jueves, 7 de junio de 2018

El peor de los tiempos de Alexis Ravelo

Hay un tiempo para nacer
y un tiempo para morir.

Dice el capítulo 3 del Eclesiastés: “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, y un tiempo para morir;…

Es tiempo de morir también es lo que sentencia Roy Batty, el Nexus-6 que busca respuestas desesperadamente, antes de fallecer.

¿Cuál es el peor de los tiempos? En este país para los que lo perdieron todo en la guerra fue aquel el peor de los tiempos; para los que lo perdieron todo con la crisis y para los que están en paro o trabajan de precario, es este; para los millonetis, los poderosos, los don, no hay tiempo malo solo oportunidades de enriquecerse aún más.

El peor de los tiempos no existe o acaso sea el que supone morir.

El peor de los tiempos es la quinta novela protagonizada por Eladio Monroy. Ni la edad, a nada de cumplir 60; ni los souvenirs de casos pasados en un su cuerpo, puntualmente excitados por la meteorología; ni nada de lo que se le diga, por parte de sus queridos; ni nada de lo que le digan, amenazas vanas de pudientes o matones; evitará que Eladio sea leal.

Leal a su código, a su manera de entender la vida, a sus amigos y a su ética, a su personal manera de impartir justicia y al axioma existencialista y solidario que supone procurar irse de este mundo dejándolo un poco mejor que como se encontró.

Y a Eladio lo encuentra su amigo Pepiño Frades en el Casablanca el miércoles a la hora del cortado, puente entre el día de la Constitución y el de la Immaculada, y lo encuentra porqué lo está buscando.

Y quiere de él que busque y encuentre a su hija Elvira, la segunda, la pequeña que hoy es ya adulta pero que para un padre no llega a serlo nunca. Y la quiere ver porqué se está muriendo. En su última despedida no se dijeron lindezas y quiere arreglarlo y verla volver a sonreír aunque sea por última vez.

Eladio, que hace tiempo quiere abandonar este oficio no clasificado, no tipificado en las tablas del IRPF, y que le proporciona quebraderos de cabeza, en figurado y en real, duda lo justo para darse cuenta que no puede negarle nada a Pepiño. Y a pesar de que sabe que las complicaciones surgirán a poco de empezar entra en el cuadrilátero dispuesto a dar más que a recibir.

En esta novela, Alexis y Eladio están más que hartos de la situación política que poco de política tiene y de los políticos que usan los artículos de la Constitución según les convenga para mejorar su expectativa de votos; los estadistas han desaparecido y su lugar hoy lo ocupan los partidistas. Mala cosa es cuando los políticos no tienen política a seguir y se mueven al son que se oye en la calle, pero peor es que la poco que tienen tenga mala fe y mala leche.

Por eso es que esta entrega tiene un grado alto de negrura. Estamos en el peor de los tiempos desde el franquismo y el tiempo no se puede desperdiciar. Tal vez sea  por eso que nos encontramos con un Eladio más visceral y resolutivo.

A quien le guste el cine no podrá evitar encontrar cierto paralelismo en el punto de partida y
Alexis Ravelo
en el planteamiento argumental desarrollado por Garci en El crack. Germán Areta y Eladio Monroy tendrían mucho que contarse, aunque solo fuera empleando la mirada.

Para quienes conozcan a Eladio Monroy de otras lecturas, esta les permitirá amar aún más a un personaje generoso hasta el infinito. Para quienes conozcan a su autor Alexis Ravelo esta lectura les confirmará, más allá de toda duda razonable, la enorme capacidad literaria de este tipo y el porqué de sus premios y de su inexcusable presencia en todo evento noir que se precie. No quedan calificativos para ninguno de los dos.

Otro roncito, por favor.

lunes, 4 de junio de 2018

Perros y lobos de Hervé Le Corre

El hombre es un lobo para el hombre.
Decía Plauto en su obra Asinaria que “El hombre es un lobo para el hombre”. 1500 años después Thomas Hobbes popularizaría la frase en El Leviatán y ahora, con 350 años más, Hervé Le Corre le da pleno significado.

El ser humano es el único animal que mata por egoísmo, avaricia, aburrimiento, desidia, envidia, diversión, celos y otros motivos completamente ajenos al que empuja a los otros animales depredadores a hacerlo y no es otro que mera supervivencia.

