garantizaba la evasión, los viajes de ficción, las aventuras de ensueño, los amores imaginados. Y quien cogió el hábito ya no lo ha abandonado.

Poca oferta cinematográfica y encima españoladas, pocos televisores y menos canales: primero uno y después dos, y pocas horas de emisión. Casi no había teléfonos, si muchas cabinas (hasta que José Luís López Vázquez nos hizo temerlas).

Caja de Juegos Reunidos Geyper
Y los juguetes a pilas o ‘Juegos Reunidos Geyper’ y a jugar. Internet y todo lo que ha supuesto en la creación de un nuevo habitat relacional no eran ni ciencia ni ficción, simplemente no eran.

Actualmente solo leen los lectores enganchados, lectores recalcitrantes y generalmente son humanos analógicos, los nacidos antes del boom digital, y aunque en su vida hayan introducido elementos digitales (smartphone y pc mayormente) los consideran añadidos a su ecosistema nativo y por tanto su uso no es determinante, solo utilitario o consultivo. Y aunque en algunos coexista el e-book siguen prefiriendo los libros de papel.

Y estos lectores son los que leen asiduamente y son los que compran libros de forma habitual. Y estos lectores tienen ya una edad y no hay relevo. Los lectores por afición lo serán mientras vivan, y aunque siempre habrá lectores, serán cada vez menos y se leerá de otro modo.

La lectura en si, las bibliotecas, las librerías, las editoriales, como las hemos conocido han de cambiar para sobrevivir, han de adaptarse al medio evolucionando su función primaria y entendiendo que en veinte años (siendo optimista) el escenario puede ser irreconocible. Hay que poner en marcha iniciativas de fomento de lectura desde la infancia. Hay que aprovechar la sabiduría de los mayores. Hay que asegurar la supervivencia lectora.

Quien sabe, tal vez una evolución del las Google glass proyectarán los textos sobre las superficies próximas y facilitarán una lectura instantánea en cualquier lugar y en cualquier momento.

Cinta de cassette
¿Acaso no hemos visto nacer y desaparecer el cassette? ¿y el video beta y luego el VHS? Con toda su parafernalia: estuches, carátulas, videoclubs, socios…cuando parecían que habían venido para quedarse. Y ahora resulta que el DVD ya es viejo con relación al Blu-Ray… Y los USB almacenan gigas cuando al nacer solo permitían Kb

Desengañémonos el mundo actual vuela, y no es un avión, ni un pájaro, ni Supermán, es la tecnología que pone alas a los medios para conocer, saber, evadirse, incluso viajar físicamente, a bajo coste y con inmediatez.

Y todo, todo y todo más efímero que un suspiro.

Hogar digital
Si en un hogar de clase media formado por una familia de 4, hoy en día se pueden encontrar cónsolas portátiles y de sobremesa, televisores con decenas de canales, PC de torre, Portátil, Tablet,  algún lector de dvd o de cd, y se tiene que atender a los programas de debate, las series de televisión, los e-mails, los twitters, los whatsapp, el Facebook, seguir tres o cuatro blogs, comentar rara vez en alguno de ellos…. Coexistimos con máquinas, hablamos con máquinas, vivimos con máquinas ¿Quién tiene tiempo para leer?

Sólo los adaptados, los homo sapiens evolucionados del análogico al digital son capaces de simultanear funciones primarias con terciarias.

¿El homo digitalis nace o se hace?
Las generaciones posteriores, homo digitalis, en las que muchos ni tan solo conocen las teclas y emplean el desplazamiento de pantalla, disponen de múltiples vías alternativas de evasión. Por tanto ¿si he visto las películas de Harry Potter para que tengo que leer los libros si ya se de que va? ¿Si veo la serie de Montalbano por televisión para que tengo que leer los libros y gastarme dinero? La imagen desplaza al texto.

Leer requiere concentración y dedicación exclusiva y en cambio se ve la tele mientras se contesta un whatsapp por el móvil, se consulta el saldo, ridículo, de la cuenta bancaria por la tablet y se come.

