El eterno anhelo de la humanidad de acercarse a Dios. |
Cuarta novela de esta autora neozelandesa, protagonizada por el
inspector de Scotland Yard Roderick Alleyn, publicada en 1936, y a decir de
muchos una de las que tiene la trama más elaborada.
El periodista Nigel Bathgate tiene la inquietud propia de los pura sangre de la letra impresa, de los buscadores de primicias y sospecha que en todo momento y
lugar puede esconderse una noticia lo que le lleva a ocupar incluso su ocio en
perseguirla.
Su deambular y su instinto conduce sus pasos a la Casa de la Llama Sagrada, un
local nada vistoso en un callejón en el corazón de Londres, lugar de práctica de un culto neopagano que
disfraza su falsedad abrazando símbolos y rituales de interesante etiología y exóticos
avatares que encandilan a quienes quieren creer y si son ricos mejor. Y si son crédulos aún más.
Cuando en una ceremonia de la oportunista secta religiosa
se produce una muerte con la sospecha de que haya sido inducida, toda su
liturgia será expuesta en interrogatorios que el inspector Roderick Alleyn
conducirá hábilmente para descubrir la verdad. No sobre la vida eterna sino
sobre la muerte de Cara Quayne.
El Éxtasis mortal tiene lugar en el momento de la revelación, lo que indica cuan peligroso es para los seres humanos querer acercarse a los dioses.
Todos los presentes en el momento de producirse la muerte y
solo estos son sospechosos del asesinato. Unos presentes a quienes no solo
motiva el interés religioso, sino que manifiestan también un comportamiento
terrenal donde la codicia, los estupefacientes y los instintos sexuales
destacan sobre otros también pecaminosos.
La trama gira en torno al círculo de sospechosos y se
suceden los ingeniosos juegos de despiste para que, aun teniendo la certeza de
que el asesino está entre ellos, la duda permanezca el mayor tiempo posible.
Ngaio Marsh |
Ngaio Marsh critica y satiriza la necesidad de creer en un ser
superior capaz de regir el destino de la humanidad y juzgarla por sus actitudes
y comportamientos.
Expone esa debilidad remarcando la ingenuidad de los
acólitos cuya fe les impide cuestionarse lo que analizado correctamente no
dejarían de ser más que falacias insostenibles.
Y lo hace en brillante modo policíaco plagado de ironías y
cuajado de diálogos con los que deja malparados a algunos de los arquetipos, representados por los protagonistas, a algunas creencias y a todas las imposturas.
Una novela policíaca de estructura ortodoxa, perteneciente
a la escuela británica de la época dorada del género, que no defrauda a quien se acerca a su lectura consciente de lo esta le puede ofrecer.
Me llama el planteamiento, encima no conozco al inspector Alleyn, a darle una oportunidad. Gracias por la reseña
ResponderEliminarGracias a tí por pasar por aquí y comentar ;-)
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