Novela negra segunda entrega de una esperada trilogía. |
Estamos ante la continuación literal de la aclamada El cuarto mono, la que fuera una
novela negra con inteligente y listo asesino en serie que se desarrolla a ritmo
de thriller.
La persecución del criminal más buscado corre a cargo del
FBI y el equipo policial comandado por Sam Porter que otrora llevara la
investigación se ocupa ahora de otra serie de asesinatos que parecen llevar
otra firma pero tanta maldad como el anterior.
Dos tramas principales que pronto van a dividirse en
subtramas tan complejas como para presentar el aspecto de partidas de ajedrez
simultáneas jugadas respectivamente por la policía y por el FBI.
Sam Porter, que no puede olvidarse de Anson Bishop, el
asesino apodado el cuarto mono, desafiando a superiores y estamentos, a riesgo
de perder la placa incluso acabar en prisión, prosigue esa investigación que le
está vedada y que le llevará a viajar del frío Chicago hacia estados del sur,
más cálidos y desconocidos.
Esta segunda parte vive de las migajas de la anterior y si
aquella aportaba ciertos aspectos originales, está abusa de tópicos sin mesura
y repite los patrones exitosos lo que le supone resultar previsible por
reiteración.
Los giros de trama se retuercen en demasía y lo
inverosímil, presente a lo largo de todo el desarrollo, toma el timón y a fuerza
de querer sorprender deja de conseguirlo.
La
quinta víctima satisfará, sin duda alguna, a amantes del
género y a quienes gusten de las lecturas secuestradoras, ya que su estructura,
su planteamiento, su tono narrativo y lo escabroso del argumento cumplen
perfectamente con su cometido.
La lectura atrapa hasta imposibilitar; los cliffhanger capitulares obligan a seguir
uno más, y otro y otro. La trama se engrandece hasta conseguir desplazar el
foco de atención de los protagonistas para centrarlo en el que pasará.
Las diversas subtramas, que se alternan, van acercándose y
alejándose procurando no dar pista alguna de cómo y cuándo van a acabar
confluyendo y eso convierte cada protagonista y cada escenario en un punto
caliente de interés no solo por su evolución individual sino por conocer cómo
va a encajar en el conjunto.
Y ahí, chapeau,
es donde radica su virtud. Aunque el ensamblaje sea a martillazos y el final deje
con un desenlace tan abierto y apocalíptico como una pandemia a la espera de la
tercera entrega.
El cuarto mono: no hagas el mal. |
Si son creyentes están ante un thriller de suspense como Dios
manda, si no lo son están ante un thriller de suspense como mandan los cánones.
Si van a abordar su lectura no olviden que hay que empezar
por el principio: El cuarto mono
ya que no estamos ante una serie sino ante una laaarga novela fragmentada en tres
volúmenes (y el tercero aún no editado ni tan solo en versión original; hay
quien dice que ni tan siquiera está escrito).
Una trilogía que más que ser leída parece pensada para ser
vista como serie de televisión. Dada su densidad daría como mínimo para 6
temporadas de veintitantos episodios secuenciales cada una.