Con X de Rayos X se radiografía el alma humana. |
El micro universo de la
población californiana de Santa Teresa y alrededores es donde la investigadora
privada Kinsey Millhone lleva a cabo sus pesquisas, como si de un Saint Mary
Mead de Miss Marple se tratara, y a pesar de lo reducido del habitat pero siendo
la naturaleza humana de una complejidad sorprendente, es normal que se deje de
pagar un impuesto o se cometa el crimen más vil sucediéndose así casos de inesperada
tipología y distinto calado delictivo.
Tantos casos como para llenar
todas las letras del abecedario (de hecho solo faltan dos: Y y Z) y conformar
El Alfabeto del Crimen. Con X de Rayos X
se radiografía el alma humana.
Kinsey Millhone, que ya
no tiene acuciantes problemas de dinero como antes, se encuentra en la posición
de poder rechazar encargos pero afronta en esta ocasión una investigación de
apariencia fácil: descubrir el paradero de un convicto liberado; solo es tirar
de contactos y sumarle paciencia, pero el azar le lleva a descubrir que ha sido
timada. Y un chispazo de orgullo herido la lleva a investigar por su cuenta descubriendo
que detrás de lo simple se esconde lo complejo.
Quien iba a suponer que
tronco tan delgado coronase con tan frondosa y ancha copa de árbol donde se
cobijan especies diversas de pájaros.
Como pajarraco de mal
agüero es también un tema inacabado de su colega asesinado Peter Wolinsky que
la inmiscuye en una misión humanitaria de últimas voluntades que amenaza con
acabar con todas, sean últimas o primeras, buenas o malas.
Y por si fuera poco hay
nuevos vecinos, de esos que hacen que congeniar no sea un verbo de fácil rima y
por respeto a Henry debe comulgar ocultando aspavientos aunque la intuición le
diga lo contrario.
Y ya se sabe que en
Kinsey Millhone la intuición supone un alto porcentaje en la resolución de sus
casos. Y ahora se enfrenta a tres simultáneos, como bolas de colores lanzadas
al aire por un malabarista.
Sue Grafton es la malabarista y con la misma facilidad con que la se manejan esas
bolas, en la novela se presentan varias historias que no llegan a
entremezclarse y que exploran relaciones personales con profesionales y casos
delictivos, manteniendo un ritmo alto de tensión en cada uno de ellos con el
desenlace adecuado a cada cual.
Teclado Qwerty |
Y todo sucede mientras
cada día sale el sol y se vuelve a poner: desde salvar la vida de milagro a
manos, y nunca mejor dicho, de un asesino brutal a quehaceres domésticos tan
inspiradores como hacer la colada o preocuparse de fórmulas ahorrativas del
agua en tiempos de sequía.
Es esa habilidad para
reflejar que el crimen convive con la cotidianeidad y que puede manifestarse en
casa del vecino lo que ha hecho de Sue Grafton todo un referente en ese género
policíaco, desde 1982, que hoy alguien intenta asimilar como domestic noir
para darle un aire más mediatico.
Los delincuentes a los
que se enfrenta Kinsey tienen ese punto en común de falta de ética y de
solidaridad que a ella tanto le sublevan y es que Kinsey Millhone valora mucho
el ser honesta, responsable y respetuosa.
Considera que tan delito
es asesinar como no reciclar residuos, salvando la gravedad del hecho y ayuda a
la justicia a actuar con la contundencia que corresponda a cada caso. Por eso
nos apasiona; por su integridad y por su sentido del deber. Porque la madurez
la hace más libre y más sarcástica. Y la envidiamos por su eterna juventud y su
capacidad de correr cinco kilómetros diarios sin desfallecer.
Anteriormente reseñadas
en el blog: