viernes, 10 de febrero de 2023

A bocajarro de José Manuel del Río

Probablemente si les hablara de comer crudo, pensarían en fruta, hortalizas, un condimentado tartar o un colorido sashimi y les resultaría apetitoso y agradable a la vista.

No sería así si, en realidad, me estuviera refiriendo a la escena de un gran felino africano devorando una joven gacela o un gran cocodrilo del Nilo triturando, más que masticando, una cría de cebra.

No. No es lo mismo hablar de un asesinato calculado e incluso tal vez mal justificado que la muerte de una joven, casi una niña, asesinada a bocajarro. En crudo.

A Carla la han echado de este mundo antes de poder conocerlo, amarlo, aborrecerlo. A Carla la han asesinado y a Martín y a Toni, agentes del grupo de Homicidios de la Policía Judicial de Madrid les toca resolverlo.

Un caso de los que nadie quiere; por ser la víctima tan joven y porqué sin pistas ni testigos es de los que se enquistan y acaban en una carpeta acumulando polvo.

Nada es cómodo en este caso, ¡cómo si alguno lo fuera!, no ayuda que la jueza sea exigente, que el comisario Cañas esté a punto de jubilarse, que los padres de la víctima hayan pasado del hundimiento por el llanto a una determinación alarmante, que alguien con un anillo reluciente y vinculado a la prostitución aparezca de repente.

No, nada ayuda y Martín, el veterano de los dos, intuye como se puede llegar a complicar todo y teme que se le vaya de las manos.

José Manuel del Río emplea un léxico actual, callejero, de pandillas, de bandas; construye frases como salivazos; emplea las palabras como pinchos, buscando el lugar donde clavar. Y adereza la historia con el calor del que hace gala Madrid cuando se pone en cinemascope, para que la angustia y la urgencia se sumen al sudor.

A bocajarro es una novela negra servida cruda, que muestra el peor de los lados malos que tiene quien es capaz de asesinar. Transcurre por barrios que si están en los mapas es para que nadie vaya a ellos por error. Evoluciona entre gentes de mal vivir, mal pensar y peor toma de decisiones.

Es en la periferia de la periferia donde empieza el abismo que equipara a humanos con fieras salvajes y no importa quien sea la víctima.

Y lo peor, tampoco importa el motivo.

domingo, 5 de febrero de 2023

El Tiempo de las Moscas de Claudia Piñeiro

Una mosca, ese díptero odiado por muchos y venerado por algunas culturas remotas, aparte de poder volar tiene la ventaja de poder ver a cámara lenta lo que en realidad transcurre en un, tal vez, nanosegundo.

Inés envidia esa capacidad. Poder ver, foto a foto, todo el alcance, la importancia y la trascendencia de un gesto. Tal vez por eso, porque nunca la tuvo ni tendrá, le gustaría tenerla.

De haberla tenido tal vez no hubiera disparado y ni Charo hubiera muerto ni ella hubiera lanzado su vida por la borda. Asociar la cárcel con el mar solo es bueno si puedes mantenerte a flote durante el tiempo que allí estés.

Hay que aprender a socializar y a empatizar, algo que para Inés resulta tan abstracto como interpretar un Pollock cabeza para abajo.

Inés ya está en la calle, lo que se puede entender como estar en libertad si no fuera porque las cadenas que la atan no son físicas.

Ha abierto un negocio de fumigación amable y comparte oficina con la Manca que va de detective privado básicamente investigando a quien pone cuernos. Ambas eliminan bichos.

En una de sus visitas desparasitadoras, Inés recibe una propuesta, no exenta de un buen pago, en dólares, que tiene su riesgo. O sale rica o sale presa. Le dicen que ella, que ha matado, está capacitada para entender que la venganza es el mejor remedio para curar la vergüenza.

Y entre las dudas y las decisiones y las consecuencias va transcurriendo la novela para encarar un final que Thelma y Louise contemplan desde primera fila comiendo palomitas.

El Tiempo de las Moscas es una novela negra que refleja un estado social donde la contradicción humana es la base de las acciones. Es una novela que no pretende dar respuestas ni soluciones, si acaso generar interrogantes que tienen a la mujer en el ojo del huracán, ¿quién decide cual es el comportamiento correcto? ¿es madre quien pare o quien quiere? ¿por qué la igualdad y los derechos han de ir de la mano del feminismo y no pueden generarse por el solo hecho de ser persona? ¿por qué los oficios discriminan por sexo o por género y no por aptitud?

Claudia Piñeiro, hace que El Tiempo de las Moscas la protagonicen mujeres. Todas, a su manera, supervivientes. Es una novela femenina por su condición, feminista por su intención y humanista por vocación.

