domingo, 29 de octubre de 2017

Los crímenes de la Academia de Louis Bayard

Edgar Allan Poe involucrado en
una investigación de asesinato.
En otoño de 1830 la Academia Militar de los Estados Unidos conocida coloquialmente como West Point está en entredicho: los valedores de su existencia ven como los detractores, los que quieren abolirla, ganan terreno al contar con la inesperada ayuda del Presidente de la nación.

Cualquier sonido desafinado puede precipitar los acontecimientos y cualquier ruido puede suponer la desaparición, de ahí que cuando aparece un cadete colgando de un árbol y luego su cadáver resulta profanado, los mandos de la institución deciden contratar a Gus Landor, un ex-detective de la policía neoyorkina que ahora reside, retirado, cerca de la Academia, para que lleve a cabo una investigación intramuros discreta y eficaz.

Gus elige a un cadete, que no es otro que un joven Edgar Allan Poe, para que sea sus ojos y sus oídos allí donde él, por su condición de civil, no tiene acceso.

Y la investigación adquiere un lirismo curioso al realizarse al alimón entre dos almas con fuerte personalidad, atormentadas y solitarias.

Los crímenes de la Academia es una novela policíaca de gran calado que reinterpreta las líneas maestras del género para aprovechar al máximo sus posibilidades y no duda en saltarse alguna.

El resultado es una obra muy inteligente, muy original y muy intrigante que sorprende más allá del final: cuando el lector ya no espera más sorpresas.

Louis Bayard
Louis Bayard el autor, novelista de notorio recorrido periodístico, ofrece un brillante trabajo al relatar los hechos a modo de diario de Gus Landor al que intercala memorándums correspondientes a las investigaciones y opiniones de Edgar Allan Poe y lo hace imitando la particular forma florida y onírica de escribir del maestro del misterio.

El resultado es una lectura que sorprende y maravilla a la vez que requiere de atención, adecuar el estilo narrativo a la época puede suponer un esfuerzo adicional de atención para no perder detalle y disfrutar del registro de cada voz.

La combinación de hechos históricos, los pertenecientes a la biografía de Edgar Allan Poe, con unos hechos ficticios que bien podrían ser verídicos, y más propios de la imaginación del padre de la novela policiaca, por su aspecto oscuro y macabro, logran un equilibrio fascinante.

Una novela que va creciendo hasta agigantarse. Para disfrutarla en cada párrafo. Incluido el del acertijo:

RO
HA A
O VEN T
EN V

¿Se atreven a descifrarlo?

domingo, 22 de octubre de 2017

Un pequeño favor de Darcey Bell

Hacer "Un pequeño favor"
conlleva una gran responsabilidad
Tener secretos significa no contarlos nunca. Si se cuentan ya no es un secreto y quien ahora lo conoce lo atesora como un capital a largo plazo, una inversión de la que, en algún momento, esperará cobrar su rentabilidad.

Todos tenemos secretos. Y que todos deberíamos tenerlos ocultos es algo que tanto Stephanie como Emily aprenden pronto.

Stephanie es una Mami blogger que escribe en su blog lo que quiere que sus seguidoras lean y oculta todo aquello que pudiera distorsionar la imagen que se ha creado. Es una Capitana mamá porqué vive para y por su hijo  pendiente de todo, sufriendo por todo y cuando consigue una Amiga mamá, su aspiración casi enfermiza, su vida tiene otro eje sobre el que girar.

Su nueva amiga es Emily, una mujer que parece tenerlo todo en la vida y que resulta ser además la madre del mejor amigo de su hijo. La relación entre ellas es armoniosa y cada vez más cercana hasta que un día todo cambia.

Lo malo sucede el día en el que Emily le ha pedido que recoja su hijo ya que llegará tarde del trabajo, el tarde se convierte en muy tarde y al final desesperadamente tarde y cuando no contesta ni a llamadas ni a mensajes la sospecha que tal vez no vuelva nunca más se torna tangible.

Es el momento en que la vida de color de rosa y las autocomplacencias se vuelven suspicacias teñidas de gris.

Darcey Bell
Darcey Bell incursiona en el mundo literario con un domestic thriller, un puro ejemplo del chick noir, una novela en la que los protagonistas pueden ser cualesquiera de nosotros o de nuestros conocidos y aunque por el argumento encontrará rápida complicidad con las lectoras tendrá también conexión con los lectores.

En la novela, escrita con la afabilidad con la que se escribe en un blog, la autora aúna las voces de Stephanie como blogger, empleando la técnica del narrador no fiable y clavando el empalagoso redactado, y las de, otra vez Stephanie como narradora directa, Emily y Sean, esposo  de ésta, que aportan los otros puntos de vista para conocer la historia en sus 360 grados.

La autora conforma un argumento maquinado a partir de la premisa premio y castigo; así alterna a discreción revelaciones que coinciden con lo esperado por los lectores con otras que aún, mereciéndolas más, no las concede en un juego perversamente manipulador de giros y requiebros que van dando interés al asunto desembocando en un final en el que cada cual deberá cerrar sus ventanas.

