miércoles, 12 de junio de 2024

La luz más cruel de Fernando García Ballesteros

La luz más cruel es la que ilumina lo que nadie desea ver. Bueno, nadie no. Hay personas depravadas que no solo disfrutan haciendo el mal sino que además desean inmortalizar sus hazañas en una fotografía que permita evocar a perpetuidad esos momentos, dichosos.

Fernando García Ballesteros no necesita inventar mucho, le basta y le sobra, con redactar hechos que fueron o muy bien podrían haber sido.

Y los redacta con mucha maestría, y lo que inventa no se diferencia de lo que coge de la realidad para ofrecer una fotografía dinámica de esas épocas en las que el patriarcado unido al apellido suponen dinero, poder y respeto además de libertad absoluta para realizar cualesquier actos ominosos que tengan a bien desear.

Sea del carácter que fuere y se ejecute contra bienes o personas. Así personal de servicio, mujeres de cualquier condición y obreros y otras personas de pensamiento u obra contrario a su concepción del mundo y del honor nada tienen que decir y mucho a temer.

La luz más cruel es una novela sobre una fotógrafa, Clara Prats, que ha aprendido el oficio familiar, y sobre sus intentos por ser libre y reconocida profesionalmente en ese mundo donde el heteropatriarcado no admite desviaciones ni salidas de tono.

Una fotógrafa criminalista que inmortaliza a personas muertas, y escenas de crimen como la del cuerpo que acaba de aparecer en la playa de La Barceloneta y del que nadie sospecha aún que es solo el primero de una serie.

Es una novela negra, de esas que se catalogan como histórico-policiacas que transcurre en Barcelona a principios del siglo XX y en ella se reflejan, como en los charcos de inmundicia que jaspean las calles, tanto ropas recosidas y remendadas como ropas hechas a medida con ribetes y encajes.

Todo cabe en una ciudad que acoge barrios de clase baja que están a nivel de mar y de clase alta que están hacia la montaña.

El autor demuestra gran aptitud y pasión por fotografiar esas épocas de contrastes sociales tan exagerados como ignominiosos, como ya lo hiciera con su otra obra El crimen del Liceo reseñada también en este blog y que, junto con la presente, deberían leer.

domingo, 9 de junio de 2024

Agatha Raisin y la turista impertinente de M.C. Beaton

Entrega número 6 de la serie protagonizada por Agatha Raisin y sin duda la menos policiaca, de las publicadas hasta ahora, la más empalagosa y sensiblera y únicamente interesante para irreductibles fans de la protagonista y para viajeros que estén planificando una estancia en Chipre.

A esa isla que los lugareños dividen en dos partes identificándolas como grecochipriota y turcochipriota según sea norte o sur y su cercanía con el país continental referenciado, llega Agatha Raisin en busca de su amor, James, que ha huido buscando sosiego después de casi sucumbir en una ceremonia nupcial.

La practicidad de James hace que elija Chipre y la casa alquilada como viaje de bodas, total ya estaba pagado, para hacer las paces consigo mismo lejos de Agatha, a quien considera compañía perniciosa.

A su llegada, Agatha coincide, en un mini crucero de recreo, con un grupo de compatriotas (Chipre es uno de los destinos preferidos por británicos como lugar de turismo y como asentamiento de jubilados) que no parecen tener mucho en común salvo la circunstancia de compartir la excursión.

Un asesinato vendrá a turbar la paz del grupo a la vez que despertará el espíritu de investigadora que anida en Agatha viendo en ello la oportunidad de resolver el caso y recuperar a James si consigue encontrarlo y convencerlo de que participe en las pesquisas.

Agatha sospecha que sus desequilibrios hormonales, síntoma inequívoco del avance menopaúsico, son los causantes de sus frecuentes cambios de humor que alteran su mente y su comportamiento hasta el punto de querer recomponer la relación con James, el amor de su vida, a partir de la lógica y no de los sentimientos.

La autora, centrada en exceso en el torbellino de emociones amorosas y estímulos sexuales de la protagonista deja de lado la trama policiaca que resuelve de forma apresurada y con desgana como si se hubiera acordado de repente de que no podía cerrar la novela sin solucionarlo.

