martes, 5 de febrero de 2019

De perros y de huesos de Colo

Una historia de historias.

Lavapiés, Madrid, pero podría ser un barrio de Marsella, o una zona de Brooklyn o la periferia de París o el Raval en Barcelona. Lo que se cuenta no tiene patria ni bandera, ni tampoco gente especial: solo gente como con la que nos cruzamos en la calle o yendo en coche.

No son personajes castizos de una zona geográfica sino castizos de una forma de vida: de entenderla y de sobrevivirla.

Un comic que entrecruza el costumbrismo con el género negro, que sorprende con giros que ayudan a reforzar, si cabe, la trama en donde los personajes, todos absolutamente carismáticos y absolutamente creíbles, son los verdaderos protagonistas. El Turco forma parte desde el momento de darse a conocer del imaginario comiquero por excelencia.

Unos personajes que nos parecen conocidos por ser habituales en films de Spike Lee, salvando el color, y sobre todo de los hermanos Coen. Próximos y a la vez lejanos pero siempre presentes.

Una historia de barrio.
De perros y de huesos es una historia de historias donde todos buscan sacar tajada, una estructura piramidal desde el tráfico al trapicheo, donde cada uno tiene su rol y que enlazando unas entradas en escena con sus correspondientes salidas no faltan guiños a Tarantino, incluido su Sr. Lobo.

Una historia de tráfico de drogas y consumo, en la que no puede haber sensiblerías y entre la que destaca un pintor, Suso, al que Boris le encarga la confección de un mural en el sótano de su pub en el barrio de Lavapiés. Una jirafa entre ceñudos y cabizbajos ñus.

Una historia que no explica nada nuevo y donde lo nuevo es la forma de explicarlo. Hay muchas formas de ser original y en este género tan trillado, Colo opta por la eficiencia en lugar de la eficacia.

Colo
Jesús Colomina Orgaz, Colo, el autor, demuestra que le apasiona el dibujo y que no le va el convencionalismo. Se inventa su propio estilo, donde prima la bis narrativa pero sin renunciar a ser creativo y obtiene un resultado tan personal como fascinante; incluso en la presentación de los bocadillos de los diálogos, esa transparencia velada que hace que las voces se despeguen de la página y se oigan en sonido envolvente.

Un debut de alguien que ha arriesgado y que supone una magnífica noticia para los amantes del comic y, en este caso, del noir, del que, sin desprenderse de su esencia, consigue trascender su previsibilidad. Una obra inteligente, con diálogos muy cuidados y un grafismo excepcional y un final redondo. Ojalá haya venido para quedarse.

Háganse con él pronto que ya saben que cada vez las tiradas son de menos ejemplares y prácticamente no hay reedición.

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