viernes, 5 de junio de 2015

Un cadáver entre plato y plato de Tom Hillenbrand

La peor situación para un chef
Por suerte para los chef no es habitual toparse con un cadáver entre plato y plato ya que el plato no servido va adquiriendo frialdad al tiempo que rigidez, vamos ni más ni menos que lo que sucede con un cadáver. Y ya no se sabe que hacer con él. Con el plato quiero decir.

Al chef Xavier Kieffer le acaba de suceder. Atiende en su restaurante Les Deux Églises a quien se comporta como un crítico gastronómico, si su entrenado olfato no lo engaña.

Y todo el esmero en la elaboración de los platos y la exquisita atención empleada en el servicio, con el fin de causar buena impresión, queda en nada ya que el cliente muere sin darle tiempo a escribir su crítica si es que ésta era su finalidad al recalar en este pequeño y prácticamente desconocido restaurante en el corazón de Luxemburgo.

Y a Xavier le entra la curiosidad por saber quien era este cliente, que le llevó a su restaurante y si su muerte ha sido natural o ha habido algún elemento activador (que espera y desea no estuviera en su comida).

Y aunque su experiencia como investigador se limite al de los ingredientes y formas de cocción y maridaje en su cocina, el asunto lo atrapa de tal manera que lo aleja de su zona de confort para meterlo de lleno en un torbellino detectivesco en el que literalmente se juega la vida.

Una vista de donde vive Xavier Kieffer
en Luxemburgo
En la novela van apareciendo, a medida que el argumento lo requiere, nuevos y curiosos personajes como si estuviéramos ante un menú degustación del que se van sirviendo sucesivos platos, cada uno distinto del anterior. Buscando sorprender con cada nuevo giro en la trama como un menú lo pretende con cada nuevo plato.

Un guión que ofrece satisfacción a las distintas tipologías de lectores que se le acerquen; así quienes busquen una novela policiaca, encontraran ese sabor, aunque algo diluido; quienes acudan a la llamada del thriller notarán también esa textura, aunque algo blanda; los foodies encontrarán recetas y orientaciones satisfactorias, que también hallarían en un libro de cocina; los fans de las guías culinarias olerán por encima con que intereses y criterios se elaboran las recomendaciones; los teleadictos a los programas con cocinero mediático se hallarán en su salsa y por último los ecologistas y los naturistas se relamerán de gusto con el ligero sabor picante de la denuncia explicita sobre el uso y abuso de aditivos y complementos alimentarios y sus consecuencias sobre la salud.

Ya ven un menú para todos los gustos. Y eso es lo bueno de la novela. Y eso es lo malo de la misma: esa mezcla de comida tipo rancho que cubre el aspecto nutricional pero poca o ninguna pretensión hedonista complace.

Tom Hillenbrand, cocinero escritor
Tom Hillenbrand ha escrito un libro y le ha salido un potaje con mucho caldo y pocos tropezones. Y eso para un cocinero como él es imperdonable. Aún y así los que se van degustando tienen sabor y calidad suficiente como para desear que hubiera más.

Bajo la etiqueta de thriller gastronómico hay una tibia crítica a los intereses de las grandes corporaciones de alimentación y despierta el interés como consumidor para que comprendamos que para satisfacer la demanda, excesiva para la producción actual, se recurren a sucedáneos químicos sin pudor. Todo sea por el dinero.


El mensaje es claro: hay que estar al tanto con el etiquetaje de los productos que compramos. Igual que hay que comprobar que el etiquetaje de las editoriales para con sus productos sea también el adecuado, no sea que pensando que compramos una novela policial nos encontremos con un caldo de verduras deconstruido.

4 comentarios:

  1. El mundo cocina está claramente en auge de un tiempo a esta parte, así que este tipo de obras pueden tener tirón.
    Apuntado queda.
    ¡Un placer como siempre, Jordi!

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    1. Es una obra más culinaria que policíaca pero amena.
      Saludos!

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  2. Yo la leí y recomendé como un divertimento y más para estas fechas calurosas. No es Nero Wolfe con su montón de cocineros pero tiene un sitio en mi bibliioteca junto a los libros gastronómicos.
    Felices lecturas.

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    1. Seguramente por estar más acostumbrado a la cocina mediterránea, esta luxemburguesa me ha costado más de digerir
      ;-)

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