Lectura vs televisión
Si alguien ha traducido a imágenes lo que sugiere una novela y lo pasa por la tele, ¿para que pensar, si ya lo dan hecho? Más fácil, más cómodo y no requiere imaginar, solo ver. Es ir al mercado, comprar comida y cocinarla o pedir una pizza a domicilio. No se parecen en nada pero si no tienes paladar no te enteras.

Los datos demográficos del INI evidencian que a primero de enero de 2014, y en línea con lo que está pasando desde 2012, ha habido una disminución en el censo de 404.619 habitantes, y en sus proyecciones barajan que esta tendencia a la baja se mantenga año tras año hasta 2052, pasando de los  46.725.164 de habitantes actuales a unos 41.558.096.

El relevo demográfico entre los lectores que se van y los lectores que se hacen presenta déficit y entre los que se van para no volver están mayoritariamente los de más edad. Y los que leen suelen ser los de más edad.

En 2013 las defunciones totalizan 389.699. Solo hay que sumar 2 más 2.

Se lee poco y se compra menos. Y esto no ha hecho más que empezar.

He visto cosas que vosotros no creeríais: he visto desaparecer las librerías.

lunes, 21 de julio de 2014

La chica de los ojos del color de mi piscina de Jorge Salinas


Coaching y thriller
La chica de los ojos del color de mi piscina es un título más propio para el público masculino, que evocará veranos, piscinas y bikinis, que para el femenino por su evidente tendenciosidad.

Bajo ese título evocativo se encuentra una novedosa mixtura compuesta de coaching y thriller. Un terreno aún no explorado y que por ese motivo aún no tiene casuística para saber como hay que aderezar ambos géneros para conseguir un plato homogéneo que resulte atractivo a la vista y gustoso al paladar.

El coaching está de moda y no porqué sea nuevo sino porque todo tiene su momento y ahora, cuando la crisis ataca valores y no solo posesiones, cuando la rutina se tambalea golpeada por diversos frentes, cualquier ayuda para aprender a entender y positivar lo que sucede alrededor es bienvenida.

El coaching, si lo he entendido bien, es una disciplina que facilita herramientas al cerebro para que pueda afrontar situaciones y actuaciones cotidianas de forma distinta a la habitual reformando esquemas establecidos en aras de una mejor predisposición vivencial.

Y el coach es el entrenador, la persona que acompaña al coachee, o sea al interesado, en este viaje de reeducación cognitiva.

Y un coach es la persona que acompaña al lector en este viaje; es el personaje central de esta novela que entre píldoras de proselitismo coaching va desarrollando una trama de intriga que va adquiriendo complicación a medida que avanza como si de una bola de nieve se tratara.

No queda clara cual es la intención del argumento, ya que por momentos, sobre todo al inicio, la disciplina del coaching es omnipresente hasta parecer un manual de autoayuda y poco a poco va desapareciendo para dedicarse a contar unos acontecimientos que pretenden acercarse al thriller agolpando una sucesión constante de giros que pretenden ser inesperados y que resultan previsibles.

Y es que un thriller no necesita cambiar constantemente de marcha ni de carril para llegar a su destino. Hay que hacerlo cuando toque y de forma muy medida.

La novela cuenta una historia de corrupción empresarial que toma derivas muy peligrosas para los protagonistas. Narra las aventuras de un coach envuelto en una trama de conspiraciones resuelta con más ases que mangas y en donde cuando un personaje molesta se le elimina.

Un coach desbordado por unos acontecimientos que hacen que llegue a cuestionarse su propia medicina cuando se ve incapaz de practicar un comportamiento asertivo a lo que le está sucediendo.

Jorge Salinas
Si les gusta el coaching o quieren saber más sobre esta práctica, esta novela les brinda una oportunidad de conocer sin recurrir a tecnicismos.

El autor de La chica de los ojos del color de mi piscina, Jorge Salinas, es un coach de renombre, con experiencia contrastada y vocación dirigida a dignificar la profesión y evitar el intrusismo. Explica su incursión literaria como el medio para difundir sus conocimientos en un contexto relajado y mundano lejos del academicismo formal.