martes, 1 de mayo de 2018

A la tercera va la vencida de Nunzio DeFilippis, Christina Weir y Brian Hurtt

Strike 3. Fuera.

En California existe la ley de los tres delitos que supone que al cometer un tercer delito por acumulación, por muy menores que sean, conlleva una condena de delito grave; lo que se traduce por una condena que puede ir de 20 años a ¡cadena perpetua!

Por tres hurtos de libros, por poner un ejemplo, se puede cumplir una condena igual a la de un asesinato múltiple efectuado con saña.

Y quien lleve dos delitos en su cuenta particular, mejor haría en no cometer un tercero. A la tercera va la vencida.

Ciertamente no parece muy lógica ni muy justa establecer esa regla de proporcionalidad pero ya se sabe que la justicia no tiene porqué ser justa mientras aplique correctamente la letra de las leyes. Y los jueces, amparados en ellas y en la potestad de interpretación suprema vislumbran a la sociedad desde un pedestal casi intocable ¿Ejemplos? tan cerca y tan reciente que estremece.

¿El libre albedrío es de verdad libre o solo es albedrío?  ¿Y si todo estuviera escrito y la elección no fuera más que un auto-engaño por no querer someterse a una entidad desconocida que rige el destino?

Rey Quintana es un buen hijo que quiere ser mejor novio y por eso el sentimiento amoroso le nubla la razón y buscando un regalo para su chica el impulso le lleva a cometer un hurto. La rueda del destino se ha puesto en marcha y pronto adquiere una velocidad de giro difícil de parar. Las decisiones siempre tienen consecuencias.

Noah Conway es un ex-policía ahora cazarrecompensas que trabaja para una oficina de fianzas y que no se entiende con su hija. A él le toca custodiar a Rey y cuando todo se tuerce deberá afrontar el enfrentamiento de sus sentimientos con su sentido de la moral y su deber al orden establecido.

A la tercera va la vencida: página interior
El guión de Nunzio DeFilippis y Christina Weir es una clara denuncia de que las leyes deben adaptarse a los tiempos. De que la evolución social debe suponer una evolución del concepto de delito y de la pena a imponer, pero lo hace de forma en exceso discreta sin llegar a comprometerse y sin aportar originalidad a una obra que va confirmando la previsibilidad a medida que avanza.

El dibujo de Brian Hurtt es austero y correcto como demanda el guion pero sin arriesgar, se nota que es una obra primeriza de un autor que ha sabido evolucionar y del que agradecemos su magnífica labor en El maldito, tres días muerto, reseñado anteriormente en este blog.

Ed Brubaker escribe un prólogo entusiasta; tal vez demasiado ya que genera una expectación que no se acaba de corresponder. Aún y así resulta un cómic mucho mejor que otros con más renombre.


4 comentarios:

  1. Muy fan de El maldito, así que habrá que echarle un vistazo al menos. ¡Un placer leerte como siempre, Jordi!

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