lunes, 12 de octubre de 2020

La tumba del Rey de Carlota Suárez


Personas de la misma comunidad, de un mismo mapa, aparecen interconectadas por líneas, algunas rectas otras quebradas pero todas fuertemente unidas por un destino que no tiene nada de divino y mucho de humano, al servicio de una genealogía que explica el origen de la condición de monstruo o de víctima.

Líneas de trazado indeleble que resisten el paso de los años y los envites del tiempo. Cadenas que atan esclavos con sus amos; que degradan a seres humanos para regocijo y entretenimiento de otros. Al poderoso no se le juzga por el grado de humanidad sino por el poder que ostenta y su capacidad adquisitiva de objetos y personas.

La tumba del Rey es la joya de la corona de las obras de reconstrucción de una necrópolis aborigen donde se excava el pasado de los isleños y el lugar en el que la etnoarqueología ha de ceder el paso a su variante forense.

Su abertura deja boquiabiertos al grupo de arqueólogos que esperaban expectantes culminar un descubrimiento en un sentido bien distinto. Y es que no solo son restos de ancestros los que se hallan en la tumba si no de un cuerpo relativamente reciente lo que clausura cualquier nueva tarea y precinta el recinto con cinta plastificada de la Guardia Civil indicativa de investigación criminal en curso.

Una investigación que no ha hecho más que empezar y aún tiene mucho por descubrir y por ofrecer.

Carlota Suárez nos arrastra a un mundo donde el poderoso es dios y nadie se opone a sus planes y menos sabiendo cuales van a ser sus consecuencias. Solo alguien que vea a ese dios como un demonio puede ser capaz de enfrentarse a él. Una crítica feroz contra el heteropatriarcado y al sistema de castas que domina el entorno socio-político ayer, hoy y mañana.

La autora, claramente documentada a fondo, se apoya en el costumbrismo para relatar con profusión de detalles las vidas de varias generaciones de personas y sus relaciones, más amargas e infelices de lo que nadie imagina en su niñez, mientras desarrolla una investigación policial con mucho de ingenio y más de verosimilitud.

Las pesquisas se llevan a cabo de forma oficial por miembros de las fuerzas del orden y en paralelo y de forma oficiosa, por un equipo de heterodoxa composición e intereses: Valeria, Soledad, Santana y Robledo. Y aunque parecen responder a estereotipos del género se desmarcan de esa condición y aportan situaciones de alta tensión dramática y también de desbordante ironía.

La autora escoge un camino de muy largo recorrido argumental y lo recorre empleando el recurso de narrar en dos tiempos y varias voces; emplea profusión de personajes, tal vez demasiados, de gran carga emocional y ubica el argumento en Agaete, un pequeño pueblo costero al noroeste de Gran Canaria. El empleo de léxico autóctono conforma un entorno burbuja que posibilita una lectura sin distracciones a fin de no perder comba.

La obra va ya por su 5ª edición y si la leen entenderán el porqué.

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