domingo, 2 de febrero de 2014

La hija del samurái de Dominique Sylvain

Britney Spears
La hija del samurái se gana la vida haciendo de doble de Britney Spears trabajando para la empresa Paris es une fête, dedicada a amenizar eventos tan dispares como un cumpleaños infantil o un congreso de científicos. Lo que gana le permite ir tirando mientras espera que el sueño de ser actriz se haga realidad.

Los sueños soñados no tiene peligro pero los sueños inducidos con sustancias artificiales en vigilia tienden a confundir la percepción sensorial e impiden distinguir la realidad de la ficción. Y eso si es peligroso. Incluso puede llegar a ser mortal.

La hija del samurái se llama Alice Bonin, esa joven guapa y soñadora. Su padre, el samurái, es Maurice Bonin. Pero no es un samurái, solo un modesto aficionado a la práctica de artes marciales, que se ha ganado un sobrenombre.

La hija del samurái es la segunda novela de la serie protagonizada por la ex-comisaria Lola Jost y la masajista terapeuta Ingrid Diesel, que a su manera y a su ritmo y por amistad con Maurice Bonin y a petición suya participan juntas en una nueva investigación criminal.

La hija del samurai es el objeto de la investigación.

Cubierta de La hija del samurái
Dominique Sylvain nos ha desconcertado. Cual distinta es esta segunda entrega de la primera. Si en aquella todo apuntaba a renovación con imaginativas situaciones, complejos y ricos personajes y entusiasmo narrativo, en esta todo se encuentra trabado, el argumento es solo un esbozo, la trama es confusa, el avance en la investigación es circunstancial y mal resuelto e incluso los nuevos personajes, excesivamente predominantes sobre la pareja protagonista, son solo caricaturas sin explotar todo su potencial.

La melange de ambientes, situaciones, lugares e interacciones tan hábilmente resuelta en El Pasadizo del Deseo, se muestra en La hija del samurái sin concierto y falla la conexión que interrelacione los distintos elementos por lo que las subtramas, desafortunadamente, mueren en el mismo instante de nacer.

Y eso que podría haber dado mucho más juego. Resulta desconcertante este cambio de registro solo en dos novelas, y más siendo las primeras de una saga. Habrá que ver como se resuelve la tercera.

Quien tenga más interés puede leer aquí el primer capítulo de La hija del samurái.

Quien quiera recordar la reseña de El Pasadizo del Deseo, éste es su enlace.




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