Aparte de las ganas de recorrer Chipre, de probar la comida local en cualquiera de los muchos restaurantes nombrados y de bañarse en sus aguas, no queda mayor recuerdo de la trama una vez cerrada la contraportada.

Leyéndola se entiende perfectamente que la editorial dudara sobre la conveniencia de su publicación, así como también se entiende plenamente el título Agatha Raisin y la turista impertinente (entendiendo que se refiere a ella y no a cualquier otra turista que pasara por allí).

Ni se les ocurra empezar la serie por esta obra ya que fácilmente la abandonarían y sería un error ya que cuenta con títulos mucho más relevantes y ya reseñados anteriormente:

01 – Agatha Raisin y la quiche letal

02 – Agatha Raisin y el veterinario cruel

03 – Agatha Raisin y la jardinera plantada

04 – Agatha Raisin y los paseantes de Dembley

05 – Agatha Raisin y la boda sangrienta


domingo, 2 de junio de 2024

Torpedo 1972 - Un hombre llamado Capullo de Enrique Sánchez Abulí y Leandro Fernández

Luca Torelli, Torpedo, no es físicamente inmune al paso del tiempo. No le pesan los kilos, sigue estando tan delgado o más que siempre, pero los años no pasan en balde.

Sus reacciones no son tan viscerales ni tan explosivas, pero no por ablandamiento hermanado con la edad, sino porque sus reflejos tardan unas milésimas más que antes en desencadenar las acciones.

Quien dijo aquello de genio y figura hasta la sepultura sabía que Torpedo lo ejemplarizaría y lo haría bueno.

Y es que Torpedo peina canas y luce arrugas pero sigue siendo el mismo canalla malnacido con el que nunca te has de enfrentar si deseas seguir con vida y entero.

Amoral es su primer apellido y para el segundo hay disputas entre misógino, a menudo, y machista, siempre.

Amoral pero con código de honor propio que mantiene intacto y a mucha honra.

Le tiembla el pulso, la edad se cobra su peaje, y sigue con esa parafasia fonética que debería preocuparnos por si es un síntoma de un cerebro deteriorado, pero sin embargo no reímos de sus traspiés con el lenguaje.

Torpedo 1972 significa el retorno de un personaje mítico de la historia de la historieta y exponente del género negro más cinematográfico representado por gánsteres y sicarios.

Un hombre llamado Capullo es su tercera entrega, siempre con su fiel Rascal, y adquiere tintes épicos en una historia escrita con ingenio y mucho humor blanco y humor negro, y rojo si me apuran porqué hasta las muertes que salpican de sangre tienen su punto risible.

Enrique Sánchez Abulí, su eterno guionista, a partir de un atraco a mano armada que debería ser tan sencillo como quitarle un caramelo a un niño, construye un argumento rebosante de pasiones y lleno de sorpresas y giros de guion que mantienen al lector pegado a la lectura terminando cada página con una viñeta escandalosamente cliffhanger.

Leandro Fernández acentúa con rasgos cartoon, que nos recuerdan al gran Spirit, las expresiones de los protagonistas para destacar sus cambiantes estados de ánimo y lo resuelve con tal solvencia que deseamos que vuelva en la siguiente entrega.

A Torpedo, por su peligrosidad, hay que darle de comer aparte, por eso puede parecer incomprensible que lo sigamos queriendo sentado a nuestra mesa. Tal vez sea por aquello de ten a tu enemigo cerca.


miércoles, 15 de mayo de 2024

Crimen a bordo del SS Orient de C. A. Larmer

En épocas pretéritas era muy común encontrar antes del nombre del barco unas siglas identificadoras de su sistema de propulsión; así SS significa Stean Ship, o sea, Barco de Vapor.

El SS Orient actual, el protagonista de esta novela, es una réplica de un mítico barco que en tiempos realizaba la travesía entre Inglaterra y Australia y como aquel realiza el mismo itinerario solo que ahora más que un medio de transporte es un crucero de placer.