La novela, de lectura liviana, es un claro ejemplo de condescendencia positiva que empatizará con los lectores. Hacer un pequeño favor a un conocido es algo que todos hacemos casi a diario pero después de leer esta novela nos lo pensaremos dos veces.


domingo, 15 de octubre de 2017

Marvin el detective de Berardi y Milazzo

Marvin el detective tiene una
nariz que sangra por nada; de ahí
que le moleste enormemente que
se la golpeen.
Marvin era un actor de cine mudo especializado en películas del Oeste que seguramente la aparición del cine sonoro, y otras preferencias del público, han desplazado del plató perfectamente delimitado de los estudios cinematográficos donde se vive la ficción para arrojarlo al plató abierto que es la vida real donde se vive sin guión ni posibilidad de repetir tomas.

Hoy Marvin es un detective privado que malvive como buenamente puede ¿hay acaso algún detective privado que no lo haga? (malvivir me refiero) y que sigue moviéndose entre las gentes del cine como si estuviera en su casa, ya que su mundo es el del celuloide.

De ahí que el caso que se presenta en este cómic tenga relación con actores y actrices. Marvin debe investigar la desaparición de una joven aspirante a actriz; nada extraño en Los Ángeles donde cada día llegan jóvenes de lugares que casi no existen en los mapas dispuestas a hacer lo que sea para triunfar en Hollywood, la gran fábrica de sueños donde pocos se cumplen y acaban haciendo solo lo que sea para mantenerse en el lugar por si pueden tomar algún tren.

Sueños rotos antes de despertarse. Ilusiones de niña en cuerpos de mujer mancillados por la soberbia de quienes están acostumbrados a usar y tirar porqué en Hollywood abundan los carroñeros, los que envilecen el poder y los que manejan las luces iluminando a su antojo.

Marvin es un detective honrado que por saber con qué dientes muerde la vida empatiza con los que arrastran marcas de mordiscos y de ahí que a pesar de saber que el caso que lo emplea no es para enriquecerse y que se va a volver más que peligroso a medida que avance no piensa abandonar.

Giancarlo Berardi escribe un guión brillante de aparente sencillez para narrar una aventura de las de antes de cuando Chandler, Hammet y compañía asentaban los principios de la novela negra. La subtitula El Caso de Marion Colman como si fuera el inicio de casos de una serie que lamentablemente no ha tenido continuidad.

Da cancha a la figura del detective privado que compensa con su verborrea cínica su falta de físico y de pegada y que no puede esconder ni su sensibilidad ni su humanidad. Con su propio código moral y su particular manera de administrar justicia.

Un guión perfectamente ajustado a los clásicos, un homenaje al cine negro. Con suspense, final sorpresivo y donde las artes de todo detective que se precie salen a relucir.

Marvin el detective, página 17 de
El caso de Marion Colman
Ivo Milazzo dibuja con plumilla con trazo desmañado cuya discontinuidad procura arrugas en la ropa y  movimiento fugaz en el gesto y lo hace empleando línea delgada dejando amplios espacios en blanco en cada viñeta y demostrando conocer el dominio del claro oscuro al trabajar solo con blanco y negro, sin grises: solo empleados en una evocación fílmica. Remarcable es también su facilidad para cambiar de secuencia y de escenario sin que la línea espacio temporal, alterna tiempo presente y pasado con un preciso empleo de flash-back, donde sucede la parte dramática se vea alterada.

Bajo su aparente simplicidad encontramos una verdadera delicatesen que hay que saborear como se merece.


domingo, 8 de octubre de 2017

Miserere de Manuel Sosa

Novela negra de las de 8 por docena.
Hay novelas que relatan hechos, otras que describen ambientes y personajes, incluso las hay que se atreven a interpretar sentimientos pero hablar, lo que se dice hablar muy pocas novelas hablan.

Y Miserere habla. Sus personajes hablan desde su interior, lo hacen sus emociones y sobre todo su dolor, sus miserias, su egoísmo, su soberbia y su codicia; habla su alma, si es que existe y si no ¿quién habla entonces?

Horacio Misericordia es un juez al que la vida no le ha sonreído ni de pequeño y él, claro, no le sonríe ni a la vida ni a nadie, ni a sí mismo. Él y no otro es el causante de sus desgracias y su autocompasión lo es de su autodestrucción.

El cadáver hallado de una joven, muerta por sobredosis, hace remover ese sentimiento de pérdida que le lleva a buscar en cada rostro el de su hija desaparecida hace años; una búsqueda que persigue un reencuentro como única opción redentora y que hasta ahora ha acabado en nada o en el fondo de una botella vacía, de ahí que haga de este caso su némesis para saldar cuentas con su inconsistencia como hijo, como hermano, como esposo y sobre todo y ante todo como padre.

Justicia retributiva se le llama a eso.

