lunes, 9 de noviembre de 2015

Maldita nostalgia de Juan Luís Marín

Violencia cruda e irreversible
Frases cortas, algunas de una palabra. Párrafos cortos, algunos de una frase. Como respiraciones en estado de agitación, cortas y seguidas. Como puñetazos. Como disparos. Como pérdida de sangre por corte arterial: a cada bombeo un chorro que te acerca al final.

Sabes que avanzas en la lectura porque cada giro de página viene acompañado de un mordisco. Es el propio libro que también busca su venganza: sabe que morirá cuando la lectura llegue a su fin y se resiste como gato panza arriba. Como aquel que sabe que su vida, si lo encuentran quienes le persiguen, valdrá menos que un caramelo de restaurante chino.

Tres hermanos son los protagonistas de esta historia. Ángel es el mayor, Gabriel el mediano y Alex el pequeño. Ángel se fue y ahora ha vuelto, Gabriel sigue pero hay incertidumbre en su continuidad y Alex se ha ido y no volverá.

Las relaciones entre ellos se rompieron siete años atrás y solo la nostalgia actúa de puente y permite que Ángel vuelva y dé el primer paso para el reencuentro. Ángel como un ángel vengador; como un ángel redentor.

La nostalgia reblandece el alma y se inventa justificaciones para encontrar razonable lo absurdo. La nostalgia vuelve blandengue al más pintado. Maldita nostalgia.

Maldita nostalgia es una novela negra rara avis. De las que corren poco, lamentablemente, en este país. Es una novela negra que abordando un tema del que muchos preferirían no saber que existe, pero que existir existe, le sirve de vehículo para construir una venganza donde nadie sale indemne.

Con el incendio de los camiones empezó todo
Una venganza que se convierte en sí misma en escenario y ambiente y en protagonista. Algo que no había visto en novela alguna: todos y cada uno de los protagonistas humanos tendrán sus motivos y razones para participar.

Una venganza que explicita la clase de violencia que mueven los negocios sucios a su alrededor: seca, áspera, dura e irreversible. Violencia personal y violencia social, extorsión y corrupción y por todo eso es una novela muy, muy negra.

Por eso y por que no esconde bajo subtítulos ni subterfugios ni sutilezas el retrato crudo del comportamiento inhumano de quienes se mueven por ese mundo de corrupción asquerosamente podrido que busca el placer y el poder por encima de todo y de todos. Sin importar nada ni nadie.

Dónde la vida humana es un bien. Vale por el uso que de ella se pueda hacer. Por lo que de ella se pueda sacar.

La novela se mueve en un mundo sin concesiones donde todos los protagonistas viven solo para si mismos. Capaces de venderse por nada, capaces de todo por poco, capaces de ser capaces de lo que sea si no hay otra salida.

Juan Luís Marín es el autor
de Maldita nostalgia
Juan Luís Marín ha bordado un guión de cine negro presentado en formato de novela negra. La ha escrito con textos cortos y secos como disparos, como la violencia que muestra, como escupitajos de saliva mezclada con sangre.

Es un estilo propio distinto a lo que se puede encontrar en general y lo conduce con un ritmo narrativo acelerado ya desde el principio y donde las situaciones que se describen no dan tregua.

Es sin duda una muestra de cómo deber ser una novela negra creativa ya que se atreve a combinar y superponer según convenga dos tramas paralelas que a veces se leen como si viésemos dos puntos de vista de una película en una sola pantalla partida en dos mitades. Dos planos de actuación que explican dos historias y cuentan dos finales o quizás solo sea uno. Más no puedo decir. Para saberlo lean la novela. Léanla de todas formas.

12 comentarios:

  1. A mí también me ha gustado mucho (el miércoles mi reseña) y lo que dices, se deberían escribir muchas más novelas negras así, con ese noir de personajes que se va perdiendo.
    Muy buena reseña.

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  2. Me alegra mucho que os haya gustado. Esperemos que anime a los lectores a adentrarse en La Capital y dejarse llevar por su lado más salvaje. Un abrazo

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  3. Por cierto, ¿te ha picado la curiosidad para leer Almas Grises?

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    1. Sin duda; forma ya parte de mi lista de pendientes.
      Saludos!

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  4. Aquí uno que le ha entrado el gusanillo por echarle un ojo.
    ¡Un placer leerte como siempre, Jordi!

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