Y en el tramo final de ese crucero, el que va de Sídney a Nueva Zelanda, embarcan los miembros del club de lectura El Club del Crimen ansiosos por descubrir los placeres en un barco de lujo, sin sospechar que entre ellos estará el involucrarse en una investigación criminal.

Lo que redunda en placer, ya que además de la lectura sienten pasión por la investigación, aunque una de las investigaciones les cause mayor desazón habida cuenta de quien es la posible víctima.

Segunda entrega con los mismos protagonistas, los componentes del Club del Crimen, que ahonda en el subgénero Cozy Crime. Esa vertiente de la literatura donde prima la estructura de guion, e incide en la amabilidad, el romanticismo y el confort para propiciar una lectura sin sobresaltos, sin sangre y sin necesidad de tomar partido alguno por inexistencia de denuncia social.

Un regreso al origen del policiaco, cuando el crimen era una trama de personajes, coartadas y secretos; un intrincado rompecabezas y resolverlo la máxima aspiración de quien investiga y de quien lee.

A Cristina A. Larmer hay que agradecerle que haya recuperado esa parcela y que de satisfacción a nostálgicos del género de cuando la edad de oro era el referente.

Si son de novela negra pura y dura, aléjense, ya que si son de buen saque literario se van a quedar con hambre, si por el contrario son de picar y un solo plato, esta novela de suspense psicológico va a colmar sus necesidades y va a satisfacer sus papilas gustativas, levantándose de la mesa sin sensación de pesadez.

Crimen a bordo del SS Orient es una novela que si se le otorga la complicidad que solicita, ofrece entretenimiento, diversión y emoción en régimen de buffet libre.

sábado, 20 de abril de 2024

Soy su silencio de Jordi Lafebre

Editado simultáneamente en castellano y catalán, es una obra que aporta frescor al panorama Noir del cómic local. Un Noir que ha sido generalmente secuestrado por arquetipos americanos.

Soy su silencio, Soc el seu silenci en catalán, es una joyita del género policiaco autóctono. Destaca por su original argumento y por la habilidosa forma de narrarlo que lo va desplegando a sorbos, como corresponde, ya que trata de los entresijos de una bodega familiar.

También destaca por el tratamiento del dibujo, de línea clara, delgada y simple; y de la imagen cercana al expresionismo cartoon propio del manga, pero tamizado por el carácter mediterráneo. Y no solo por los rostros, sino, además, y especialmente, por los gestos y las posiciones corporales que, de tanto dinamismo realista, las viñetas parecen pequeñas para contenerlas.

Y el color, de una gama tonal amplia, va ajustándose a cada ambiente y situación apostando por tonos pastel de suave calidez.

Y si a la vista resulta atractivo y gratificante, añadiendo el argumento y los diálogos se convierte en una lectura absolutamente adictiva.

Tanto por el tema, una investigación de asesinato, siempre interesante, como por su enfoque a partir del relato en primera persona mediante el recurso de flash-back en una consulta de psiquiatra.

Eva, doctora en psiquiatría, recibe la invitación, de su pacienteamiga Penélope, a pasar dos días en la finca bodeguera de Can Monturós, donde está previsto que se lea el testamento en vida de la anciana matriarca de la familia, una estirpe con intereses tan retorcidos como las vides que dan su cava. Serpientes de madera.

En la finca va a ir trabando conocimiento real de personajes que conoce de oídas, por las sesiones de terapia, y cuando se produce el asesinato se ve obligada a actuar, investigando en paralelo a la investigación policial, entre otras circunstancias porque está siendo considerada culpable.

109 páginas para deleitarse con cada viñeta y releer una y otra vez para seguir sorprendiéndose del habilidoso engranaje narrativo, cuyos giros y requiebros, mantienen secuestrado el interés lector.

Hay que agradecerle a Jordi Lafebre que haya aportado esta obra al mercado, que se ve rejuvenecido por ello, y hay que pedirle que retome a Eva y nos permita acompañarla en una nueva aventura.

Lean este cómic y anótenlo para regalar este próximo Sant Jordi. Triunfo asegurado.