Hay policías que quieren cerrar el caso con rapidez: es solo un suicidio, uno más; hay políticos que no quieren interferencias en su posicionamiento para ser elegidos presidente, hay traficantes, hay sicarios, hay corrupción y especulación. Hay ese halo pecaminoso que enturbia la realidad y que permite amoldarla al gusto de los deseos de los pudientes.

Manuel Sosa
Y hay un juez, Misericordia, dispuesto a quemarse en el mismísimo infierno con tal de llegar hasta el final del caso.

Manuel Sosa ha escrito una novela negra densa, intensa y de una oscuridad que hay que cortar con navaja si se quiere que pase la luz y la ha escrito con una calidad tan remarcable como inusual. Tan distinta que habría que tenerla en un estante aparte.

Acaricia la prosa de modo que cada palabra se ajusta con mimo al contexto; parecería presuntuoso pero no se engañen, solo es respeto por el trabajo bien hecho. Una muy particular forma de narrar que requiere que el lector ponga de su parte lo que no la hace adecuada a todos los públicos.

Regala imágenes que congelan el tiempo:

“Al otro lado quedan los alógenos, los funcionarios sin saludo, el pasillo angosto de falsos tabiques. La respuesta que da el polvo es descolgarse por la oscuridad y alcanzar la mañana filtrada en las persianas. Lo ahuyenta el caminar de Misericordia evitando archivos y carpetas en la moqueta del despacho 17 de los Juzgados de Instrucción de la Plaza de Castilla.”

Pocas veces me verán recomendar con tanto entusiasmo: estamos ante una novela, Miserere, de premio(s) y un autor, Manuel Sosa, que en nada sonará con fuerza en todos los eventos negros.

La edición a cargo de Esdrújula está tan cuidada como la cubierta, un diseño de PerroRaro, esa navaja al cuello: ajustada pero sin apretar que a su vez hace juego con el contenido de las 379 páginas que saben a poco.

Corran a leerla.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Ya no quedan junglas adonde regresar de Carlos Augusto Casas

Lúcida lección sobre como nos
tomamos la vida y la muerte.
Los jueves Mateo Acuña Galvez de 72 años, piloto de líneas aéreas comerciales y Olga Chilikov de 23 años, modelo internacional de pasarela y cuerpo de portadas de revista tienen cita para comer. Su encuentro semanal que dura una hora y donde combaten las insuficiencias de la realidad.

Cenicientas que saben que al despedirse el hechizo va a desaparecer y van a volver a ser calabazas.

Su breve encuentro es un rayo de sol en sus vidas, sobre todo para la de Mateo Acuña, Teo el Gentleman para sus conocidos en el bar donde el tiempo lo va consumiendo, por eso cuando se ve obligado a renunciar a ese mágico momento semanal por el asesinato de Olga, se reencarna en un nuevo ser que toma el control de su decrepito cuerpo y le infunde unas ganas de venganza que le empujan hacia adelante aunque sea para meterse en un callejón sin salida.

En ese camino habrá que cruzar puentes y sortear obstáculos como son la inspectora Inés Iborra, el subinspector Puertas, El Tigre, Herodes, cuatro abogados, guardaespaldas y Turón, alguien con quien debes rezar para que no te tenga jamás como enemigo y si así fuera para que no te atrape con vida.

Carlos Augusto Casas
Carlos Augusto Casas compone una novela negra de la calle y solo recorre a estereotipos y tópicos para determinados perfiles, lo que acentúa el contraste y consigue encandilar con unos personajes, a cual más sorprendente por su bien retratado carisma, y con una evolución dramática de la trama que combina generosamente con humor y suspense.

Sus personajes son personas y les aplica tratamiento de seres humanos y ese acercamiento a sus intimidades y sus problemas es lo que caracteriza esta ficción que se resuelve con satisfactoria maestría.

Ya no quedan junglas adonde regresar es una lúcida lección sobre cómo nos tomamos la vida y la muerte, sobre como la ilusión puede vencer la realidad si esta es adversa y de cómo a veces la justicia no es devolver el caos al orden sino aprender a vivir con él y sacarle partido. Si ya no quedan junglas adonde regresar habrá que aprender a vivir en sociedad.

Una novela negra de esas que debe figurar si o si en cualquier lista de recomendaciones que sea de fiar y que además se debe leer, sino ¿cómo van a disfrutarla?

Y hablando de recomendaciones, esta lo fue por parte de Miguel Ángel el librero de SomNegra, a quien agradezco su acierto. Fue comprada el día de la inauguración de la librería SomNegra en Barcelona. Doble buen motivo para el recuerdo.

La inspectora Inés Iborra, la atípica policía de esta atípica novela negra que tiene una particular relación con su marido a lo largo de toda la trama, le reprocha muchas cosas, entre ellas que le arrebatara su música. Contribuiremos a que pueda seguir escuchándola. Considérenla la banda sonora de su lectura:


Everything But The Girl – When All’s Well

En el momento de escribir esta reseña se comunica que su autor la presentará en SomNegra este viernes 6 de octubre a las 19:30. Buena ocasión para escucharle y pedirle una dedicatoria.