Cubierta animada de Mr Mercedes ¿Quién puede resistirse a ella? |
En Mr. Mercedes, su
autor Stephen King, como no podía ser de otra manera, se mantiene fiel a sus
principios narrativos maniqueístas del bien y del mal.
Esta primera
incursión en el género de novela negra del autor de los más renombrados best
sellers de terror contiene sus tics de redacción, del uso del lenguaje, la
efectividad de sus diálogos y su capacidad para generar tensión y atrapar al
lector en un page turner de
resolutiva factura.
Un loco, un
asesino, lanza un potente Mercedes SL 500, la Dama Gris, contra una serpenteante hilera de hombres, mujeres y
niños demandantes de empleo. El resultado es de ocho muertos y varios heridos y
concluye con la fuga del conductor del que la policía solo encuentra en el
asiento una máscara de payaso con la que se cubría el rostro.
En una escena que parece emular las violentas, injustificadas y amorales salidas de tono del game Grand Theft Auto.
La máscara de payaso es una evidencia más
de que Stephen King escribe la obra. Como lo es también que el conductor
asesino conduzca en uno de sus dos trabajos un camión de venta de helados.
Espeluznar con lo cotidiano. Recrear el mal bajo un entorno familiar e
inofensivo. Maestro King y su humor macabro en plena forma.
Sillón La-Z-Boy |
G. William Bill Hodges, inspector
de policía retirado, al que la idea del suicido ronda por su mente desde su
jubilación, que está acoplando unos kilos de más retrepado en su sillón
La-Z-Boy comiendo precocinados y tragando reality shows representa al bien.
Y Brady Hartsfield empleado modelo, por
las mañanas de una tienda de accesorios electrónicos y reparación de
ordenadores y por las tardes vendedor ambulante en un camión de helados, autor de la matanza en la cola de empleo,
representa al mal.
Y Bajo el paraguas azul se produce su
encuentro.
El Asesino del Mercedes es Brady
Hartsfield. Ya sabemos quien, que, porqué, como y cuando. No hay misterio
policiaco. Sabemos donde vive, con quien y a que se dedica.
Lo sabemos desde el principio. El autor
así lo ha dispuesto para que sintamos la impotencia de ser espectadores de lo
que suponemos o incluso sabemos que pasará.
Lo sabemos casi todo. Pero Bill Hodges no
lo sabe. Y precisa investigar y seguir un método evolutivo y dar algunos palos
de ciego para llegar a donde los lectores ya estamos aguardando. Desesperados.
Stephen King proyecta en los lectores su
habilidad para crear tensión: no hay nada peor que sabiendo quien es el asesino
no podamos gritárselo a Hodges. No podamos avisarlo cuando se acerca al peligro
no podamos advertirlo de que no haga eso o aquello y de que vigile a ese o
aquel.
Stephen King |
Por mucho que nos desgañitemos, nuestros
gritos solo los oímos nosotros. Y por mucho que queramos cambiar el destino, la
suerte está echada puesto que el libro ha sido escrito en su totalidad antes de
llegar a nuestras manos. El final, sea cual sea, es inapelable.
Y con eso juega el autor: con brindarnos
la posibilidad de ser sufridores en silencio; espectadores del horror criminal sin
voz ni voto. Habilidoso estilo narrativo que mantiene el libro pegado ante los
ojos y el deseo ahogado de que Hodges no sucumba ante su Némesis.
El juego del gato y el ratón llevado al
extremo de que en la caza también participan involuntariamente otras personas, potenciales víctimas sin saberlo ni quererlo.
Lo que da más verosimilitud a la trama es
que no estamos ante un súper cerebro del mal; estamos ante una persona normal
con delirios paranoides fruto de una infancia trágica y de una relación que
tiende a lo incestuoso con su madre alcohólica. Tanto es así que comete
errores, graves macabros e irónicos errores, que explota de ira, que planifica
y borra para volver a empezar.
Stephen King ha perpetrado un caso
policial con un guión convincente cercano al thriller al que no le falta su
toque de horror, todo cotidiano y para nada sobrenatural, marca de la casa. Y
aunque no está en su ambiente, utiliza algunos tópicos evitables, no afecta al
ritmo ni interés de la trepidante trama.
Y luego está el final. Ese final. Ese final es un crimen exquisito.
Mr. Mercedes es la primera novela de una
trilogía cuya continuación tiene su salida prevista en el primer semestre de
2015.
¿King entrando en el género negro? Suena interesante...
ResponderEliminar¡Un placer leerte como siempre, Jordi!
Su particular modo de plasmar el suspense ahora en novela negra...
EliminarUn abrazo Roberto!
Stephen Edwin King es un escritor estadounidense de terror contemporánea, ficción sobrenatural, suspenso, ciencia ficción y la fantasía. Sus libros han vendido más de 350 millones de copias, muchos de los cuales han sido adaptados en películas, mini series, programas de televisión y los cómics. King ha publicado 54 novelas, entre ellas siete bajo el seudónimo de Richard Bachman, y seis libros de no ficción.
ResponderEliminarMuchas gracias por la información.
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