Franck acaba de salir de la cárcel donde ha pasado los últimos cinco años por un atraco cometido con su hermano Fabien.

Solo lo trincaron a él pero ha sido leal y mantenido el silencio cómplice y ahora espera rehacer su vida con su parte del botín.

Pero Fabien está en España ultimando un trapicheo de droga y Franck debe alojarse con la familia de la novia de su hermano, cinco miembros a cual más raro, mientras consume la espera, esperando que esta no lo consuma a él.

El lugar, aislado y rural, está tan contaminado como las personas que lo habitan y es que el medio no resuelve los problemas de los marginados sociales, si acaso lo disimula, pero mal. Perros cuando están en un hogar, lobos cuando se alejan de él. Perros y lobos.

Es verano y hace mucho calor y el calor es el principal activador de pasiones. Y hay mucha pasión llegando al punto de ebullición. Y cuando algo hierve sin control rebosa los bordes y afecta todo lo que está a su alrededor.

Hevé Le Corre plantea una novela negra lejos de los tópicos maniqueistas de buenos y malos, del bien y del mal; expone al sol, un sol tórrido cuyo calor acompaña toda la novela, a unos seres humanos tan asilvestrados que solo piensan en sí mismos y poco nada les importan los demás, aunque sean de su propia sangre. No hay buenos y malos, si acaso malos y menos malos, o malos y peores, según se mire.

Todos como lobos solitarios, excluidos de la manada, de la sociedad, y que buscan cubrir sus necesidades a cualquier precio anteponiéndolas a las de los demás.

Hervé Le Corre
El autor evoluciona la trama lentamente y va desnudando, al mismo ritmo, en un macabro y siniestro striptease, las pasiones y los sentimientos y las intenciones de los protagonistas hasta que lo que se muestra ya es solo la verdad.

Y la verdad muestra el grado de deshumanización de las personas. El horror que se muestra ante los ojos contrasta con una mirada aún expectante, aún ingenua y aún cargada de esperanza de una niña, a pesar de la coraza en la que está imbuida para protegerse y que la hace distante de todo y todos.

Una mirada que es un final y también un principio.

Desgarradora novela, tensa, abrasadora en esa línea que David Woodrell acuñó hace tiempo ya como country noir, y cuya principal particularidad es extraer la maldad y la negrura que todo ser tiene en su lado salvaje.

Lectura obligatoria. Sin excusas.

domingo, 27 de mayo de 2018

Novela negra y magia: Sé lo que estás pensando de John Verdon



“-El otro día tuve un sueño sobre mi padre –empezó Gurney.

Vaciló involuntariamente. Su propia voz le sonaba diferente. Oyó en ella un eco de la profunda tristeza que el sueño le había generado. Holdenfield lo miró con curiosidad, pero no de manera desagradable. Se obligó a continuar.

-Después de despertarme, me descubrí pensando en un truco de cartas que mi padre solía hacer cuando venía gente en casa por Año Nuevo y se había tomado unas copas, lo que siempre le daba energías. Abría un mazo e iba por la sala pidiendo a tres o cuatro personas que eligieran una carta. Luego se concentraba en una de esas personas y le decía que mirara bien la carta que había elegido y que volviera a dejarla en el mazo. Entonces le daba el mazo a esa persona y le pedía que barajara. Después empezaba con toda su charla de que leía la mente, que podía durar otros diez minutos, y al final terminaba revelando teatralmente cuál era la carta...”


Reseña de la novela Sé lo que estás pensando de John Verdon

Acceda aquí para ver todas las entradas de este blog donde se relacionan argumentos de novela negra y magia.




miércoles, 23 de mayo de 2018

Negras tormentas de Teresa Solana

Esta novela es el ectoplasma que se
aprovecha de la Ley de Memoria Histórica
para dar voz a las víctimas olvidadas.

Aunque pueda parecer que la tormenta aparece de repente, lo cierto es que se ha ido gestando durante un tiempo y se ha ido armando de los elementos adecuados antes de manifestarse. Y cuando es atmosférica lo hace en todo su esplendor y con toda su aterradora magnificencia.

Pero cuando no son atmosféricas, como las que anuncia el principio del himno anarquista A las barricadas, o sea La varsoviana, son antesala de ideales y alegría y también de rencores, venganzas, devastación y muerte.