Cada uno de nuestros actos es consecuencia de pensamientos que no son lineales. Los neurotransmisores tienen voz propia, cada cual la suya, distinta, y en esos nanosegundos que se tarda en decidir un gesto, ha habido decenas, cientos, miles de conversaciones cruzadas de partidarios y detractores, ¡votemos! Se oye de vez en cuando para aplacar la discusión y para elegir una acción.

No es una novela fácil pero una vez establecida la sinapsis ya no hay vuelta atrás. Hasta el final. No, dejémosla. Tal vez unas páginas más. Hay que leerla toda sin dudar. ¿Tú crees? ¡Votemos!

miércoles, 1 de febrero de 2023

La Dama del Lago de Laura Lippman

El anhelo de ser alguien en la vida suele tener como consecuencia renunciar a ser uno mismo. Es el precio que hay que pagar al diablo por alcanzar la notoriedad.

Madeline Maddie Schwartz está en el paréntesis previo obligado por su religión y avalado por su tradición, o sea, y, en definitiva, su ley, para obtener el divorcio.

A punto de cumplir 38 es mayor para, por ejemplo, encontrar según qué empleo, pero es joven para, por ejemplo, darle un giro y un empujón a su estrenada, desconcertante, inquietante y ansiada condición de mujer libre e independiente.

Su participación en la búsqueda de una niña desaparecida, será el primer paso para un objetivo ambicioso: ser redactora en un periódico. Periodista. Y el cuerpo encontrado de otra joven, Cleo Sherwood, en la fuente de un lago dará pie a una tarea de periodismo de investigación que puede terminar con su sueño o bien abrirle las puertas a conseguirlo.

Laura Lippman, a quien conocimos en la magnífica Piel Quemada, nos ofrece una versión sorprendente de su talento como escritora. Un cambio de registro absoluto del que se sale airosa, dándole un nuevo enfoque al concepto noir tradicional. Todo muy medido, muy mesurado, para ir conociendo a la nueva Maddie a la par que se va descubriendo la trama.

A partir del hilo narrativo en tercera persona que supone el ir desarrollando el argumento, va otorgándoles voz a los secundarios que van apareciendo para que en primera persona ofrezcan su versión sobre la joven muerta y aporten detalles que vayan conformando el conjunto de la historia.

Una apuesta arriesgada ya que ralentiza el ritmo, pero interesante por la vertiente psicológica que permite conocer más y mejor el interior de cada cual.

Una novela negra, policiaca, que se apoya en el hallazgo del cadáver de una joven negra para denunciar la sumisión a los preceptos religiosos, la segregación racial y la discriminación por género. 

Y para demostrar, a esa sociedad blanca y patriarcal, que incluso una joven negra muerta puede y debe tener interés público y ocupar espacio de información en un periódico; y que una mujer viva puede y debe tener oportunidad para decidir libremente que hacer con su vida y elegir profesión.

La Dama del Lago es una crónica social partir de unos hechos relatados por todas las personas que de una u otra forma tuvieron participación en ellos. Es también una defensa del derecho de toda mujer a ser, ante todo, persona. Es una investigación sobre un caso criminal llevado a cabo por una aprendiz de periodista, contra la opinión de sus jefes y ante el desdén de la policía que no ve relevante investigar la muerte de una negra.

Así de contundente. O blanco o negro.

viernes, 27 de enero de 2023

La Señora de Chicago de Marc Tinent y Pablo M. Collar

En 1913 Alice Clement es una de las primeras mujeres policía de la historia de Chicago. Ni su acceso al cuerpo ni sus primeros meses en él ni en la calle han sido fáciles.

El rechazo de la sociedad y el menosprecio de sus compañeros, a quienes cuesta digerir ese avance femenino en territorios tradicionalmente asociados a hombres, y especialmente a rudos y distantes, que infunden respeto y, todavía más, temor.

El físico de Alice Clement, menuda con ligero sobrepeso y cara de luna, suscita comentarios injuriosos, pero pronto es temida en el mundo del hampa y con su tesón, sus métodos y sus brillantes resultados consigue que se le respete y, ni que sea en privado, se empiecen a reconocerle aptitudes y méritos y obtenga un grado mayor de confianza de sus superiores.

En esa época Blanche Labadie es la Reina de las Estafas en la ciudad, y su modo de hacer se aleja tanto de los delitos de sangre como de la temible Mona Allen: una rival que tiene atemorizados los bajos fondos.

A Mona Allen se la conoce como la Reina de los Timos, es la Señora de Chicago ofrece protección a cambio de remuneración, y para la agente de policía Alice Clement se convierte en su particular enemiga público número 1 en su lista de delincuentes a capturar. Y no va a desistir hasta conseguirlo.

