Y para eso basta con mostrar
vidas anónimas y circunstancias a juego nada alejadas de la realidad. En lo
cotidiano se encuentran magníficas ideas que dan origen a mejores argumentos. Y
entre perdedores se encuentran los personajes más idóneos.
Un plan perfecto es
una novela negra que sabe leer esa oscura partitura y traducirla a música.
Diego tuvo un pretérito, pluscuamperfecto
primero y perfecto después, tanto por lo que se refiere a tiempo verbal como
vida real. Ahora tiene un presente y una idea y si le sale bien tendrá un
futuro, condicional.
Y es que los verbos lo son
todo. Indican acción, movimiento, existencia, consecución, condición o estado
de un sujeto. No se puede estar vivo si no hay verbo y la novela negra, y la
latina por las dictaduras vividas, sabe mucho sobre lo que significa estar vivo
ya que se sustenta en pequeñas vivencias para construir grandes historias. El
futuro suele ser la hora siguiente.
Y es que incluso de las
grandes pérdidas pueden obtenerse pequeñas ganancias. A veces basta con
degustar un cantinero para sentirse
en el cielo y es suficiente con no meterse en donde no se sepa salir basta para
seguir degustándolo más veces. Eso es el futuro.
Diego tiene un plan, o mejor
tiene una idea, una intención y una ilusión. Por ese orden y si los tiempos
verbales encajan puede ser que conjugue su vida de forma correcta. O lo que es
lo mismo: que acabe vivo.
Diego El Soñador planea un atraco y si sale bien puede hacer realidad su
sueño y hacer que su papá, allá donde esté, sonría feliz de que sus enseñanzas
se aplicaron y no se deshicieron como manoseadas y viejas páginas de
enciclopedia.
Para ello cuenta con la
colaboración de Sonrisas aunque la
súbita aparición de Danilo y su obsesión por resolver un asunto pendiente con
un joyero puede complicarlo todo o tal vez lo simplifique, y es que en eso la
vida y el destino a veces juegan de pareja y otras como rivales.
Iván Farías toma unos retazos de vidas de unos personajes y los conjuga verbalmente para mostrar un pedazo del lado oscuro de esa cotidiana realidad.
Nuestra vida transcurre
paralela a muchas otras de las que ni sospechamos su condición y mientras
leemos el periódico otro congénere humano está siendo asesinado, y mientras
hacemos cola en el súper alguien está sufriendo tortura, una violación está en
curso y un móvil está siendo hurtado.
Y es que la grandilocuencia en
el empleo del lenguaje, en la construcción del argumento y en el dibujo de personajes
de novela negra no es sinónimo de nada más que de su propia vacuidad. La novela
negra bien entendida toma la realidad y no la refleja en pulidos espejos sino
en charcos de la calle. Y por eso Iván Farías busca calles sin asfaltar.
Y el verbo se hizo novela
negra y se dejó leer. Un plan perfecto es una muestra de ello. Su final puede
sorprenderles, pero nadie dijo nunca que la vida fuese el guion de una película
¿tienen un plan mejor que leer esta novela?