Y eso hay en Negras tormentas. Y es que la novela es el ectoplasma que se aprovecha de la Ley de Memoria Histórica para dar voz a víctimas insatisfechas y olvidadas por los que les propiciaron la muerte, pero eternamente reivindicadas y recordadas por quienes las quisieron y por los que quieren terminar de escribir un libro que nunca debió ver la primera letra.

Nunca hay que olvidar que la historia la escriben los vencedores pero mientras haya vencidos vivos siempre existirán datos contrastables. Y no, nadie se llame a engaño, la guerra civil española no fue una cruzada de liberación nacional fue un golpe de estado cuya brutalidad y revanchismo aún hoy no se ha acabado.

Norma Forester subinspectora de los Mossos d’Esquadra y nieta de un brigadista inglés fusilado por el bando vencedor al acabar la Guerra Civil española es la encargada de investigar el asesinato de un catedrático de historia, Francesc Parellada, descubierto en su despacho de la universidad durante, dato muy significativo, la víspera de Todos los Santos y que muestra una alarmante ausencia de pistas.

Poco sospecha Norma de las conexiones con aquel pasado bélico mientras escarba en una investigación policial bien llevada y mejor narrada.

La labor policial está muy bien condimentada con toques de humor costumbrista, cuando no surrealista, originados por los miembros de su más que peculiar familia y que mejor que enumerarlos prefiero que los vayan descubriendo a medida que se desvelan: por sus obras los conoceréis.

Teresa Solana
Teresa Solana expone un caso criminal contextualizado en un modelo de sociedad que aún ha encontrado su identidad ya que carga con la heredada y lucha por evolucionarla. Y en la exposición y desarrollo de la trama otorga el protagonismo y el peso a los personajes, muy propios y muy dignos y muy atípicos. Y también a la familia, esa clase media alta culta, que ha sido cuna de idealistas y es locomotora de cambios sociales.

Y lo hace de una forma nada convencional, golpeando la tradición del género. Una escritora que dibuja personajes y que levanta tramas en el aire y flotan.

No dejen de leerla.

viernes, 18 de mayo de 2018

Ciudad de brumas de Brad Rader y Andersen Gabrych

En Ciudad de brumas un asesino
las calles de prostitutas como los
barrenderos de inmundicias.

La bruma tiende a difuminar los contornos y a indefinir las formas. La bruma confunde los sentidos y altera el estado de ánimo. La bruma humedece el tiempo, reblandece los cuerpos y enferma las mentes.

Ciudad de brumas es el escenario por donde deambulan los seres que no pueden suscribirse a sus efectos. A los efectos de la bruma.

En ese caldo de cultivo Frank Grissel, un detective privado en horas bajas y hecho con una ética que tiene voz y comportamiento de ex-policia, debe buscar una chica desaparecida.

Estamos en San Francisco, julio de1953 y para buscar esa chica Frank deberá conocer los lugares donde se satisfacen deseos carnales poco habituales lo que convierte su encargo en algo parecido a buscar una aguja en un lupanar que no en un pajar.

Mientras tanto un asesino despeja las calles de prostitutas como los barrenderos de inmundicias.

El relato suscita interés y desprecio. Siempre la doble moral ya que mientras tanto los importantes de la ciudad lo celebran por delante y por detrás. Y esa frialdad egoísta causa escalofríos.

El argumento no es tan previsible como parecería a simple vista y tiene sus sorpresas aunque no se soporte en giros vistosos para mostrarlas lo que le da consistencia de novela lineal bien contada y mejor narrada que emplea el dibujo para vehicular con más fuerza su mensaje.

Andersen Gabrych rebusca en los personajes que sustentan los tópicos del noir de serie B y los amarra a un guión que recorre los escenarios y los estímulos humanos como el agua de un río medrando entre rompientes inesperados: quejándose, soltando espuma, saltando obstáculos y siempre avanzando, tenazmente. Casi sin giros ni requiebros, cuesta abajo.

Brad Rader dibuja con trazo firme y pocas concesiones a la técnica, con lo que consigue rasgos faciales duros y ambientes sórdidos, elementos que permiten describir emociones descarnadas y ladinos comportamientos de quienes hacen de su libido y su interés los colores de su bandera.

Un cómic interesante y un conjunto de calidad contrastable. Uno más para seguir conformando la biblioteca de Cómics Noir.