Estamos en 1917, el crimen organizado florece por doquier y Alice Clement enfila su carrera para ser la primera inspectora de policía de Chicago, un hito en la lucha feminista, por lo que no duda en aliarse con Blanche, intereses distintos pero mismo objetivo, para capturar a Mona.

En el argumento de La Señora de Chicago se va narrando la biografía de Alice Clement, su vida particular, su vida familiar y su vida profesional, intercalándolas entre sus investigaciones, y enfrentándola a un gran caso criminal.

Y lo hace de tal modo que la investigación policial sea el centro de una historia costumbrista y no al revés lo que hubiera supuesto alejarse del noir y adentrarse en el melodrama.

Marc Tinent ha escrito un guion muy medido para mantener el equilibrio en la delgada cuerda que separa la realidad de la ficción, y la documentación de la fantasía. Combina con mucho acierto ambos extremos con lo que consigue un dialogo fluido con mucho ritmo que, como buen thriller, no da respiro.

El dibujo de Pablo M. Collar recuerda a los planos del cine mudo con poco movimiento de cámara, reiteración en los encuadres y en las expresiones y poco detalle en los escenarios, ya que el foco está donde está la acción. La paleta de colores tiende a languidecer el tono de la historia.

El subtítulo: Un caso de Alice Clement, hace sospechar, e ilusionar, que sea el inicio de una serie con continuidad, lo que se agradecería notablemente.

La obra se acompaña de un apéndice al final que, con una biografía sucinta y un buen archivo fotográfico, facilita el acercamiento a la Alice Clement real.

domingo, 22 de enero de 2023

Bajo una luz fría de Garry Disher

Alan Auhl, ha vuelto a la policía, después de una ausencia de cinco años. Es mayor, tanto que las burlas sobre su edad o sobre los achaques asociados a ella, le resbalan. Ya se sabe que la juventud se cree eterna y suele ser despiadada en su avance hacia la gloria.

En la policía la edad puede ser sinónimo de experiencia, de madurez, de reflexión. De no tomarse nada a la ligera, de ser cuidadoso con los detalles, de ser paciente y aceptar que no todo se resuelve como en la tele.

Alan es mayor pero no es, nunca lo ha sido, tonto; al contrario es muy capaz y busca el lado humano en el enfoque del caso criminal.

No solo porqué los humanos son las víctimas y verdugos, sino porque hay sufrimiento y daños colaterales que, si se puede, hay que intentar minimizar al máximo.

La novela transcurre en Melbourne, Australia, y tiene como punto de partida el temor a un ofidio. Con las serpientes hay que tener cuidado, pueden ser letales y es mejor capturarlas y soltarlas en un entorno donde no haya humanos que puedan convertirse en víctimas potenciales.

Y no porqué se metan en un agujero hay que dejarlas. Podrían ser hembras, podrían estar embarazadas, podrían crear una colonia, podrían invadir tu casa y atacarte a ti y a tus hijos.

No, con las serpientes no se juega.

Alan Auhl va a tener que lidiar con varios casos simultáneos y parecidos. Con humanos que reptan como serpientes y que tienen veneno. Alan sabe cómo hay que tratar a esos humanos y a su edad, los reparos los deja para quienes ven la vida desde la comodidad de un sillón creyendo que la realidad es lo que muestra la televisión y que la justicia es justa y no un contubernio de letrados y clientes con posibles. En sus años de oficio Alan sabe que hay quien desayuna, come y cena corruptelas.

El escritor Garry Disher nos regala a un personaje maravilloso. Una persona muy digna, justa, equilibrada, sensata y resolutiva. Un personaje que destroza el cliché que de su profesión la novela negra ha convertido en estereotipo.

Con una vida privada muy interesante y una convivencia estimulante por la diversidad de caracteres que pueblan su casa, reconvertida en varios hogares temporales.

A Alan Auhl, AA, lo vamos conociendo a través de sus relaciones personales y trabajando en unos casos criminales, simultáneos, porque la vida es así: repleta de simultaneidades cotidianas que se entremezclan con el trabajo y que hay que ir resolviendo al unísono.

Matar, acosar, humillar, maltratar, engañar, son acciones que están ahí, como las serpientes, y que precisan ser combatidas con tolerancia 0. Comporte eso lo que comporte.

Bajo una luz fría reflexiona sobre la eficiencia en la resolución de problemas; recrimina a la justicia su comportamiento y le pide que gesticule menos y actúe más y no duda en emplear a su protagonista de justiciero cuando la justicia no resulta justa.

Es una muy buena lectura, que hay que aplaudir al terminar y luego reflexionar sobre todo lo que ha evidenciado, todo lo que ha denunciado, que no es poco.

Una lectura pausada, emotiva y crítica con el interior de la condición humana y que avanza a su ritmo pero no da puntada sin hilo. No se la pierdan