Entremezcla ensoñaciones con realidades. |
Vaya por delante que estamos ante una peculiar novela negra
a la japonesa. Digo a la japonesa ya
que su autor, que se da una maña envidiable en crear un producto autóctono como
si oriental se tratara, es Andrés Calvente e Hitoyoshi Tsuneo es el seudónimo
que emplea, entre otros, cuando trata esta variante literaria.
Kawagoe: la pequeña Edo, es una
ciudad que hoy dista 30 minutos de Tokyo. En el momento en que transcurre la
novela, mediados de 1950, el desplazamiento supone un largo viaje a provincias.
El sargento Kyojo Sakamura y el agente fotógrafo Noboru
Yamaguchi abandonan Tokyo en tren rumbo a Kawagoe para investigar la muerte de
una joven.
Este claro inicio de novela policiaca pronto adopta giros
suficientes como para aturdir al lector hasta el punto de desubicar su intención
primera que acaba siendo el McGuffin que permite aventurarse en una mezcolanza de géneros.
La misión y los valores personales de los dos servidores
policiales se ven alterados, al igual que sus sentidos, hasta verse prisioneros
de una ilusión. Como sucede con el lector.
La época, hace poco que las, odiadas, tropas invasoras
americanas han abandonado el país ocupado desde el final de la II Guerra
Mundial, favorece la recuperación de creencias, cultos y supersticiones que
abonan el resurgir de la espiritualidad.
Esa fuerza intangible, esa fe ciega, pervierte al poder
político, al religioso y al económico y en la zona todo gira alrededor de
ceremonias y los representantes en la tierra de los ausentes dioses dominan
voluntad y opinión pública por encima del gobierno establecido.
Kawagoe: la pequeña Edo |
En los rituales, los participantes convenientemente
instruidos y animados con sustancias excitantes, comulgan con lo etéreo
entregados a excesos desorbitados libres de pudor en un clima de total y alegre asunción, descritos en párrafos de sexo explícito sin chirriar en el conjunto de la narración.
La pareja policial, Kyojo y Noboru, ven como su vida da un
vuelco espectacular y a pesar de la manifiesta relajación en la
investigación, esta retoma fuerza hacia el final.
Lo que todo apunta a dar protagonismo a la ciudad, alrededores y sus habitantes, empleando el asesinato como excusa, y a explicar la explosión que supone la recuperación de unos principios identitarios sojuzgados y pisoteados por los vencedores como sucede en toda guerra.
Lo que todo apunta a dar protagonismo a la ciudad, alrededores y sus habitantes, empleando el asesinato como excusa, y a explicar la explosión que supone la recuperación de unos principios identitarios sojuzgados y pisoteados por los vencedores como sucede en toda guerra.
Hitoyoshi Tsuneo plantea una trama que entremezcla ensoñaciones con cotidianidad al
ritmo cadencial de las estaciones del año. Una novela difícil de catalogar que puede resultar atractiva por su interés sociológico, leída bajo prisma folclórico, para conocer más de un país que sigue resultando
muy desconocido.